Akame tenía que admitir que el baño había sido muy agradable, se sentía más fresca y relajada.
-----
Lo primero que notó al momento de levantarse para ir al cuarto de baño fue que tendría que cojear, o por lo menos no apoyarse tanto en esa pierna, ya que los puntos que tenía eran recientes.
Para bañarse tuvo que deshacerse de las trenzas que tenía a ambos lados de su cara, dejó las cuentas que sujetaban sus trenzas en el lavabo que estaba al lado de la bañera, su listón lo había dejado en el buró de la otra habitación; pero antes de meterse en la tina, vio por el rabillo su reflejo en el espejo del lavabo, por un momento vaciló si verse o no en el espejo, no era muy fanática de su persona, al final decidió meterse sin más al agua.
Se tomó su tiempo para limpiarse, una razón era para tener cuidado con las heridas que tenía pero la principal era porque no había tenido un baño decente en semanas.
Yuga le había indicado qué era cada cosa que le habían dejado los sirvientes dentro del baño, además del jabón, shampoo y esponja; había sales aromáticas y aceites para el cuerpo que olían muy bien, le habían dejado también varias toallas y un par de batas de baño, Akame no entendía porque le habían dejado dos, pero no lo cuestionó, simplemente agradeció. En el lavabo había diferentes artículos de belleza, lo único que ella apuntó fuero el cepillo para el cabello y el de dientes.
Antes de salir del baño; secó y cepillo su cabello, lavó sus dientes, se puso una de las bata, tomó las cuentas y las metió en el bolsillo que tenía la prenda.
Lo primero que notó al entrar de nuevo a la recámara fueron los tres hermosos vestidos que se encontraban extendidos sobre la cama. Akame se acercó lentamente, pasando la mirada sobre cada una de las piezas.
- ¿Alguno que te guste?
Se sobresaltó por la repentina voz, ni siquiera había visto que estaba en la habitación. Además, ahora había otra dos mujeres, una a cada lado de Yuga, parecían casi de la misma edad que la enfermera.
- Lo siento, no quise asustarte.
- No, está bien, no tiene por qué preocuparse.
Yuga se hizo a un lado y extendió su mano hacia las dos mujeres.
- Akame, ellas son Xia y Huan, te ayudarán con el peinado y a ponerte la ropa que elijas.
De inmediato, ella se tensó y fue bastante obvia.
- No te preocupes, solo te ayudarán con las prendas exteriores. Puedes ponerte lo interior tú sola - la enfermera señaló la mampara que estaba al otro lado de la cama, junto al ropero.
Akame soltó el aire que había estado conteniendo sin darse cuenta, agradeció a Yuga con una tímida sonrisa, tomó la bata que la mujer le tendió frente a ella y se puso detrás de la mampara.
Mientras se vestía, mentalmente agradeció a su amiga en casa que, en medio de juegos, le había enseñado algunas clases de etiqueta y cómo ponerse esos complicados vestidos tradicionales para los festivales que se hacían en casa durante el solsticio de cada estación.
No le gustaba la idea de que alguien más estuviera tan cerca de ella, no tenía problemas con el contacto físico, siempre y cuando estuviera familiarizada con la persona. La iban a vestir, eso quería decir que tendría manos de extraños sobre ella; al menos Yuga fue considerada y dejó que se pusiera la primera pieza ella sola. Supuso que esta clase de atención era parte del protocolo del palacio, incluso con los invitados.
Una vez que se puso las prendas de vestir interiores, Akame salió detrás de la mampara y se dirigió de nuevo hacia los vestidos, estiró una mano y rozó con la punta de los dedos las diferentes telas.
ESTÁS LEYENDO
Después de todos estos años
FanfictionAkame es una chica que busca raíces a las cuales aferrarse después de que en los últimos años su vida diera varios cambios que la han hecho replantearse su lugar en la vida. Esta decisión la lleva hasta la Nación de Fuego donde, después de ciertos a...