Capítulo 8: El arbol y la estrella.

11 1 2
                                    

"Miró por la ventana y se encontró con una hermosa niña de cabellos turquesa, piel blanca con los ojos cerrados y las manos sobre su pecho"

Pinocho-Carlo Collodi

Pino picaba la piedra con la pica mejorada, sonreía mientras trataba de no hacer contacto visual con los demás niños y esclavos de la mina, nadie sabía quién era y a pocos le importaba.

-¡Hey Ocho!

Gritó Lampwick, un preadolecente capataz de su sección, muchas veces los huérfanos terminaban como él; transformados en marionetas obedientes del imperio. No sabia como... pero se había ganado la amistad del insoportable muchacho.

-Voy a ir al comedor por algo de tomar... ¿quieres que te traiga algo?

A diferencia de las minas en las islas dálmatas, la mina en la que habían infiltrado a Pino era una mina oficial, que había sido revitalizada cuando su majestad había detectado la presencia de un cristal Meteoritita en las profundidades de la cueva.

-Solo un vaso de agua

Lampwick caminó a la salida de la sección de la cueva, Pino volvió al trabajo, sentía las miradas de odio de varios de los niños cuando había hecho el pedido, pero le importaba poco... en el tiempo que llevaba en la cueva Pino se había comportado como una persona distinta; después de todo lo habían introducido como Poncho Banderas y no como Pino Poledin, si es que ellos se encontraban Poncho hubiera peleado con el ascendente. Era obvio que tendría que ser un chico igual de malo que Lampwick si quería sobrevivir, así que ahora que eran amigos todos les temían.

"Weeeo, weeo"

Sonó la sirena que marcaba el inicio de la hora del almuerzo, Pino dejó la pica encajada en la roca y caminó fuera de la cueva como si fuera dueño del lugar, después de todo tenía una mala reputación que mantener. Pasaron entre los túneles y cavernas hasta llegar al sótano de la cueva principal, donde la estructura metálica se fundía con el interior de la caverna, era bastante impresionante como había sido transformada de mina en un complejo habitable en un lapso tan corto de tiempo... habitaciones, Salones y entradas por casi todos lados, era más un bunquer  que una mina, tal vez en verdad lo era... y tal vez se estaban preparando para lo peor, no es como si puediese haber una guerra mundial, ya habían sido seis las catastróficas maneras en las que el hombre había llegado a su casi extinción, si había una guerra mundial, tendría que ser cuerpo a cuerpo... pero con lo letal que algunos mages se habían vuelto, con los virus y las bombas aún guardadas en lo profundo de los templos de los acuerdos, ¿quién sabe lo que se podría desatar?
Raeb era una criatura precavida al de verdad mandar la similitud a un bunquer en la construcción de las minas; porque de desatarse una catástrofe global estaría listo para todo.

Dejó de pensar y tomó la bandeja que Lampwick había dejado para él con una botella de agua, Pino fue el primero en la fila, siempre era el primero, muchos niños estaban aterrorizados del joven... algunos decían que al se transformaba en las noches en vampiro y le succionaba la sangre a los que llamaba a su oficina, algunos aseguraban verlo transformar su brazo en un látigo, la verdad es que todo era un terrible rumor, mucha gente le temería al hijo de un changeling ciertamente pero Lampwick era tan normal y ordinario que lo único que asustaba era lo bien que acataba las órdenes de sus superiores y su cambio de personalidad cada vez que trataba de complacerlos.

Pino miró la bandeja en sus manos: una manzana roja y grande, puré de patatas, verduras, una pieza de pollo casi en su punto, la comida era mejor que la que hacían los rebeldes ciertamente, la mina a parte de ser similar a un bunquer y una prisión bien podría ser una escuela, los niños se acomodaban en mesas con demás niños con los que se habían amistado, y luego estaba Pino, el no pertenecía a ninguna mesa... excepto a la de Lampwick donde Gideon y Joan aguardaban con sus ojos de colores y dientes afilados, listos para decir basura sobre los demás.

—¿Que tal el trabajo Ocho?

—Una basura como siempre.

—Al menos no te toca ser un buscador—Dijo Gideon con una sonrisa falsa en la que se notaban sus caninos de zorro.

Los niños kitsunes, mages y nymphs eran seleccionados para aprender a usar habilidades de rastreo en las minas, debían encontrar la energía de los cristales y señalar dónde habría un nuevo sitio de extracción.

—Bueno ustedes pasantes no lograrían llegar ni a mitad de entrenamiento de guardia, uggh mis músculos me matan.

Joan al igual que otros niños Felinos, faunos y algunos pocos humanos eran seleccionados para convertirse en futuros guardias imperiales y eran convertidos en armas.

—Nunca he visto chicas musculosas.

—Eso e por qué todas en la mina saben que eres un zorro estúpido de mierda.

—Es cierto Gids, ni siquiera las niñas del sector G5 te creerían el juego.

Admitió Lampwick antes de darle un trago a su botella de agua.

En el tiempo que llevaba en la mina, Pino había notado la llegada de la pubertad, sus músculos se volvían más fuertes, su altura había aumentado, al lado de los adolescentes en la mesa era apenas notable el cambio. Siguieron hablando... Pino quería que terminara la conversación... entonces miró a un grupo de chicos arremetiendo con una chica de pelo azul ¿una recién llegada tal vez? Pino nunca antes la había visto... pero si a los bravucones: Jeremy y Jason Capra, un par de faunos estúpidos. Pino escuchó la conversación.

-Vamos ven con nosotros al baño y tal vez no te hagamos nada.

La chica se negó, mientras Jeremy la agarraba del brazo y Jason le tomaba del otro y la ponía contra la pared.

-No lo repetiremos dos veces muñequita.

Cerca... estaban muy cerca de ella.

Pino no resistió más; se levantó de su asiento y gritó en dirección a los Capra.

-Hey este no es un lugar para sus cochinadas, hijos de puta... si ella no quiere ir con ustedes déjenla.

-¡¿Tu quien te crees Banderas?!- gritaron de vuelta.

-!!Hazle caso a Ocho ahora a menos que quieras problemas con mis jefes fauno de mierda¡¡

-¡Uuuh su novio salió a defenderlo!

Pino, desenfundó la pica mejorada.

-En serio estás acabando con mi paciencia Capra, tú y tu gemelo.

Los dos muchachos soltaron a la joven, su miradas cambiaron a temor y salieron corriendo de la escena, Pino no se había percatado de la pesada mirada de todos los niños en la mina hasta que el pleito había sido evitado.

-¡Todos a comer no hay nada que ver!-Ordenó Lampwick- ten cuidado con esos idiotas, que si vienen tras de ti no dudes en que ayudare a tu venganza.

Pino volteó y se sentó de vuelta en la mesa con Lampwick, después de aquel susurro se mantenía con la guardia en alta

-Wow Ocho eso estuvo increíble-dijo Joan mordiendo una pera-deberías hablarle a la chica... es nueva lo más seguro, a los Capra les gusta la carne nueva e indefensa.

Pino se levantó, caminó en dirección a la chica de cabello azul y le dijo:

-Ven con nosotros, tal vez así los idiotas no te buscarán.

-Está bien... gracias por cierto... por salvarme.

-No hay Problema. Me llamo Poncho Banderas.

-Mi nombre es Astra... Seelie Astra-dijó ella sonriendo y mostrando unos dientes preciosos, Pino la miró en ese momento y se dio cuenta de lo bella y enigmática que era la chica de cabello azul.

Historias Oscuras y Viejas  volumen 2 ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora