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no puedo dormir. . . no puedo.
04:37

kevin 🌙

¿voy a tu cuarto o tu vienes a este? no te voy a dejar solo.
04:38

yyo voy para allá.
04:40



















Y lamentable era el hecho de que Hyunjoon había tenido una pesadilla a las dos de la mañana, después no pudo dormir más. Su mejor medicina era Kevin, no sabía qué haría sin él. Se levantó de su cama silenciosamente mientras cargaba ese peluche de gato en sus manos, un gato blanco y negro, desgastado y tierno. Al igual que él en esos instantes.

Abrió la puerta de su habitación y bajó las escaleras procurando no despertar a su madre que siempre llegaba cansada. Ya en el primer piso, caminó hasta el cuarto donde se quedaba Kevin. Su mano se deslizó por la manilla de la puerta y entró. Hacía frío, mucho frío estando de noche y casi era invierno, pero aún de esa manera estar con Kevin era lo más cálido que había podido experimentar en su vida.

Rastros de lágrimas se veían en el rostro del mayor, Hyunjoon no entendía pero se concentró en sonreírle delicadamente para que no se rompiera más. Juntó sus cuerpos al acostarse en la cama donde dormía el canadiense hace ya más de dos semanas. Lo abrazó fuertemente y le dio besos en la mejilla. Cuidadosamente y con una voz casi inaudible le susurró. ㅡKevin, ¿qué es lo que, pasó?
Para su suerte el mayor lo escuchó. ㅡSólo, extraño a mi hermana.
Hyunjoon lo entendió, su hermana había muerto a una edad muy pequeña. La dulce y tierna niña tenía al menos unos siete años cuando le diagnosticaron neumonía. Menos de un año después de eso, falleció. Un hecho terriblemente trágico.

Después de la muerte de la pequeña, fue cuando la familia de Kevin decidió irse del país. Como si fuera culpa del lugar y le fuera a pasar a Kevin también. El rogó quedarse ahí con Hyunjoon, sin embargo no lo dejaron. Y la mayoría de años que pasó en tierra extranjera nunca se sintió tan feliz como en los momentos que pasaba con el menor.

Antes de que Kevin pudiera volver a llorar, Hyunjoon hizo un puchero. Desde que eran pequeños a Kevin le daban risa y ternura sus pucheros. Logró que el canadiense formara una sonrisa satisfecha en su hermoso rostro, así se sintieron mejor ambos. Y como si fuese parte de cada día desde aquella vez que juntaron sus labios por primera vez; se besaron de nuevo lenta y delicadamente. Le dieron fin a esa maravilla de la que sólo ellos sabían y recostándose más profundo en las sábanas por el frío, cayeron dormidos.

insomnio ー kwall。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora