Capitulo 2: Desayuno y.. ¿Confesión?

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Un olor a tocino hizo que me despertara, ¡Dios, sí que olía delicioso! un momento... ¿QUIÉN RAYOS ESTABA COCINANDO?

Me deshice de mis sábanas y salí corriendo de mi habitación directamente a la cocina, mientras bajaba, por la prisa, me resbalé pero logré agarrame y no caer a la mierda. El olor inundaba toda la planta baja, era tan delicioso que inconscientemente, se me hizo agua en la boca, cerré los ojos y seguí inhalando de aquel fantástico aroma.

Me asomé a hurtadillas por la cocina, aunque era ilógico porque es mi cocina y me estoy escondiendo..

—Has despertado

—¿Eh?

Y ahí estaba él, enfrente de la estufa, con una espátula en la mano derecha y el mango del sartén en la izquierda, en la cual estaban aquellas tiras que se quejaban por el contacto con el aceite, desprendiendo su alma hasta llegar a mis fosas nasales, a un lado, se encontraba un plato con huevos revueltos recién hechos.

—¿Tienes hambre? —me preguntó y juro que pude escuchar una risa de él.

—¿Eh? —parpadeé un par de veces al darme cuenta que no he dejado de ver la sartén, y lo miré.

—¿Tienes hambre? —repitió y me mostró una sonrisa.

No pude responder, tal vez fue porque mi atención estaba completamente dirigida hacia los ruidos que hacia mi estómago o simplemente, después de esa sonrisa, mi cerebro ya no trabajaba correctamente, así que solo asentí y me senté en uno de los bancos que tiene la barra de la cocina.

Louis, después de servir en dos platos una porción de huevos revueltos y tiras de tocino, puso uno delante de mí y el otro enfrente, dónde tomó asiento para que podamos desayunar.

—No era necesario el que hicieras esto —le dije, aunque realmente no era lo que sentía, quería gritar de felicidad por el hecho que me haya cocinado, para mí y solo para mí, bueno, a ambos, pero lo hizo pensando en mí y lo demás me vale verga.

—Tampoco era necesario que corrieras bajo la lluvia para alcanzarme —su tono era tímido y a pesar de que bajó su cabeza, pude notar como sus mejillas se tornaban rosas.

—Pero tenía paraguas...y como te dije, soy atrevido —le mostré una sonrisa orgullosa.

—Realemente te agradezco que lo hayas hecho —me miró a ver pero lo noté vacilar—, Me he sentido de pésimo estusiasmo últimamente que he llegado en creer que no se puede confiar en las personas, por más que esperas contar con ella, termina lastimándote, siempre...pero supongo que no hay que hacer conclusiones desesperadas, bueno, literalmente, fuiste como un relámpago en mi noche de lluvia... —en lo último ya no me miraba a los ojos, desvió la mirada a un lado y sus mejillas se tiñeron de un rosa exquisito.

Me dieron ganas de tomarlas y recorrerlas con muchos besos.

Cállate estúpido cursi.

—Mmm..solo que no veo que de bueno pueden tener los relámpagos.. —me tomé la barbilla y entrecerré los ojos intentando encontrarle sentido a sus palabras.

—Me sentía fatal, deprimido y triste, esa era mi noche de lluvia, las nubes oscuras no permitían que la luz de la luna y de las estrellas pudieran llegarme, la lluvia convertía mi vista borrosa y mi camino inseguro, pero un instante..en el instante que el relámpago atravesó las espesas nubes y me mostró su luz, aquella iluminó mi camino, solo fue un segundo, pero eso era suficiente..comprendí que cuando menos lo esperas, hasta en la noche más oscura con la lluvia más torrencial, un silencioso relámpago se hará presente para atravesar los oscuros cielos y hacer llegar arrogantemente su luz..me hiciste llegar tu luz.. —lo último lo dijo casi en un susurro, pero le escuché perfectamente, su cara cambió del rosa al carmín y trató de ocultarlo bajando la cabeza.

¿A que se refería? ¿Acaso esto es un tipo de confesión? no, no, no, Harold Edward Styles, tranquilo.. no te hagas falsas ilusiones, solo está agredecido porque lo ayudaste un poco, sabe que el amor a primera vista mo existe, esos son solo cuentos de Disney... así que posiblemente a ti tampoco te gusta, tan solo es porquevlo viste indefenso y ya.. ¡ESO ES!, no te gusta, tan soli quisiste ayudarlo cono la súper persona amable que eres, nadie tiene el corazón más bondadoso que tú, oh si bebé. Así que no es amor.. no es amor.. no es amor..

—Bueno, si lo pones de esa manera, los relámpagos no son tan malos.. si según tú, yo soy un relámpago... —levanto la mirada cuando comencé a hablar y tomé el tenedor que se encontraba en mi plato—, No le importará el poder iluminar las lluviosas noches oscuras, será lo suficientemente atrevido como para atravesar todas las nubes que se le crucen en el camino para poder hacerle llegar a su luz a cualquiera que se encuentre perdido bajo ese cielo sombrío.. —tomé una porción del huevo revuelto con el tenedor y me lo metí en la boca—. ¡Esta riquísimo! —exclamé mientras masticaba, luego tomé una tira de tocino y mordí un pedazo—. Y en defensa del relámpago, no creo que sea arrogante.. tan solo un poco impulsivo

—Impulsivo.. —fue lo único que dijo y dio una ligera sonrisa.

Fue el desayuno más silencioso y placentero que pude haber tenido en toda la vida, solo se escuchaba el sonido del metal en los platos del cristal y era una melodía recorfontante para ambos. De vez en cuando nuestras miradas se cruzaban.. azul y verde, ¿Una mezcla perfecta, no?, pero solo sonreíamos como tontos y bajábamos nuevamente la vista en nuestros platos.

Aunque sea un solo paso, estoy más cerca de él.

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Me encontraba en el súpermercado haciendo algunas compras, hasta siento que alguien me toca el hombro y me di vuelta.

—¡Zayn! —sonreí.

—¡Hola Harry! —me abrazó.

—¿Cómo estás, Negro?

Sí, así lo llamaba a mi mejor amigo.

—Bien, ¿Y tú, Rulitos? ¿Haciendo las compras? —me preguntó mirando mi carro lleno de mercadería.

—Y pues, claro que sí, para eso vine aquí, idiota —me reí—. ¿Y Liam?

—Está buscando los cereales favoritos de Chris

Zayn y Liam se casaron el año pasado y adoptaron a un niño muy hermoso y encantador llamado Christian.

—Extraño mucho al pequeño Chris —hice puchero.

—Él también a ti, algunas veces me pregunta por "El tío Harry" —dijo riendo.

—Oh —me reí—. Es muy adorable, mándale besos y abrazos y que seguramente iré a visitarlo algún día de estos

—Más te vale, Styles

—Claro que sí —reí—. Bueno, tengo que que hacer las compras, te veo luego Zayn, saludos a Liam, te quiero

—Y yo a ti, Harry

Nos despedimos con un abrazo y cada uno fue rumbo a su destino.

Bajo la lluvia [Fic Larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora