El desastre -capítulo 19-

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— Lo he cruzado solo una vez en la calle por accidente y se a presentado pero nada más —¿acaso el señorito esta celoso? já.

Se acabo conversación alguna, me metí a la cama y me sumergí en el mejor sueño que eh tenido en esta semana.

Él se acercaba lentamente a mi, el viento le pegaba de frente. Hermosos cabellos rebeldes que volaban al compás del viento. Sus ojos, mirándome fijamente, hermosos ojos color miel iluminados por las luces de la calle, esos ojos no me reflejaban, reflejaban uno de sus miedos o dolores más grandes.



Seis am arriba de nuevo como todos los días, que asco pero debíamos irnos a esa hora. Retornamos el mismo viaje para venir pero solo que ahora volvíamos a nuestra ciudad. La víbora estaba dormida a esa hora así que podemos decir que ni me registro, Justin estaba con algo así como con enojo pero tomado de mi mano y no me soltaba.

— puedes cambiar esa cara que no te hecho nada — le balbucee por lo bajo.

—No pero ese tipo no me gusto cerca tuyo. —me fulmino con la mirada.

— Él no es nada mio, y que yo sepa, tu nada mio. —me miro y yo ahí sentí que mi conciencia le había ganado a mi corazón, no era el momento para decir eso pero ella lo soltó porque me quería ver sola para siempre.

— Lo sé, quiero que seamos algo pero ahora no es el momento, creo. —dijo “triste” tal vez.

 —  Debemos conocernos más, de eso no hay duda. —le digo con alguna esperanza de salvar este momento.

Subimos al avión y ahora yo no fui la que me dormí fue él.

— cariño levántate que ya llegamos. —logré susurrarle y él se quejó— cariño, arriba.

— Ok. —solo se levantó me tomo de la mano y salimos del avión.

Estábamos yendo en viaje a mi casa, porque él me acompaño hasta ella, no me quería sola, tenía un mal presentimiento él y yo. Cuando llegamos a mi departamento y subimos las escaleras vimos que el personal del edificio y la policía estaba dentro de mi departamento

— ¿¡QUE ES LO QUE SUCEDIÓ ACA!? —entre con desesperación a lo que era mi departamento miraba hacia los alrededores todo estaba destrozado, mi vida estaba destrozada porque mi casa estaba en la ruina, me deslice sobre mi misma hasta llegar al suelo, Justin estaba detrás de mí.

— Oficial, ¿Qué sucede, por favor? — El jefe de la policía llevo a Justin y le indicaba cosas.

Mis libros estaban tirados, rotos, y mi corazón se partía. Justin regreso donde estaba yo, me levanto y solo susurraba “te llevare a mi casa, tranquila”, ¡no, no quiero irme!

— Me quedaré acá, esta es mi casa —mi voz solo temblaba, quería quedarme y estar en mi agonía.

— El oficial dijo que alguien entro e hizo esto, tienen que encontrar al mal viviente. —el me levantaba y hacia fuerza para que me mantuviera de pie — creen que sucedió ayer a la noche, que fueron personas impulsadas por alguien, la gente del edificio dice que hablaban por teléfono y mencionaban a una señora.

Ahí solo mi conciencia mencionaba a la víbora, había ido al baño cuando estábamos cenando unas dos o tres veces, y supongo que fue ella pero no hay pruebas para comprobarlo. Mi corazón estaba destruido quería asimilar lo que veía pero los destrozos lo mataban de a poco.

Una vez que llegamos a su casa él me sentó en su sillón y comenzó a hablar por celular.

— Jefe, ¿Cómo va todo? —había silencio y volvió a contestar— ok, ¿están seguros de que es uno de ellos? —se asomó a la ventana de su departamento que daba una hermosa vista a la ciudad. Yo estaba ahí, sentada, como una maldita loca. Mi casa estaba destruida, ¿Cómo iba a recomponer todo eso que era mío? Rompo en llanto y camina hacia mí— tranquila bebe, juro que agarraremos a los culpables, te lo prometo. — continuo hablando un poco más y lo interrumpió un llamado a la puerta por el cual corto la llamada y acudió rápido a la puerta.

— Era mi jefe y su mujer, me daba mala espina— ¿Qué es lo que sucedió hijo? —le dio un abrazo amistoso y Justin dio paso a la conversación, la víbora no prestaba atención solo me miraba, tenía una mirada de lamentación y disculpas, Jeremy me observaba y solo me murmuraba un “te ayudaremos, lo prometo”, él y Justin sonaban tan comprometidos.

— ¿te sientes bien? ¿quieres descansar? —me murmuro Justin con intenciones de levantarme del sillón.

— No me moveré de aquí hasta que esta mujer con esa cara me pida disculpas, sé que fue ella, lo veo en sus ojos. —todos se sorprendieron y Justin negaba con la cabeza, ¿creen que digo cizañas? No señores.

— ¿Cómo sabes tú que fue mi mujer? —dijo Jeremy algo descontento. 

— Lo veo en sus ojos señor. Su mirada pide “disculpas” pero sus labios murmuran un “te lo merecías perra” —y la mirada de Justin se convirtió en algo sin palabras, sabía que no me creía.

— ¿estás loca? — Jeremy le pidió a Justin para hablar un segundo y se alejaron, me dejaron a solas con la víbora y ella comenzó a balbucear.

— Tienes razón, fui yo, pero las disculpas no las mereces, me sacaste a mi hombre, al que en realidad ame siempre que es Justin y alguien puro hueso como tú vino y me lo quito, ¿crees que es divertido? No, entonces… —se mojó los labios, los cuales eran de color rojo pasión y continuo — te lo merecías perra.

— Eres una maldita hija de puta, te matare —me abalance sobre ella y comenzó a gritar, vi que Justin y Jeremy venían en camino y ahí fue cuando vi todo negro, no sentía mi cuerpo, quería hablar pero no podía, quería moverme y no, solo odia gritos los cuales eran de Justin a Miriam.

— ¿Qué es lo que has hecho? La has matado. —se escuchaba a Miriam llorar.

— Ella… ella me ataco primero… — Jeremy solo le decía a Miriam que es lo que había hecho.

— Fuiste tú la que los mando a esos tipos a su casa, ¿verdad? —el grito de Justin hizo que ella sollozara un poco más fuerte.— FUISTE TÚ ¿VERDAD? —Jeremy la miraba y ella confeso, si fue ella, lo sabía pero aun no podía abrir mis ojos, supongo que estaba desmayada porque sentía un fuerte dolor en mi cuerpo.

Sentía solo el calor de las manos de Justin por mi rostro, su llanto a mi lado, sus lágrimas y a Jeremy diciéndole que llame a una ambulancia mientras él llevaba a Miriam al departamento de oficiales. De repente me sentí en una cama, caliente y un calor en mi mano izquierda, aún seguía sin poder abrir mis ojos o moverme pero sé que era Justin.

— Dijeron que estas en un coma, no se sabe cuándo regresaras, Daina, regresa por favor, te necesito conmigo —rompió en llanto— eres la persona que me ha hecho feliz en una semana, te quiero aquí conmigo, por favor despierta princesa.



Al fin y al cabo ambos somos iguales. {Justin Bieber}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora