ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ sɪᴇᴛᴇ

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No había parado de llorar en toda la tarde. Jin me ayudó a ducharme para quitar toda la sangre que estaba pegada en mi cuerpo, pues yo tenía poca fuerza hasta para mantenerme en pie.

Sabía perfectamente que era él o yo, que uno de los dos moriría, pero nunca había presenciado una muerte como tal. Nunca había visto un cráneo ser atravesado por una bala, la perforación, el calor de la sangre acariciando mi piel. Era la peor sensación del mundo.

Vestido con ropa que me quedaba horriblemente grande, me quedé sentado en la habitación de Seok Jin con una copa en la mano. Quería beber, todo lo que pudiera, emborracharme y quedarme totalmente dormido durante días, despertar cuando todo hubiera pasado y no quedara ni una mínima parte de mi cerebro que recordara la imagen de aquel cuerpo, con los ojos abiertos y la enorme perforación en su cabeza. Que no recordara el olor de la sangre fresca manchando mi camisa blanca, su espesor, su calor. Mi peor pesadilla hubiera sido menos traumática.

Tocaron a la puerta, y la silueta de una de las personas que menos quería ver -si no la que más- apareció en ella: YoonGi, con un rostro tranquilo y aparentemente compasivo, se acercaba a mí mientras mantenía en sus manos dos copas con algún alcohol.

-¿Te encuentras mejor?-Tan sólo había negado con mi cabeza, mientras él ocupaba el sitio a mi lado e intercambiaba mi copa vacía por una llena. - Puede parecerte traumante ver morir a alguien, pero eras tú o él. Siento mucho que hayas tenido que ver eso.

-¿Qué... qué haréis con el cuerpo?

-Ya se han ocupado de trasladarlo y enterrarlo lejos de aquí.

Un suspiro escapó de mi boca. No entraba en mí, en mi estúpida cabeza, cómo alguien podría tener tanta sangre fría y no temblarle el pulso a la hora de asesinar a alguien.

-¿Vamos... vamos a irnos tarde?

-¿Quieres que te lleve a casa ya?

No me creía que estaba viendo a Yoon Gi ser amable conmigo, mostrando una faceta de él que parecía comprenderme. Tomé un largo trago de mi copa, y asentí con mi cabeza con suavidad. Su mano acarició mi mejilla, y me acercó hasta su pecho para abrazarme. Era extraño, demasiado extraño, pero igualmente necesitaba un abrazo hasta de mi peor enemigo. Un ligero beso a la altura de mi frente, y sentí sus dedos acariciar mis húmedas mejillas antes de elevarme el rostro para mirarme a los ojos.

-Termínate la copa y nos iremos.

Las ansias de marcharme hicieron que tomara de un sólo trago todo lo que quedaba en mi copa, y el ajeno hizo lo mismo con la suya. Eran únicamente las once de la noche cuando decidimos marchamos del lugar, y ninguno de los dos estaba totalmente ebrio, al menos por el momento.

Aquellos tratos de mi jefe seguían vigentes, quien había entrelazado su mano con la mía y dándome suaves caricias en ella. No rechistaba, pero no me agradaba en absoluto que la misma persona que en la mañana me golpea, en la noche me trate como oro.

Cuando llegamos a su coche, tras habernos ido sin despedirnos de nadie, un fuerte calor golpeó mi pecho. No uno de esos calores que te dan después de haber estado caminando un largo rato, si no algo más profundo, como si tuviera fuego en todo mi pecho. Sentí que mi respiración fallaba unos segundos, y después de eso, me empecé a marear.

-Yoon Gi... La copa que me has dado...

-¿Qué?

Aquel calor era cada vez más fuerte, estaba sintiendo cómo se agrupaba en mi zona pélvica justo cuando el mayor había empezado a conducir en dirección a la casa.

-Dios... ¿Tenía algo?

-¿Algo de qué...?

Torció la esquina, y mi cuerpo rozó con el sillón, provocándome un jadeo. El mínimo roce de ni ropa contra mi cuerpo hacía que mi piel se erizara, que fueran incentivos a mi pene, que sin darme cuenta había empezado a despertar bajo el enorme pantalón de Seok Jin..

Tigris. || BTS || 1° Parte, Yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora