«La continencia sexual es compatible con la salud y la mejor prevención de las enfermedades venéreas; además, el control del consumo de alcohol ayuda a prevenir la sífilis».
Asociación Médica Americana, 5 de abril de 1914[1].
Durante mucho tiempo América se presentó ante el europeo pobre como un paraíso lejano. Un sitio en el que las expectativas de hacerse rico brotaban para los inmigrantes igual que las setas en otoño.
Sin embargo, la realidad a principios del siglo XX resultaba muy distinta. Luego de reunir todos los requisitos imprescindibles para entrar en Estados Unidos y de cruzar el océano en un barco atestado, por supuesto en condiciones deplorables, debían pasar la cuarentena de la Isla de Ellis. Allí se los sometía a un análisis exhaustivo, tanto legal como médico.
Una vez superada esta etapa, se percataban de que se hallaban ante una sociedad cerrada a cal y canto, donde los descendientes de los antiguos inmigrantes se habían convertido en empresarios y solo tenían para ellos trabajos de hambre y sueños truncados. Debían sobrevivir en suburbios al margen de la ley, guetos en los que se aislaban las personas de una misma nacionalidad. Las únicas salidas viables eran la prostitución, el juego, el alcohol, los hurtos, las extorsiones. Las bandas con distinto lugar de procedencia no se mezclaban entre sí, pese a compartir las mismas nefastas vivencias. Al contrario, se enfrentaban unas a otras. Únicamente había un elemento que las unía: el odio compartido hacia la policía, que era la que se encargaba de consolidar estas desigualdades y de que los ricos los explotaran.
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Grandes criminales de la historia
RandomConoce a los grandes criminales que, por uno u otro motivo, dejaron su marca en las páginas más oscuras de la historia.