insomnio ー kwall。

08

Hyunjoon había acertado, era Kevin quien le enviaba los mensajes hace ya un mes o más, pues recuerda que cuando eran sólo niños, cada vez que el mayor era castigado o acosado de algo que sí hizo, no respondía a no ser de que cambiaran de tema. No respondió el mensaje en el que dijo su nombre. En ese momento se sintió feliz. No sólo por haber descubierto a cierta persona que ya era importante en su vida, si no también porque era alguien que amaba de una manera muy peculiar. Lo extrañaba mucho, y ya no estaba enterado de si Kevin estaba en Corea y esta era una manera de volverse a ver, pero "sorpresa".

El menor de dieciséis años, al ser un domingo en la mañana, despertaba de a poco; el día anterior no había obtenido la ayuda de Kevin. Le había costado más el dormir y se había dormido a las 5 de la mañana sólo por estar pensando en él. Un poco irónico que esa persona que durante años te ayudó a dormir de un día a otro te quite todo el sueño.
Hyunjoon terminó cayéndose de su propia cama por esa alarma que ya sonaba por sexta vez en su "mañana", pues eran las 2 de la tarde y si su madre estuviera la alarma no tendría tiempo para sonar si quiera. La madre de Hyunjoon era mejor que cualquier alarma, porque puede que al escuchar cosas así se piense en despertar al pequeño con gritos o cosas así pero no, aquella mujer lo despierta rociándole agua en la cara, así se tiene que levantar a secarse y su modo funcionamiento se activa.

Pasaron unos diez minutos, otros veinte, hasta que se convirtió en otra hora más. Hyunjoon finalmente se levantó y cuando estaba terminando de vestirse, llegó su madre. Su querida madre. Almorzaron entre algunas risas hasta que Hyunjoon preguntó a su mamá si podría intentar tener una siesta debido a que durmió mal. Ella asintió y este se tiró en su cama a intentar, intentar e intentar hasta que escuchó al timbre de su hogar sonar. A esas horas la madre del menor tenía que irse otra vez, se juntaría con unas vecinas y de paso cocinarían algo, o eso le prometió a Hyunjoon aquella mañana, traer comida. Sorpresivamente su madre lo llamó diciéndole que era alguien que lo venía a visitar a él, después de mucho tiempo. No quiso sentirse muy nervioso pensando en que habían posibilidades tremendas de que fuera Kevin, pero casi vomita de la emoción. Todo ese sueño se había esfumado por unos segundos, se apresuró a echarse una mirada en el espejo para después bajar las escaleras y echar un vistazo a la sala.

Tal como imaginó, era Kevin. Quiso echarse en sus brazos a llorar una eternidad, pero frente a su madre eso no sería un acto honorable. Así que sólo pudo hacer muecas de sorpresa lo más grande que antes pudo antes de abrazarle con todas sus fuerzas. ㅡChicos, perdón por interrumpir el encuentro, pero ahora me voy. Kevin te pido que cuides de mi pequeñito, nos vemos~.
Su madre cerró la puerta y se fue. Ahora sí podía echarse encima de Kevin y llorar como deseaba; una parte de él se había ido cuando el mayor se tuvo que ir del país.
ㅡTe extrañé, te extrañé tanto.
Hyunjoon hizo un gran esfuerzo por no llorar pero falló en el intento. Kevin lo abrazó también sabiendo que el menor lo necesitaba tanto como él, casi uniendo todas sus piezas.
ㅡLo sé, lo sé Hyundoonie, pero por favor no llores.
Con delicadeza el mayor secó las lágrimas de su pequeño gran amigo, a quien no veía desde hace varios años los cuales habían parecido una gran eternidad.

Fue entonces cuando Hyunjoon le sonrió. Le sonrió en nombre del aprecio que sentía por él. Le sonrió en nombre de un agradecimiento. Le sonrió en nombre de expresar su felicidad.

Horas más tarde, hablando de la idea de Kevin de los mensajes anónimos, hablando de cómo le había ido por fuera del país, decidieron ver la película de infancia que solía ser la favorita de ambos. Big Hero 6.
Al terminar de ver la película y disfrutar de recordar momentos en los que apenas y sabían cómo colorear por dentro de las lineas, a Hyunjoon le dio mucho sueño. Y Kevin sintió como si estuviera intentando hacer que un pequeño gatito durmiera a su lado. Apoyado en él, lucía como un tesoro que nadie más debería tocar.
Caricias por parte del mayor fueron repartidas en el cabello de Hyunjoon, y como una costumbre de infantes, el menor se abrazó a él. No había escena más dulce que aquella. Y sólo ambos lo sabían.