•Especial Willet•

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Violet caminaba tranquilamente por los pasillos de la enorme guarida, su mirada estaba contemplando la hermosa vista que los enormes ventanales dejaban ver.

Aún recuerda cuando trataron de reclutarla para formar parte de The Big Five, porque originalmente así iban a llamarse, y se negó para casarse con Wilbur.
Si hay una cosa de la que se arrepiente rotundamente, es no haberse esperado a siquiera tener por lo menos 90 años para contraer matrimonio.
Hubo muchas cosas que no aprendió y, por lo tanto, no podía ser la esposa que su marido esperaba.

Lo hicieron de manera privada, casi nadie sabía, muy apenas Penny, Hiro y Rapunzel en un principio. Ahora, ya después de un tiempo, después de pensarlo con detenimiento, decidieron que lo mejor sería que los demás lo supieran de su propia boca a que se enteraran por medio de chismes. De todas maneras, algún día se iba a revelar.

Nunca pensó en la decepción que tendría de sí misma al enterarse de su esterilidad.

Después de que lo supieron, su relación se vio en una situación muy delicada. Violet se alejaba constantemente de Wilbur por miedo a que su mirada llena de amor fuese reemplazada por una de pena o, incluso, odio.
Era como si algo en ella no estuviera completo, y construyó una barrera entre ambos para evitar el dolor de Wilbur.

Sólo empeoró las cosas y se dio cuenta de ello antes de que tomaran la decisión de separarse definitivamente. No podía más con la depresión que constantemente daba punzadas en su pecho y le daba malas ideas para terminar con todo.

Hablaron de ello, Wilbur la enamoró una vez más por la manera en la que logró lidiar con todo. La escuchó atentamente y le regaló miles de promesas que hasta ahora estaba cumpliendo a la perfección.
Le aseguró que nada en el mundo haría que dejase de sentir el amor que siente hacia ella, puesto que tardó mucho tiempo en lograr enamorarla.

Seguían siendo muy jóvenes, y había cosas que no lograban entender del todo, pero no se alejarían por nada. Han madurado, saben cómo afrontar los problemas. Su matrimonio es estable y sincero, nadie les obligó a juntarse.

—Cariño...

La dulce voz del dueño de su corazón le daba bastante tranquilidad y seguridad. No podía explicarlo del todo, pero era hermoso.

—¡Violet Parr!

—Es increíble que seas tan ciego como para no verme.

—Oh, perdona, cielo.

Ambos se acercaron para abrazarse. Él sabía que algo no andaba bien, lo sospechó por la manera tan posesiva en la que lo tomó.

—Mi apellido dejó de ser Parr hace mucho tiempo...

—Lo sé, sólo me gusta molestare... Violet Robinson.

Era el nombre más maravilloso del mundo.

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