Baby

•7•

La alarma de la guarida martilló los oídos de todos los presentes, quienes estaban en su descanso nocturno.
Las luces rojas invadieron el gran salón, en donde solían entrenar, dando la señal de que ahí era la zona atacada.

Fue tan repentino que, quienes estaban tratando de proteger el lugar, seguían aturdidos, por lo que les resultó ser vencidos de inmediato.

Jack se levantó de un salto y tomó su cayado rápidamente, pidiéndole a Rapunzel que no saliese de la habitación por ninguna circunstancia.
Corrió hasta donde los problemas estaban comenzando a surgir, divisando a un cuarteto de chicos bastante conocidos.

—¿Hiro?

El azabache volteó enseguida, sonriendo al instante al verle y corrió hacia él.

—Jack, qué bueno volver a encontrarnos.

Una pequeña explosión se hizo presente detrás del niño, quien seguía sonriendo.

—¿Podrías decirle a tus amigos que nos dejen en paz?

Wilbur escondió su cabeza y cuerpo detrás de Violet, quien se protegía con un campo de fuerza.

—Ustedes están invadiendo nuestro cuartel.

Intervino Hiccup, quien saludó a Penny y a Hiro, para después pedir con un movimiento de mano que dejasen de atacarlos.

Jack suspiró.

—Han venido a la boda.

—¡Exacto! Punzie fue muy amable en tomarnos en cuenta.

Los cuatro niños eran de una generación reciente, y formaron su propio escuadrón independiente porque nadie quería confiar en unos "niños de cuna", como los llamó Bunny.

—Es un poco pronto, ¿no tienen cosas por hacer?

Los cuatro se miraron entre ellos, para después negar con la cabeza. Hacía mucho tiempo ya que Pitch no atacaba, ni siquiera se ha aparecido.

—Me gustaría verlo.

Violet se acercó lentamente, posando su mirada detrás de Jack, quien volteó extrañado, notando a su prometida detrás de él.

—Por favor.

La pelinegra puso ambas manos en su vientre un poco abultado y sonrió después de un rato.

—Le brindas mucha seguridad.

Uno de los dotes de Violet es sentir lo que los demás, mejor dicho, ella sabe cómo te sientes y lo que piensas.
Por eso fue que de inmediato se enteró del enamoramiento de Wilbur hacia ella.

Abrió los ojos de golpe, alertando un poco a la rubia.

—¿Está todo bien?

Ensanchó su sonrisa.

—Sí, es... un niño muy saludable.

Había algo más, había descubierto algo que ellos no. Pero no parecía algo malo, sino les hubiese dicho enseguida.

—Tendremos que esperar un tiempo, ¿nos hospedarían aquí?

Wilbur preguntó, yendo con Violet y abrazándola de la cintura, para depositarle un beso en la mejilla.

—Am... sí, tenemos un par de habitaciones extra.

—Bien, vamos a dormir, es tarde.

Ordenó Hiro, a lo que los demás asintieron y desaparecieron con ayuda de los poderes de Penny.
Ya conocían el lugar a la perfección.

—Ve a dormir, muñequita.

—Ven conmigo.

Todos se dispersaron para continuar con la increíble misión de descansar.