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«La primera vez que me transformé fue en la montaña de Couso. Me encontré con dos lobos grandes con aspecto feroz. De pronto, me caí al suelo, comencé a sentir convulsiones, me revolqué tres veces sin control y a los pocos segundos yo mismo era un lobo...»
Manuel Blanco Romasanta
El agua gotea acompasada desde las ramas de los árboles y el cielo continúa encapotado, gris y ceniciento sobre el bosque de Redondela. No dejará de llover en toda la noche y es muy posible que aún continúe después de que amanezca. Es el año de 1850 y Manuel Blanco Romasanta, buhonero de profesión, se ha ofrecido a acompañar a una mujer y a su hija hasta la provincia de Cantabria, donde les promete trabajo en casa de un cura amigo que él conoce, guiándolas a través de los espesos bosques del norte de España. Pero tras ese generoso ofrecimiento, se oculta una intención totalmente distinta.
No es la primera vez que Romasanta acompaña a mujeres por aquellas solitarias latitudes y hasta ahora nunca nadie ha sospechado la realidad que se esconde tras sus generosos ofrecimientos. Una verdad aterradora que muy pronto saldrá a la luz y es que esas mujeres y niños se convierten en sus víctimas. Víctimas de su ferocidad, pues Manuel está convencido de la maldición que se cierne sobre él, transformándolo en feroz bestia: Un hombre lobo.
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