Capítulo once.

6.1K 520 168
                                    

   Seok Jin tenía razón: Yoon Gi no había aparecido en toda la noche tras la inyección, y al despertar por la mañana (casi medio día), nadie estaba aporreando la puerta con odio para despertarme. Solamente estábamos yo, y el libro de depresión de Yoon Gi con una nota pegada de Jin que me decía que en caso de necesitar ayuda, acudiera a Ho Seok para que se lo hiciera saber.

Con miedo a encontrarme a un demonio durmiendo en la puerta de la habitación, abrí esta con una delicadeza extrema, y revisé el suelo en búsqueda de su cuerpo: no estaba. Pude respirar ampliamente, con tranquilidad, e incluso dibujar una sonrisa en mis labios siendo feliz con tan poco como no verlo.

Cruzaba el pasillo de las habitaciones, cuando escuché sonidos bruscos venir de la habitación que pertenecía a Tae Hyung. Un suspiro enorme escapó de mis labios, tenía la puerta abierta mientras follaba con alguien, e hice mis apuestas mentales de con quien era. La curiosidad mató al gato, y aposté en mi subconsciente cuál de sus dos amantes era, incluso evalué que fueran los dos a la vez. No me iba a detener a mirar, quería pasar tan rápido como mis piernas dieran, pero la ronca voz que demandaba el movimiento, aquella voz que me había demandado en alguna ocasión a mí, hizo que parara en seco, y mi mirada se clavara rápidamente en aquellas dos siluetas lujuriosas que se revolcaban en la cama.

Mis ojos se quedaron totalmente abiertos cuando los diferencié. Yoon Gi, sentado en la orilla de la cama mientras Tae Hyung saltaba sobre su pene sin ningún descanso. Un nudo se creó en mi garganta, tragué en seco siendo incapaz de crear una mínima gota de saliva.

Tae Hyung me miró, retante, riéndose en silencio de mí, triunfante, ganando una batalla para la que yo ni siquiera me había alistado. Mi sangre estaba helada. Aunque quisiera moverme, mis piernas no respondían. Los felinos ojos azules fueron los siguientes en clavarse en mí, con seriedad al verme, y haciéndome invisible al alzarse y unirse a los labios de Tae Hyung.

No pude ver más. Sin tener nada en mi estómago, nuevamente, eché a correr al baño y comencé a tener arcadas repetidas, una tras otra, sin expulsar nada pero igualmente recurrentes al tener aquella imagen en mi cabeza. No paré en largos minutos, hasta que mis ojos lloraron del esfuerzo. Limpié la baba que caía de mis labios y me lavé las manos, mientras me repetía un 'están enfermos' como si de un mantra se tratara.

El sonido seguía retumbando por la casa. Ni siquiera los tabiques más gruesos conseguían placar los gemidos de Tae Hyung en aquella habitación. Me negué a volver sobre mis pasos, si ya el sonido era repugnante, la idea de pasar nuevamente delante de ellos me podía hacer vomitar el hígado.

A través del ventanal del salón, miré al exterior. Estaba lloviendo, bastante, era relajante de ver. Por mi cabeza pasó el recuerdo de mi hermano, odiaba el calor y siempre esperaba la estación de lluvia, incluso si luego se quejaba de tener el cabello estofado, o llegaba totalmente mojado de la escuela. Casi sin preverlo, sonreí al imaginarlo ahí fuera, devolviéndome otro pequeño momento de paz mental.

–Las puertas están cerradas, por si intentas escapar. Yoon Gi es el único que tiene la clave.

Al girarme sobre la punta de mis pies, pude ver a Jung Kook aparecer en la zona, tomando el mando a distancia del televisor antes de sentarse en el sofá. No respondí, al contrario, ignoré su presencia para volver a mirar por la ventana.

–¿Has desayunado?

–No.

–He hecho tortitas de avena. Veo que te cuidas, quizá te apetece tomar alguna.

Miré extrañado hacia el chico sentado en el sofá que no dejaba de pasar rápido por Netflix en busca de algo que captara su atención.

–Gracias.–Respondí cruzando mis brazos.– ¿Y... Ho Seok? ¿No está?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 13 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Tigris. || BTS || 1° Parte, Yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora