Capítulo 18

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—Me jodidos vas a capturar a Lee —le habló a YiXing.

KyungSoo y los chicos tuvieron una reunión muy poco entretenida pero extendida, hablando de miles de formas de capturar al jefe de los MAD CITY.

—Muy bien, jefe —asintió a sus propias palabras—. Así será —golpeó la mesa con su puño, dándose media vuelta y saliendo del despacho.

—¿Vosotros qué? ¿No tenéis nada que hacer mas que mirarme la puta cara? —apuntó con la pistola a todos.

BaekHyun, ChanYeol, SeHun, LuHan, JongDae y hasta Liz, volaron del despacho hasta alguna parte de la mansión. Salvo JongDae, que se quedó en la puerta unos minutos y decía no a la violencia, joder y retirándose por completo.

KyungSoo quedó tan solamente con JongIn en su despacho. No quiso, pero se enfrentó a él.

—¿Por qué carajos tuviste que dejarme en ese zulo mugroso? —apretó los puños tanto los ojos, aguantando las ganas de llorar.

JongIn respiró, no sabía qué decirle aparte de ser por su bien y a KyungSoo no le gustaba oír que alguien lo protegía porque luego se sentía en deuda y odiaba mucho eso.

—Porque era mi deber —contestó con simpleza.

—Pues tú no tenías derecho a encerrarme allí, ¡no tenías! Y seguro que te fuiste a luchar como un puto valiente, ¿no? Eres un bastardo, hijo de p... —fue interrumpido.

—Cuando cerré, me di con la culata del arma en la cabeza y perdí la conciencia —le cortó las palabras rápidamente porque mierda, le dolía hasta el alma todas las barbaridades que le decía KyungSoo sin razón, sacando sus jodidas conclusiones y dañándose—. También, eso hizo que se me abriera la cabeza —le mostró la herida ya seca con sangre.

KyungSoo se lo pensó y había quedado muy mal, sacar sus conclusiones propias siempre le traían problemas porque era impulsivo y lo que pensaba, lo creía. Un día de esos va a terminar matando a alguien si es que no le explota cabeza de tanta mierdera vivida.

—De todas formas, sigues siendo un imbécil —le dio una mala mirada y JongIn comprendió que se estaba disculpando a su manera. KyungSoo en su vida iba a pronunciar más de cinco lo siento.

—Vale, pero este imbécil, te adora —sonrió y le picó la mejilla con su dedo, cosa que hizo sonreír al capo.

—¿Lo ves? Tienes una sonrisa muy hermosa, joder —la grosería la dijo entre risas y mirando como el capo le sonreía porque nunca lo hacía y no estaba de más hacerlo.

A KyungSoo le latió el corazón muy rápido y al menos ya sabía lo primordial de estar enamorado. JongIn le hacía sentir jodidamente bien.

—Cuando todo esto acabe, te propongo irnos de vacaciones indefinidas y luego lo harán los demás, ¿qué te parece?  —habló mirando al techo.

JongIn se lo pensó y aunque sonaba una oferta demasiado buena e imposible de no aceptar, no quería que el capo le pagase las cosas.

—Acepto si me dejas pagar el vuelo e invitarte a comer.

KyungSoo sonrió, sabiendo que no iba a ceder y buscó el mejor remedio para la ocasión.

—Sabía que dirías una mierda como esa —se levantó—, pero tengo los boletos conprados y ya no puedo devolverlos. Imposible que te niegues —se los mostró.

Ahora era el turno de que el corazón de JongIn latiera a miles de millones por segundo y joder, el vuelo era para ir a Miami y quería surfear.

—¿Al menos me dejarás invitarte a comer? —le sonrió y el capo asintió muy feliz.

KyungSoo guardó los boletos en un cajón con llave y conversó con JongIn sobre los planes que podían hacer porque ya habían pasado dos meses desde que se volvieron novios y no le dio regalos tan buenos. A la primera le dio sexo y a la segunda una cena romántica que terminó demasiado mal porque la camarera—que era Liz—derramó todo el vino sobre el capo y si hubiera sido otra persona, ya le hubiera volado los sesos.

Lindos e inolvidables recuerdos.

—Necesito broncearme —le comentó mientras veía brazos realmente blanquecinos.

JongIn no dijo nada, se había ofendido sin querer y le quedaba reír para no llorar.

KyungSoo lo observó, sabiendo que era culpa de su comentario que el moreno no haya hablado más y lo solucionó.

—¿Sabes? Me gustaría que te broncearas también —siseó.

—¿Para qué? —preguntó molesto.

—Cuando estás como chocolatito, me dan ganas de comerte a toda hora —se pasó la lengua por el labio inferior y JongIn siguió el recorrido, sintiendo un tirón en su polla.

—Mierda, KyungSoo —se acercó a él y lo subió a la mesa del escritorio.

JongIn había entendido que a la gente blanca, le atraían los de color y era tan afortunado de tener a KyungSoo que era la leche perfecta para su chocolate.

El capo tiró todo a su espalda y se acostó, siendo rudamente desnudado desde la cintura hasta abajo y dilatado.

—JongIn... —gimió altamente, con el entrecejo fruncido y los dientes aprietados por el placer recibido.

JongIn por su parte, alineó su polla y lo penetró salvajemente, luego de ponerse el condón, robándole un gemido desgarrador al capo.

Comenzó con el vaivén, disfrutando de la estrechez del mayor y de amasar sus nalgas como si fueran harina para pan.

Embistió rápido, fuerte y duro, haciendo que la mesilla se mueva junto con ellos y las cosas que tenía dentro. El sonido de las pieles chocar era realmente obsceno y resonaba por toda la habitación entrando en el ámbito sexual e impúdico.

KyungSoo se aferraba al cuello del hombre, gimiendo con locura y sintiendo placer hasta más no poder. Le susurró un te amo entrecortado por los gemidos y JongIn lo besó lenta y tortuosamente. No esperó más y se corrió en el abdomen cual se frotaba su miembro y JongIn en el preservativo.

El moreno se salió y tan rápido como pudo, tiró la amenaza que era el esperma al baño, girando hasta perderse en las alcantarillas.

Se limpiaron y se vistieron, se pusieron colonia varonil, quitando cualquier resto de sexo.

—JongIn —el hombre lo miró con duda—, ve al comedor, ya te alcanzo —JongIn asintió y se fue.

KyungSoo se quedó al rededor de diez minutos, pues le dolía el culo y tomó una pastilla para que le pasara el dolor y no caminara como pingüino.

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Holaaaaaaa, actualizo hoy porque ya tocaba ^^ espero estéis bien y os amo♡

Maldito [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora