Capítulo 17

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El amor se sentía dentro de la mafia.

JongIn y KyungSoo hicieron muchas cosas durante todo el día, comer, besarse, ver películas y dormir. Demasiado poco para la primera cita.

Andaban haciendo un crucigrama y joder, KyungSoo no sabía muchos de los personajes que salían en el periódico y se sentía realmente mal porque JongIn lo hacía como si fuera algo que ya conociera, pero lo suponía cuando el moreno era bailarín y seguro que veía mucha televisión y oía música en cantidad.

Se acariciaban las manos y se daban uno que otro beso. Aparte de los mimos, era tan tranquilo el ambiente que de verdad aparte de estar felices, no sabían que más sentir.

—Chicos, lamento interrumpir —era YiXing.

Ambos lo miraron exaltados, dejando de hacer lo que hacían y separándose para poder ponerle atención a uno de los tres que estaban al mando.

—¿Qué pasa? —preguntó el capo  preocupado.

YiXing tomó una bocanada de aire y mierda, KyungSoo estaba realmente preocupado y esperaba tan solo que no lo esté jodiendo porque de ser así, iba a cortarte el cuello.

—Por fin nos entregaron los resultados de esa arma tan cara que poseía ese chico, del que se encargaron BaekHyun y JongDae —jadeó por tanto farfullar y le entregó el papel al capo, dejando que la viera con sus propios ojos.

Vio que sí, era un arma jodidamente cara y que estaba hecha de un meteorito, ¿cómo podía ser eso? ¿al menos funcionaba? No lo sabía con exactitud y necesitaba comprobarlo ya.

—Jefe, ¿qué haremos cuando se confirme que realmente se puede usar? —YiXing preguntó realmente motivado y es que con esa arma podías comprarte una lujosa mansión de tres salas.

KyungSoo miró el papel, a YiXing y a JongIn, como si la respuesta estuviera entre sus rostros y no, no era posible.

—Pues será nuestra reliquia —comentó sonriente, algo que asustaba al chino—. Dile a LuHan que la pruebe y la revise, recuerda que tiene un buen conocimiento sobre armas blancas y de fuego y si no fuera así, a JongDae —terminó.

—Bueno, así será jefe y... —volteó antes de retirarse —sea lo que sea que tengáis vosotros, mucho cuidado —miró antes a KyungSoo—, debemos de tener ojos en la espalda si queremos sobrevivir y muy poco conveniente sería que los demás lo supieran, porque si hay un traidor, nos joderá. Os advierto.

KyungSoo asintió ante cada una de sus palabras, un poco triste, pero era la realidad. Sí que debía tener ojos en la espalda si quería seguir de pie y mantener su relación en secreto por el momento.

JongIn lo observó preocupado, no dijo nada y KyungSoo tampoco, su comunicación era de entenderse hasta al mirarse y las palabras eran lo de menos cuando tan solo a unas horas debía e haberse convertido en pareja oficialmente, debían de guardar el secreto hasta entonces.

Debía proteger ambos culos.

Su día no fue tan malo, comieron todos juntos y se dedicaron a dar opiniones sobre el próximo posible ataque de los MAD CITY hacía ellos. Compartiendo ideas y maneras de sobrellevarlo.

Ese era uno de los días en donde demostraba la felicidad que tenía y dejaba de ser sieso, soso y reacio a todo para compartir bellos momentos con su verdadera familia.

Un disparo retumbó en la mansión.

—¡¿Pero qué coño?!

El capo sin remedio alguno comenzó a correr y a desenfundar su arma, para poder defenderse ante cualquier posible ataque.

JongIn lo siguió y le habían arruinado la cita, la habían mandado al carajo y ahora se encontraba corriendo para alcanzar al capo y dar su vida ante cualquier situación.

Bajaron y efectivamente, les tendieron una trampa en su propia casa, ¡en su jodido hogar! Y era hora de escapar.

Buscaron a Liz, llevándola hacia el sótano con ellos.

—¿Qué mierda haces, JongIn? —habló al sentir sus manos siendo esposadas dentro de un cuarto de gritos super asegurado que llevaba por lo menos una puerta tipo caja fuerte con números, estresando al hombre.

—Es por vuestro bien —esposó a la chica que estaba aturdida por el miedo.

—¡No, joder, abre, JongIn! —gritaba a todo pulmón, desgarradoramente.

JongIn sentía un dolor en el pecho, era mejor encerrarlos allí que verlos morir y mientras los demás andaban disparando, él se dio con la culata del arma en la cabeza y cayó en un profundo sueño, sin querer ver lo que pasaba.

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—¡fuego! —gritó JongDae exasperado, notando la mirada indecisa de LuHan por cuál artillería elegir.

La ametralladora hizo su trabajo y joder, en qué situación estaban. Desde una puñetera ventana tenían que hacer eso porque ya la puerta desapareció en su totalidad.

JongDae disparaba a cada uno de los hombres, sabiendo que eran de MAD CITY y dándoles los balazos más duros por el culo al haberse metido con SM.

Sabía que debía de impedir que lleguen al zulo donde se escondía su jefe y maldecía a los mil carajos porque la gente que los servía, andaba herida de bala. Tenía algo de miedo de que esto sea tan trágico que tuviera que llegar a inmolarse, porque sí, JongDae haría eso en el momento que sea necesario.

—¡Carga, joder! —le gritó a LuHan.

Se colocó el chaleco antibalas y mierda, si es que iba a morir en esta ocasión, necesitaba lucirse. Se puso unas gafas negras antes de decir un puto oh, yeah y comenzó con la diversión.

Disparó sin miedo, dando en gargantas, cabezas, piernas y pies, agradeciendo que aún no me haya caído algún balazo en la minga y sep, también significaba pene.

Los enemigos eran su primer blanco, dejando a los niños y mujeres y maricas de lado y que estaban allí, atacándolo por mero mandato, haciéndole un poco más difícil el tener que dejar sobrevivientes.

Tan solo quedaban unos pocos y a JongDae le agradaba eso y pese a no estar solo, estaba realmente tenso y ansioso, desconfiando de la situación acual de sm.

—Tú y yo después, follando, guapa —le tomó el mentón a una de las tipas, le envió un beso desde la poca distancia de sus rostros y le hizo una llave que la adormeció por completo.

Hizo lo mismo con los demás.

LuHan paró de disparar, JongDae tan solo inspiraba, sintiendo la tranquilidad y sep, cayó de rodillas al suelo y rió como un puñetero loco maniático. No le importaba esa mierda, no cuando estaba vivo y se había lucido dando disparos de calidad que jamás pensó poder lucirse así. Olvidaba a los heridos.

—¡SeHun! Ocúpate de que todas estas personas se atiendan lo más rápido posible y lleven al sótano a todos estos malparidos de quinta—mandó.

SeHun tan solo caminó hasta allí con un arma y un chaleco, no fiándose del agujero enorme que era ahora la puerta y alineó a los heridos.

—LuHan, hay que colocar la puerta —se quitó las gafas.

—Bien.

Había una puerta metálica a un lado por si eso ocurría en algún momento y carajo, debían de ponerla y tener el mayor cuidado posible porque podían volver a atacar y a tomarlos desprevenidos. Sin embargo, no podían llamar a la policía porque los que iban a terminar en la cárcel iban a ser ellos y su poli personal corrupto, Baek.

Cargaron la puerta entre ambos, siendo conscientes de cuán pesada estaba y a pequeños pasos pudiendo avanzar con eso, dando grandes bocanadas de aire por el excesivo uso de la fuerza. La colocaron en el lugar y se tumbaron.

—Averiguaré donde estás, Lee Taeyong, lo juro —cerró su puño con fuerza mientras decía esas palabras y miró el techo, volviendo a respirar con normalidad.




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Otra vez se me puso el cap en privado, ya era raro tener  cero en todo. Gracias por leer~

Maldito [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora