3. El Petiso Orejudo

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Una de las preocupaciones actuales de los expertos, relacionada con la infancia y adolescencia, radica en que colegios e institutos dan demasiada relevancia a las calificaciones de las materias tradicionales y poca a la Inteligencia Emocional, con...

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Una de las preocupaciones actuales de los expertos, relacionada con la infancia y adolescencia, radica en que colegios e institutos dan demasiada relevancia a las calificaciones de las materias tradicionales y poca a la Inteligencia Emocional, con lo que en la práctica se convierten en fábricas de analfabetos emocionales.

Sostienen que en la vida moderna las familias se enfrentan a grandes presiones, ya que el mercado laboral abarata los costes y determina que los padres se vean obligados a trabajar horas interminables. Los niños pasan gran parte del tiempo solos, los divorcios se incrementan y la incertidumbre y la inestabilidad afecta incluso a los sectores más acomodados y con mayor cultura. Todo esto condiciona negativamente el nivel de competencia emocional de los hijos, aunque hoy en día es posible contar con una ayuda psicológica que intenta paliar las carencias del sistema.

Algunos de los niños se vuelven violentos, ya que los progenitores alternan su indiferencia con castigos, lo que les aumenta la paranoia y la agresividad. ¿Qué implica esto? Que reaccionan de forma exagerada ante las bromas o la conducta de los demás; tienden a interpretarlas como ofensas o injusticias cometidas hacia ellos. Juzgan los actos más inocentes como amenazas y responden de modo violento, lo que determina que estén aislados, porque sus iguales se alejan. Cito textualmente las palabras de Daniel Goleman: «Son niños, por último, que, cuando montan en cólera, creen que solo disponen de una posible forma de reaccionar, repartir golpes a diestro y siniestro».

Por tanto, esta respuesta es independiente de qué ocurre en la realidad, porque registran los hechos como provocaciones y actúan instintivamente, no razonan. Esto constituye una propensión al delito: ahora se oponen a las normas de comportamiento, mañana a cualquier tipo de ley que los limite. También se añade como factor de riesgo que residan en sitios con alto grado de delincuencia, ya que es una invitación constante a quebrantar el orden establecido. Si a este cóctel peligroso se le suman los malos tratos familiares, nos hallamos ante la fórmula infalible para producir psicópatas.

A lo largo de la Historia los hijos siempre han sido considerados una propiedad más de los padres. Los ordenamientos jurídicos no los protegían de los abusos y crueldades, puesto que no se los veía como personas con derechos. Recién en los años setenta del siglo pasado comenzó a existir una mayor sensibilidad, gracias a los medios de comunicación masivos y a que los psicólogos y psiquiatras le dieron difusión a la hipótesis de que los niños maltratados de hoy eran los maltratadores del mañana.

Grandes criminales de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora