"¿Dónde has estado toda mi vida?" -Capítuo 13-

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—     Gracias —dije levemente y el me abrazo. ¡oh dios, un contacto físico! Mi conciencia se quedó helada, mi corazón saltaba y se burlaba de mi conciencia, la cual decía que él no se fijaría en mí, já. —

Cuando nuestro abrazo termino, nos separamos ambos con una sonrisa en la cara, de felicidad, de contención, aun no sé cómo definirlo. Entramos al edificio, y nos dirigimos hasta las escaleras, el empezó a subir a paso ligero y yo quede atrás, estatura media alta le facilitaba subir a pasos grandes las escaleras. Cuando se dio cuenta se paró en el descanso en seco, me miro, sus ojos brillaban junto a una hermosa sonrisa, lo mire pisando los últimos escalones, con una sonrisa en mi rostro que él causaba esto. Me extendió la mano para ayudarme y me dio paso adelante, ¿tan caballero va a ser con un esqueleto como yo? 

—     ¿recuerdas la primera vez que hablamos fuera del edificio de la editorial? —me dice sonriendo, pisando las ultimas escaleras que nos quedaban para subir a la planta en la que se encontraba mi departamento—

—     Claro que lo recuerdo, ¿Por qué lo preguntas? —en ese momento me acuerdo cuando se me acerco y me dijo todas esas cosas con una sonrisa y sonreía—

—     ¿recuerdas cuando te dije “¿Dónde has estado toda mi vida?”? —sonríe—

—     Claro que lo recuerdo… —¿quería recordar y decirme algo sobre eso?, me sonroje al pensarlo y baje mi cabeza—

—     Me toma de la barbilla, para que lo mire a los ojos, ¿¡por qué está haciendo esto!? — bueno, quiero decirte que en ese momento lo dije como algo del momento mismo, pero hoy lo digo de verdad, Daina, ¿Dónde has estado toda mi vida? Eres la persona perfecta para compartir mi vida, yo le he dicho a mi padre de que te diga de venir con nosotros, en estos últimos días no te pude tener lejos, siempre has estado aquí —apunta a su cabeza— y aquí… —apunta su corazón— sin duda alguna, has estado en mi mente día y noche sin parar.

—     Oh… — me sonroje y baje la cabeza, volvió a sostener mi barbilla para mirarlo a sus ojos color cafés hermosos que tiene—

—     No quiero pedirte que seamos novios, sé que aún debemos conocernos más, tenemos que compartir más cosas, sin duda lo sé, pero te quiero cerca de mí, que no te me despegues. —se ve tan sincero, ¿lo dirá de verdad? — no te diré que te amo, pero… quiero que sepas que… te quiero, porque somos iguales, porque tenemos cosas en común. A veces pienso que al fin y al cabo ambos somos iguales.

—     Justin, yo también te quiero. —oh no, mi boca de nuevo sincera como siempre. En mi rostro de dibujo una leve sonrisa y en la de él, de pasar a estar tan serio paso a sonreír un poco. — aún creo que debemos conocernos más, pero, en estos días te sentí más cerca que nadie y quiero que estés aquí conmigo. — ¿por qué dije eso? ¿quería decirlo? No sé. Es que, nunca experimente esto, y creo que él podría ser el primero, aunque fuera una decepción gigante, debo explorar este mundo tan desconocido.

Me abrazo, aquí se había terminado la charla, o eso creo. Me acompañó a mi habitación a hacer el bolso, eligió algunos cuantos libros que le prestaría para el viaje, no le negué en fin ¿y si pasamos el resto de la vida juntos? Le debo compartir mis libros, sonreí al pensarlo.

—     ¿Recuerdas cuando hace tres días atrás una de tus bragas se atoro en mi zapato? —se echó a reír—

—     Oh no, ¡eso sí que fue vergonzoso! Sin duda alguna —reí— pero podrás ver que ahora mi casa está mucho más limpia y ordenada. —reí y me dedico una hermosa sonrisa— Y otra cosa, borra eso de tu memoria, ¡por favorr!

Recogí algunas cosas hasta que se hicieron las 5 pm. Y nos decidimos a tomar ambos un té, en estas dos horas que estuvimos riendo, el contando sus anécdotas y contando chistes ninguno de los dos recordó o sentía ganas de fumar, ¿esto era bueno?

A las 8 pm partimos de mi casa hasta la casa de mi jefe, es decir el padre de Justin. ¿Cómo debería llamarlo después de lo que me dijo él?  ¿Suegro? ¿Jefe? No sabía su nombre y entonces en el camino decidí preguntarle a Justin.

—     Una pregunta, sonara medio incómodo o raro tal vez, pero… ¿Cómo es que se llama tu padre? —sonreí como niñita y me acaricio la mejilla, ¡oh dios! Otro contacto después de los abrazos, los cigarros compartidos! —

—     Jeremy —ríe— estoy seguro que no sabías como decirle, si “señor” o “jefe” o lo que se te ocurriese en el momento, ¿verdad? ¿me equivoco?

—     niego con la cabeza riendo— es que no sabía — hice puchero—

—     no hagas eso —dijo riendo, tierno, mirándome —

Seguimos hablando y riendo hasta que llegamos a un elegante edificio, por fuera se veía bastante elegante, en sí, era elegante. Justin me ayudo con mi maleta y llamo al ascensor.

—     Creo que no deberías, soy claustrofóbica. —hice mueca de disculpas—

—     No te preocupes, entonces iremos por las escaleras, no esta tan lejos, ¿o sí? —me miró pensativo— ¿el tercer piso es lejos? —sonrío—

—     No nene, no es lejos, no te preocupes, subiremos.

Ambos subimos riendo, el siempre con mi maleta todo un caballero, no había manera de decirle que no porque si lo hacías igual no iba a dejar que cargues esa maleta gigante, lo digo por que me hice eso a mi.

Una vez adentro del departamento de mi jefe, Jeremy para ser mas precisa, ¿Cómo debía decirle en este tiempo que iba a estar lejos pero cerca de él? ¿Jefe? ¿Jeremy? No lo sé.

Jeremy me invito un vaso de agua, vino, gaseosa, algo para beber y como siempre tímida negué. Inspeccioné la casa, muy bonita, lujosa y cara, estoy segura que aunque trabajando las veinticuatro horas semanales, incluyendo los sábados y domingos no me alcanzaría el salario para tener mi departamento igual.

—     Debemos esperar a Miriam y nos iremos al aeropuerto, espero que no llegue tarde. —balbuceo mi jefe, perdón Jeremy. —

¿Qué? ¿La víbora vendrá con nosotros? No, esto no puede ser. Me puse pálida, Jeremy y Justin me miraron atentos. Estaba mareada, con ganas de vomitar, etc.,  esta mujer me haría la vida imposible y es lo que no quiero, menos si esta mi jefe conmigo.

—     ¿Cariño te sientes bien?  — ¿cariño? Con eso me volvió el alma al cuerpo, los mareos se me fueron y las ganas de vomitar… también. — ¿te sientes mal?

Al decir cariño vi como Jeremy lo miraba a Justin, lo había fulminado con la mirada y él le dijo algo al oído, llegué a oír muy pocas cosas como “¿que es lo que le dijiste?”,” ¿tienes algo con ella?” y Justin negaba con la cabeza y sonreía.

Al fin y al cabo ambos somos iguales. {Justin Bieber}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora