Frente a frente

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XI


Inuyasha bajó del auto y abrió la puerta del copiloto para que saliera su linda novia. Tenían pensado ir al departamento de su hermano mayor para recoger las cosas de Kagome.

—¿Estas segura de defender a esa joven? La verdad no creo que puedas ayudarla, está hundida y más si Sesshomaru...— Guardó silencio al darse cuenta de que Kikyo se quedaba rezagada y le miraba molesta.

—¿No confías en mí? ¡Este es mi mayor reto y quiero que sepas que no le temo a tu hermano! ¡Yo ayudaré a Kagome!— Estaba tan furiosa por la actitud del peliplata, ya que a su forma de ver las cosas, segura estaba de que su prometido la consideraba una inútil.

—¡Vale! Perdóname ya, soy un idiota...—

—Lo eres— Dicho esto lo ignoro por completo y camino de él.

—Ya te pedí perdón— Corrió para darle alcance antes de que cerrara la puerta del ascensor y lo dejara abandonado.

Llegaron en cuestión de minutos y llamaron a la puerta. Una cara muy conocida, se presentó ante ellos.

—¿Kagura?—

—Oh, pero si son los tortolitos—

—Venimos a ver a Sesshomaru— Soltó Inuyasha un tanto molesto, mientras la hacía a un lado para abrirse paso hacia la residencia.

—Vaya pero que vulgar— Murmuró aquella con marcado enfado.

Una dulce melodía se escuchaba por todo aquel sitio.

Sesshomaru tocaba el piano con una gran destreza, algo que tenía celoso a Inuyasha, ya que en las cenas de Navidad se llevaba todos los elogios de parte del padre de ambos y algunas veces de su propia madre. Tuvieron que esperar hasta que terminó, solo entonces se dio cuenta de su presencia.

—Inuyasha, Kikyo— Saludo fríamente, algo normal ya para la joven pareja.

—Vengo por las pertenencias de Kagome— Soltó la joven de ojos castaños.

—¿Y para que las necesitas? ¿De dónde la conoces? No me digas que...—

—¡Si! Soy su abogada— Sesshomaru se sorprendió pero no se burló de ninguna manera.

—Me gustaría tenerte como rival, eres muy diestra en leyes, así que no me molestaría que por primera vez resultaras triunfadora contra mi...— Le dijo con sinceridad.

—Será fascinante poder vencerte— Le tendió la mano y él correspondió, poco después el hombre se alejó a las habitaciones, para regresar varios minutos después trayendo las cosas de la muchacha. Murayama se echó la mochila al hombro y observó a su novio.

—Debemos irnos, nos vemos mañana en la corte— Inuyasha tomó de la mano a Kikyo y se alejaron rumbo al departamento de la morena.

—Que perdedora...— La joven Kumamura no perdió tiempo en destilar su veneno.

—Kikyo es una mujer emprendedora, deberías aprender de ella— Soltó el peliplata sin ninguna consideración, haciendo que Kagura se pusiera roja de coraje.

¡No me sueltes!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora