Capítulo nueve.

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No sabía bien qué hacer, era la primera vez que me quedaba libre por la casa, aunque no solo. Sabía que me observaban, por más que no estuvieran presentes. Caminaba por el enorme salón, me sentaba, y miraba los libros que llamaban mi atención. Durante horas estuve solo, hasta que alguien entró en el salón y se sentó a mi lado.

—Hola...—Alcé mi mirada de aquel libro de autoayuda que había tomado de una estantería, para ver a Ho seok que me sonreía con, quizá, algo de miedo a que yo lo espantara de mi lado. Tenía una enorme herida que iba desde su pómulo hasta su barbilla, con muy mala pinta, y algo me decía que yo era el motivo.

—Hola...—Señalando el lado herido de su cara. —¿Tae Hyung?

—Sí... bueno... se ha puesto algo bruto. A nadie le gusta que le señalen con una pistola.—Ambos reímos sin motivo aparente, más por nervios y no saber qué decir que por, tan siquiera, que nos hubiera hecho gracia.— Quería volver a pedirte perdón...

—Ho Seok, ¿Por qué no me lo dijiste?

—Ellos me prometieron no hacerte nada.

—¿Y por qué confiaste?

—Porque Tae Hyung lo prometió.—Su mirada estaba en mí, mientras mordía ligeramente su labio debido a los nervios que se agrupaban en su ser.— Yo... no debí, pero él me dio su palabra, pensé que no me fallaría.

–¿Y por qué yo? ¿Por qué yo y no uno de todos los otros que estaban ahí?

Ho Seok mantuvo silencio, bajando su mirada a sus manos. Su rostro hablaba por él, había algo rondando su mente.

–No lo sé, JiMin.

–Sí, lo sabes.

–No.–Sus rasgados ojos marrones se alzaron, me miraron, y en cuestión de segundos se desviaron a nuestra derecha. Seguí con mi mirada ese rumbo, y vi una cámara con sensor de movimiento fija en nosotros en ese instante.–No lo sé.

Emití un corto suspiro, asintiendo con la cabeza antes de volver mi mirada al libro. La primera palabra que leí según volví a mirar.

—Te perdono.

Y lo escuché reír por lo bajo, parecía más tranquilo ahora que había escuchado mis palabras, o al menos había dejado de respirarse esa tensión amarga que nos rodeaba antes.

—Supongo que nos veremos en unas horas en la fiesta.

—¿Qué fiesta?

—En la de los Tigris. Es hoy, necesitamos vender mucha droga para poder recompensar lo perdido en nuestro parón temporal.

[♧]

Cerca de una hora después, tuve que hacer que todo mi ser pareciera perfecto. Peinarme, arreglarme, vestir alguna ropa que me hacía ver formal, pero sexy, y bañarme en perfume. Mi pelo estaba completamente colocado hacia atrás, y ni un sólo mechón de mi cabello salía de mi tupé. Vestía totalmente de negro, con una camisa con algunos botones desabrochados, metidas dentro del pantalón negro que se ajustaba perfectamente a mi culo. Realmente creí que esa noche, Yoon Gi se quedaría a mi lado para que no andara sólo con personas desconocidas y hasta el culo de drogas, pero no fue así.

Él se había sentado en el mismo sitio en el cual lo vi por primera vez, con Tae Hyung a su lado. No intercambiaban palabras, ni miradas, pues Yoon Gi me miraba a mí y Tae Hyung, hacia donde Ho Seok y Jung Kook hablaban. Nadie me dio reglas, o algún tipo de manual del principiante en comercios de droga con el que poder apañarme, sólo me dejaron en mitad de la pista de baile, con una copa, y bajo la supervisión del mayor de los Tigris.

Mirando a mi supervisor, tomé toda la copa en un sólo trago y me mezclé con las personas del lugar. Nunca había sido muy sociable, por lo que me costaba demasiado el intentar intimidar hasta que alguien me pidiera droga, así que hice lo mejor que se me daba hacer: bailar.

Tigris. || BTS || 1° Parte, Yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora