~~~> Capitulo 14

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Viernes.

Último día de la semana laborable, por fin llegaba el deseado fin de semana. Normalmente a Jeon no le importaba en absoluto ir a trabajar, le gustaba su trabajo, disfrutaba de él. Le gustaba el ambiente de la oficina, y las charlas con los amigos sobre los chicos, las conquistas, todo eso era genial... hasta ahora.
Desde el lunes, se descubrió deseando volver a casa para ver a su maldito y sensual vecino. Y desde la noche anterior, lo quería ver más que nunca. En principio quería volver porque no había podido pegar ojo en toda la noche, y no se enteraba de nada de lo que leía. El día estaba siendo horrible. Su secretaría le había tenido que repetir unas cuantas de veces la misma cosa. Su mente se iba.
Pero sobre todo lo quería ver, quería ver aquellos ojos cafés de nuevo. Dios ¿Por qué siempre después de un buen polvo todo se fastidiaba? Joder. Le hubiera gustado disfrutarlo más, le hubiera gustado hacer el amor más veces... toda la noche a ser posible.
Frustrado miró el reloj ¿Por qué pasaba tan lento el tiempo cuando uno quería que se acabara el día?
Se imaginó a su vecino con su bella sonrisa, sentado en la misma terraza que la otra vez, seguramente alguno de los tíos pegajosos se le acercaría... y él estaría al acecho para espantarlos.
Volvería por él, le demostraría que no había tenido nada que ver con su amigo, se acostaría con él, y después todo volvería a la normalidad.
No, primero iba a disfrutar un poco de él; lo iba a llevar a cenar.

-Si... -susurró.
Le demostraría que no era lo que él pensaba. Se imaginaba la cara de sorpresa de Jimin cuando se presentara en su puerta y lo invitara a salir; una sonrisa se alojaba en aquel hermoso rostro. Pero la realidad lo golpeó, quizás se resistiera... su vecino era un chico difícil; pero él lo convencería. Si... saldrían juntos esa noche.
Una tregua de una noche.
Solo rogaba que la tregua no fuera como la del día anterior.
Utilizaría toda su persuasión, le llevaría flores... sería amable... si, aquello era pan comido.

Bolsas. Bolsas. Bolsas y más bolsas.
¡Como le gustaba ir de comprar! Sobre todo para quitarse el estrés. Mirar ropa, zapatos, libros, y demás cosas lo había ayudado para olvidarse un poco de su vecino... tan solo un poco. Pero algo era algo. Necesitaba quitárselo de la cabeza, su imagen lo acosaba, sus caricias, sus manos su boca, todo él lo acosaba, no podía ni cerrar los ojos.
Por eso mismo, después de haber pasado una noche muy agitada entre sueños muy movidos. Decidió irse de compras.
Se había pasado horas y horas mirando y probándose primero ropa, más tarde se había ido a la tienda de lencería y se había comprados unos cuantos conjuntos de una sexy ropa interior, aquello la hacía sentir femenino y seguro. Después se había dirigido a la zapatería, donde se había comprado tres pares de zapatos unos de charol negro, tenis y unos zapatos cómodos para andar en casa y por último se había dedicado a mirar libros, allí se había pasado horas, eligiendo, leyendo sinopsis, pasando de uno a otro sin saber cual coger; como solución se había comprado casi todos los que le interesaban.
Y ahora iba cargado como una mula, con montones de bolsas.
Deseaba llegar a casa y soltarlo todo. Se ducharía y estrenaría uno de los trajes que se había comprado, y las fabulosos zapatos de charol negros, se iría por ahí un rato.
Aunque pensándolo mejor, quizás hiciera eso al día siguiente. Le apetecía tirarse en el sofá con uno de sus libros, y un enorme vaso de Coca – Cola.
No estaba seguro.
Bueno, ya lo decidiría más tarde.

Las puertas del ascensor se abrieron y él sujetó con fuerza sus bolsas, salió de él y paró delante de la puerta de su casa, haciendo malabares rebuscó en su bolso y sacó las llaves.
El bolso en la boca, los brazos cargados de bolsas, las llaves sujetas con dos dedos mientras intentaba ver.
-¿Se puede saber dónde has estado?
Pum... él dio un brinco, soltó un grito de susto, haciendo que el bolso cayera y su contenido se esparciera.
-¡Joder, Jeon, que susto! –gritó él.
-Lo siento –se disculpó él- no pretendía... asustarte.
-Bien, pues tu propósito ha sido nulo, ¡me has asustado! Y mira como está todo...
Jimin alzó los brazos colocando las bolsas bien, y se agachó, en seguida las bolsas bajaron y se apoyaron en el suelo, enfadado y frustrado, volvió a hacer el intento, aquello era surrealista, ¿Por qué no dejaba primero las bolsas? Jeon se agachó a ayudarlo y comenzó a recoger y echar dentro del bolso.
-Lo siento, Jimin. No pretendía asustarte así.
Él suspiró.
-No te preocupes, Jeon. No pasa nada.



asta aquí por hoy, ya que es tarde y mañana tengo que ir a la universidad espero y les haya gustado y comenten si les gusta y que creen que pase en el siguiente capitulo  



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Jugando con fuego +18⭐ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora