Diez

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Blake llamó temprano en la mañana. Sus palabras, siempre empleadas con un tono neutro que lo hacían parecer tranquilo y con todo bajo control, enviaban a su cuerpo cierta inquietud.

  "Está confirmado que no fue un accidente, Harry. Es fundamental para nosotros que recuerdes el rostro de quien conducía"

-         Aquí tienes, cariño.

Carol, la anciana del local fotográfico al que acudía con regularidad, sonrió hacia él mientras le entregaba sus fotos y recibo.

Harry se removió en su taburete y abrió los sobres con ansiedad. Buscaba allí las respuestas que escaparon de su memoria.

Sabiendo que sus recuerdos volvían a partir de un suceso en particular, pensó que quizá si visualizaba aquellos momentos capturados podría rellenar los espacios que todavía se encontraban en blanco.

Le tomó una mañana entera hallar la boleta del local en su departamento, buscó en cada rincón con la esperanza de encontrar algún indicio en sus fotografías. 

Su corazón latió con fuerza al reconocer las primeras imágenes. Eran de una tarde de estudio con sus compañeros de universidad. Estaban luego las del río en una mañana de descanso con Niall.

Supo que las siguientes debían ser de Louis y no se equivocaba. Allí estaban, las mismas a las que hacía mención el castaño en su primera salida. 

Pasó el pulgar por el sonriente rostro. Sin dudas, era la mejor foto que había tomado de Louis. Una mirada rápida bastó para corroborarlo.

Contó como mínimo quince fotos del castaño con las manos en su cara y luego pudo verse a sí mismo recreando un puchero. Recordó la forma en que había fingido enojo y cruzado sus brazos mientras se alejaba ceñudo. Louis lo frenó y unió sus bocas entre risas. De hecho, el beso estaba retratado en tres tomas seguidas.

Llegó entonces a la captura de un amanecer. Aquella formaba parte de los sitios vacíos en su cabeza. La vista era desde su habitación, lo reconocía, pero no era suficiente.

Desparramó varias fotos sobre el mostrador, intentando armar una historia, sin embargo, lo que vio terminó por confundirlo.

Estaba ante sus mejores creaciones. Sus piernas y las de Louis, las blancas sábanas, el sol filtrándose por el cristal de la ventana. Su rostro sonriente en dirección al adormilado cuerpo recostado a su lado. 

Si quitaba la tela encontraría la ausencia de ropa, lo sabía porque ahora lo recordaba.

Cada beso, cada caricia, la suavidad dentro de la rudeza de Louis y el te amo que le regaló sin obtener respuesta. No se enfadó, no era nadie para obligarlo a sentir amor por él y se juró ese día lograr ganarse el corazón del castaño.

Los sucesos lo invadían con rapidez, miró la fecha para asegurarse y comprobó que los acontecimientos eran de la noche anterior a su accidente. 

Accidente posterior a su discusión con Louis. Todo parecía hilarse en su cabeza ahora. 

-         Harry, ¿estás bien, cielo? –Carol trotó hacia él y sostuvo su mano desde atrás del mostrador.

-         S-sí yo... Yo sólo –guardó todo en los sobres con velocidad-. No he desayunado y... Estoy bien, Carol, gracias.

Sonrió y midió sus pasos. Se lanzó a correr en cuanto dejó de ser visible para la preocupada mujer.

El taller no estaba lejos y las pruebas que necesitaba estaban allí.

Podría ser un error, su inconsciente era frágil y tal vez sólo le estaba jugando una mala pasada.

Louis tenía que estar en aquel sitio, era su horario de trabajo.

Winter | Primera Parte | L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora