Estaba ahí, delante de mí. Me miraba de esa forma que hacía tanto tiempo que no hacía: con odio, asco, desprecio. Lo entendía, a la perfección. No debía ser plato de buen gusto ver al chico con el que compartía cama apuntándolo con una pistola cargada, sin seguro, y amenazando con el dedo en el gatillo.
Me estaba temblando el pulso. Sus ojos no se despegaban de los míos, mientras se acercaba a mí. No tenía miedo, él. Yo estaba armado y aún así, más asustado, pues a mi mayor parecía no importarle mucho el pensar que podía morir ahí, por mi culpa, o quizá sabía lo mismo que yo, y comprendía que no era capaz de dispararle a la misma persona que me quitaba el sueño.
Su mano tomó la mía cuando la proximidad estaba a la mínima. Su corrosiva y penetrante mirada estaba intimidándome, y sorprendido aprecié en mi silencio cómo ponía la punta de la pistola sobre su pecho, lado izquierdo, corazón. No habló, pero sabía lo que quería, y segundos después me lo aclaró.
—Si te ha valido una puta mierda todo este tiempo, dispárame aquí. — Retó, y volví a ser débil. Su corazón, la misma parte de su cuerpo que me hacía sentir por las noches, estaba siendo apuntada por mí: yo decidía si Min Yoon Gi, jefe de armas de los Tigris, mi secuestrador, mi compañero de noche, y probablemente, el amor más tóxico, corrosivo y mordaz pero sincero que jamás tendría, vivía o moría.
Mi mano soltó el arma en aquel momento, sintiendo que una lágrima salía por mi ojo derecho y recorría toda mi mejilla hasta desaparecer en la zona de mi barbilla. Era idiota, pues no sólo había apuntado a ese ser demoníaco que me hacía sentir en el cielo, sino que había apuntado a alguien a quien no iba a matar, pero que era capaz de matarme a mí. Ahora era él quien mantenía la pistola, y yo sólo deseaba que alguien encontrara mi cuerpo al día siguiente.
—Ponte de rodillas.
—Lo siento...
Una patada en la altura de mis gemelos y caí al suelo, de rodillas, delante de él. Lloré más fuerte por la agresión, llevando mis manos a mi cara y hundiéndome en los que serían mis últimos pensamientos, era demasiado joven para morir por amor.
—Mírame a los ojos.
Despegué mis manos de mi rostro, y fui subiendo mi mirada hasta los ojos felinos del mayor. La pistola estaba tan cerca de mi cara que ya podía sentir la bala atravesando mi cráneo. Estaba temblando de miedo, y mi corazón latía tan rápido que pensé que moriría antes de tiempo, otra vez Yoon Gi era el responsable de ello.
—No se apunta a quien no se va a matar...—La punta de la pistola me acarició la frente, retirando un mechón de mi cabello y volviendo a apuntarme con ella. — Lo que más me duele es haber confiado en ti. ¿Últimas palabras?
—Te amo... —Mi voz salió jodidamente aguada, pero sincera, aunque mis actos hubieran demostrado lo contrario.
—Y yo a ti.
Y cerré mis ojos antes de que el gatillo fuera pulsado por aquellas manos que alguna vez me dieron vida, pero en ese momento me la quitaban.
Boom.
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Tigris. || BTS || 1° Parte, Yoonmin.
FanfictionJi Min narrará su historia desde que es secuestrado por una de las peores mafias de Corea del Sur, mientras sólo había salido en busca de sexo. ❖Esta historia contiene: -Drogas. -Violaciones. -Mucho sexo. -Tríos. -Poliamor. -Violencia. -Asesinatos. ...