Capítulo 3

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Después de un polvo, la vida sigue.

Nunca pensó que había hecho cosas malas hasta dos días anteriores, donde se supone que tenían que estar siete minutos besándose o tocándose, pero a ambos se les fue de las manos de la situación y terminaron follando.

Al cepillarse los dientes siempre le llegaba el remordimiento, algo que no le gustaba en lo absoluto. La pasta era de un color tan puro, que seguro era por eso, porque su alma era oscura e impura, como si fueran el blanco y el negro. Su pensamiento no tenía sentido, se dio cuenta luego de escupir y continuar, pero su mente se rehusaba a dejar de pensar una y otra vez en lo mismo. 

Él no era virgen, lastimosamente, pero haber estado casi carnalmente con JongIn le hizo ver las cosas de manera distinta, le abrió los ojos o algo así interpretó; el tipo era por así decirlo, un poco más sano, una persona para nada viperina y eso le llamaba la atención. Un chico totalmente tranquilo, obediente y sumiso tras órdenes de trabajo, pero fuerte y decidido, algo increíble dentro de las cualidades de las personas.

Lavó por completo sus dientes, dejándolos perfectamente blancos y por seguridad, enjuagando con enjuague bucal. Cumplió con su rutina y se dispuso a terminar con todas sus necesidades de humano antes de presentarse en su despacho a revisar papeles de sus ingresos con el bancario.

Su vida apestaba, él era muy rústico, tan pasado de moda gracias a su fallecido y capo abuelo. Su traje era azul marino, con una camisa blanca dentro y unos zapatos negros muy brillantes, con un pañuelo blanco que colocó en su bolsillo superior con elegancia y se peinó para atrás, sonriendo por lo guapo que estaba según sus propias críticas. Le gustaba ponerse una que otra mascarilla para hidratar su piel, ser hermoso cuesta, así que se puso vaselina y quedó radiante. Agregó un perfume que olía demasiado bien, pero no era dulce, aunque sí suave, dándole su toque de mafioso que necesitaba.

Salió de su habitación bien contentado porque después un baño y de cagar es inevitable, se dispuso a ir a su despacho, pero le fue impedido.

—Jefe, jefe, actualización del día —llegó JongDae a punto de caer por la carrera hecha.

Sacó pecho como pingüino, se puso recto, acomodó su traje y siguió escuchándolo, ya que él siempre prometía buen contenido.

—Espero me interese.

—Verá, jefe —se acercó con unos papeles blancos partidos a la mitad, enseñándole—, MinSeok ha conseguido contrabandear en China y evitó las aduanas.

Asintió con la cabeza el capo.

—Vale, a veces ser secuestrado te vuelve bueno —comentó entre una sonrisa satisfecha.

—Lo mejor de todo es que hay armamento de buena calidad y calibre, también muchos silenciadores y unas balas hermosas que te cagas —se emocionó, mostrándole cada una— ¡Oh! También unas navajas de colores porque ya sabe jefe, somos un equipo y es lindo tener algo significativo. 

KyungSoo rodó los ojos, qué se podía esperar de JongDae.

—Eso es muy ilusorio y no sé por qué me sorprende —le devolvió las hojas al tipo—. ¿Algo más?

—Sí —asintió muy seguro—, ¡también trae un kit militar que me hace flipar! La persona de aduanas que le propinó las cosas, tiene que recibir al menos un por ciento, es de confianza y quiere trabajar con nosotros.

—Vale, de eso se encargará JunMyeon —giró la perilla del despacho—. Esfúmate.

Entró, había sido una larga conversación con buenos resultados.

—Buen día, jefe —saludó JongIn a su espalda.

Su corazón se aceleró del susto, su piel se erizó y su rostro se volvió rojo. ¿Cómo no había notado que el moreno estaba allí? Se sentía muy estúpido.

Maldito [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora