Capítulo 4 - Viejos senderos

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Hasta ahora, la cena estaba transcurriendo con total tranquilidad, habían servido uno cuantos aperitivos mientras la verdadera comida terminaba de estar lista. Fue cuando salió a la luz la preferencia que tenía Akame por lo dulce, ella sola se delató después de que había prácticamente bañado su porción con la salsa más empalagosas que tenían sobre la mesa.

Eso fue hasta que empezaron a servir la sopa.

Pusieron en medio de los cuatro integrantes dos grandes cuencos que parecían ser de porcelana, el contenido en uno de ellos tenía una tonalidad más oscura y rojiza que el otro. Entonces la nariz de Akame detectó inmediatamente el olor a pimiento picante que provenía de la primera vasija y un segundo después sintió como su boca comenzaba a producir saliva en exceso.

- ¿Eso... esos son fideos volcán? – preguntó con tono esperanzador mientras miraba el gran tazón.

Inmediatamente los tres miembros de la familia real giraron sus cabezas hacia su invitada completamente sorprendidos.

- Si, - contestó Zuko mientras una ligera sonrisa se asomaba sobre él – ¿cómo es que los conoces? Hasta donde tenía entendido solo se hacían en la Nación del fuego.

- En casa, la mamá de una amiga proviene de aquí y hubo una temporada en que pasaba todo el día con ellas dos así que... - Akame se encogió ligeramente de hombros y no pudo evitar que una sonrisa traviesa se formara en su rostro – básicamente era acostumbrarse a la sazón o morir en el intento, supongo que me adapté bastante bien, me gustan mucho.

- En ese caso, sírvete con total libertad – El Señor del fuego hizo un gesto con la mano para que uno de los sirvientes llenara el plato de la chica – Solamente te recomiendo que lo pruebes antes, ya que en realidad son bastante pi...

Antes de que él terminara de hablar, Akame ya había empezado a sorber los fideos y Zuko miró la salvadora de su hija con extremo pánico; incluso dentro de la Nación del fuego había un sector de la población bastante reducido que podía tolerar ese platillo...

- ¡Esto sabe delicioso! – exclamó ella entusiasmada.

Las reacciones se dividieron:

Zuko no podía creer la capacidad que tenían las papilas gustativas de esta niña.
Izumi miraba asombrada y con gran alegría que su heroína estaba disfrutando la comida de su casa.
Mai simplemente dejó salir una discreta sonrisa mientras desviaba la mirada.

Akame estaba deleitándose con el exquisito sabor de los fideos; si, estaban calientes y muy picantes, pero había un perfecto equilibrio entre las especias junto con la pasta, las verduras y

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Akame estaba deleitándose con el exquisito sabor de los fideos; si, estaban calientes y muy picantes, pero había un perfecto equilibrio entre las especias junto con la pasta, las verduras y... ¿eran trocitos de pollo komodo? ¡Rayos! Todo sabía tan bien.

Entonces sintió el repentino silencio que la rodeaba, lentamente levantó la mirada y notó tres pares de ojos que la miraban estupefactos. Mierda ¿Qué hizo mal? ¿Comer antes que los demás? ¿Hacer ruido mientras comía? ¿A caso aquí agradecían por los alimentos antes de comer? La lista podía seguir y ella simplemente dejó los palillos a un lado de su plato y luego bajó la mirada.

Después de todos estos añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora