Maldito [KaiSoo]

Capítulo 11

—Mátalo cuando menos se lo espere —anunció KyungSoo muy convencido de lo que decía —. Mocho, eh, lindo mote... toda mi confianza está puesta en ti, no me falles.

—Entendido, jefe —dijo lo último y se retiró.

KyungSoo al estar en el hospital cuidando a su chico, no tenía muchas opciones en realidad. Contrató a un sicario, uno que le fue recomendado porque él no estaba en condiciones y LuHan tampoco, puesto que SeHun recibió un disparo más arriba del lado izquierdo del pecho y está siendo operado. JongIn descansaba en la camilla tan sereno que Soo temía joderle el sueño. Mocho, como le decían a ese sicario que apenas había cumplido la mayoría de edad y ya era uno de los buenos en Corea, era un tío manco, sin mano que al parecer, eso no le dificultaba el trabajo, según. La perdió cuando era niño, jugaba con pirotécnicos y su nombre es desconocido. Siempre su perra, se encargaba de conseguirle los trabajos a cambio de sexo. La señorita Mayte. Le juró y le prometió a KyungSoo que iba a cumplir su misión y Kyung no esperaba palabras, sino hechos.

Jodido con la paciencia y por depositar su confianza en un sicario desconocido, se ubicó al lado de la camilla, en una banca y se colocó allí, solo para mirar al moreno y esperar que esa aura serena se compadezca de él y que se pose en su ser. Era estúpido, pero lo necesitaba.

Enterándose que en casa ya habían hecho su trabajo de provocar a los Mad City y saber todos sus pasos, se relajó. Sabía que uno de ellos iba a buscar a su compañero el cual ni vivo se encontraba. Pronto él será la próxima presa.

Un tráiler que supuestamente traía gas, pasaba por la carretera, con un miembro de los Mad City, se pudo adentrar a la ciudad y era turno de sm para atacar.

El mocho, como le suelen a decir a ese manco veinteañero, se puso en acción.

—Vamos a jugar —susurró para sí mismo, acomodándose las gafas solares y encendiendo un piti. Así comenzando a fumar y a correr para alcanzar a su objetivo.

Corrió y corrió por la carretera, con sus piernas larguísimas, demostrando cuán atleta podía ser.

Llegó al tráfico, muchos camiones, tráiler y uno que otro coche pegados por el tráfico de más adelante.

Revisó que no hayan policías, ni algún encargado de la carretera, ni mucho menos cámaras que capten su rostro.

Se topó con unos ojos marrones intensos que, trataban de intimidarlo, sin embargo, el sicario no podía temer de nada que no sea su vida.

—Hey —le llamó el chico del auto con un carné que decía que se llamaba Lucas, enfrentándose a su opositor.

El mocho se acercó, tomó una distancia demasiado prudente y sonrió como un bastardo.

—Buena suerte, que descanses —le dijo y le disparó en la cabeza, muriendo instantáneamente.

El sicario sonrió una vez más y soltó su cigarrillo encima del tráiler, corriendo muy lejos y sintiendo la explosión tras de sí.

Ya dentro de algún bosque solitario, le marcó a su jefe, KyungSoo. Esperando y esperando, le contestó.

—Jefe, misión cumplida —farfulló.

—Muy, bien. Tu paga la depositará JongDae, gracias —le dijo KyungSoo y le cortó.

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—Y bien, ¿lo mataron? —preguntó ChanYeol a BaekHyun, el cuál descansaba en el sofá tranquilamente.

—Sep —se apresuró a decir.

ChanYeol asintió, leyendo la información que le había proporcionado el informático, acerca del chico que mataron en el sótano, cuyo nombre era Mark.

—Bueno, ya eliminamos a tres, nos faltan los demás —dejó la hoja en la mesita y se quedó de pie frente a BaekHyun —. Esto merece un premio, ¿no lo crees?

ChanYeol sonrió y Baek también, siendo cómplices con las miradas y rápidamente se besaron.

JongDae estaba con Liz tras la puerta, observando como ambos hombres se daban unos lengüetazos calientes y le cubrió los ojos a Liz con su mano. No quería que presenciara eso, no cuando aún era una niña y no permitiría eso ni en su lecho.

Entró lentamente y se aclaró la garganta.

ChanYeol y BaekHyun voltearon hacia ellos, gruñendo por ser interrumpidos.

—¿Qué cojones quieres, JongDae? —preguntó un ChanYeol cabreado.

—Joderos, eso quiero, ¿algún problema? —se carcajeó al ver los rostros ajenos.

ChanYeol bufó mientras rodaba los ojos, sabiendo que lo típico y exasperante de JongDae era eso, joder. Se levantó de encima de BaekHyun y caminó hasta el informe.

—Lleva esto al hospital y dáselo a KyungSoo —estiró su mano y JongDae cogió los papeles —, para poder saber su próximo movimiento —inquirió.

JongDae salió y fue para poder informarle a su jefe lo ocurrido.

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—¿Cómo está SeHun?  —preguntó el capo, leyendo los papeles que JongDae le trajo minutos atrás.

—Está bien, estable también. Se tiene que quedar unos días más para poder terminar el tratamiento —LuHan dijo nervioso, temía por su novio.

—Correcto —el capo no oyó ni una mierda, no obstante, estaba metido en los papeles que le otorgó JongDae, realmente interesado en el contenido y pensando qué hacer y no se le ocurría nada. A esperar hasta entonces.

Miró que solo se encontraba con JongIn, que estaba mirando la comida de manera extraña, no la tocaba y ya se estaba enfriando, algo que no le hacía gracia a KyungSoo. Jodido por eso, se acercó a la camilla y cogió la bandeja, poniéndola en sus piernas y gruñó. El moreno sabía que debía de comer para recuperarse de la pulmonía, pero las ganas eran nulas y solo quería dormir y deprimirse.

—Oye —le tomó el mentón y le alzó la cara —, mírame. JongIn, tienes que comer... —no supo cómo carajos le salió, pero hizo un mohín que secretamente, JongIn amó.

—No tengo hambre —dijo frío, hiriendo los sentimientos del capo. No podía decirle que se había deprimido porque últimamente no están cerca, pero aunque lo diga, sus objeciones no eran válidas.

—Si te comes todo —pensó muy bien lo que iba a decir —, tendrás un buen premio.

JongIn se sintió como un perro y dejando eso de lado, le enterneció de sobremanera que se preocupe así por él.

—Entonces dame de comer.

Y sí, joder. KyungSoo le daba cucharada por cucharada y a JongIn nada más que ese capo le hacía sentir bien en esos momentos.

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Holaaaaaaaaaaa, espero os guste y también que lo disfrutéis.
Os quiero <3