O7. MASSACRE IN THE CHURCH

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CAPITULO SIETE;
MASACRE EN LA IGLESIA.

CAPITULO SIETE;MASACRE EN LA IGLESIA

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Rebecca Coonor.

Las cosas no podrían ir de mal en peor, me sentía como un pequeño insecto en una habitación llena de personas, en cada parte pueden llegar a pisarte y matarte. Al igual que una presa bajo la mirada de un cazador, tratando de que haga el mas mínimo movimiento para poder disparar.

An pasado infinidad de cosas que me siento como un insecto. Expuesta al peligro que esta a la vuelta de la esquina. Hay tantas cosas que an ocurrido que se me hace difícil decir que tengo un nudo tan grande en la garganta que me impide hablar.

Una de las cosas que están pasando ahora mismo, es que los habitamtes de Terminus están aqui en la iglesia. No sabemos las intenciones que puedan tener esos hombres hacia nuestro grupo. Pero claramente no son las mejores

—Ustedes saben que estamos aqui —Diablos, estamos perdidos, estamos jodidos eso ya es un echo —Y nosotros sabemos que están aqui.

Mire a todos, Judith estaba en su cuna improvisada, Tyreese se veia nervioso al igual que todos nosotros, Carl era el mas serio. Me aceruqe a y le Murmuré que podíamos hacer, solo resivi la respuesta del de orbes marinas "Esperar".

—Vinimos armados —La irritante voz del lider de Terminus, Gareth si no mal recuerdo resonó por toda la habitación —Asi que no tiene logica que se escondan.

Me acerque a Judith y la tome en brazos bajo la atenta mirada del chico Vaquero. Empuñe fuertemente mi navaja en manos mientras cargaba a la rubia, la cual tenia los ojos cristalinos. Un temblor recorrió mi cuerpo. Si la pequeña comenzaba a llorar estabamos perdidos, mas de lo debido.

—Los estuvimos observando —Volvio a hablar en habitante de Terminus —Sabemos quienes están aqui: Bob. Si aun sigue vivo. Eugene, Rosita, la desmayada Rebecca, el buen amigo de Martín, Tyresse, Carl...y la pequeña Judith.

La sangre se me heló al escuchar el nombre de la mas pequeña del grupo salir se los labios de aquel demoniaco ser. Abraze fuertemente a Judith empuñando con fuerza la navaja que tenia en manos. Una ola de ira y enojo me cubrió por completo.

—Carl...

—Calmate Becca.

—¿Como crees que me calme en esta situación? —Hable irónicamente.

—Solo guarda silencio.

—Bien —Suspire.

—Están tras una de estas puertas y tenemos municiones de sobra para derribarlas —Anuncio, alzando ligeramente la voz —Imagino que no querrán eso.

Nadie hizo nada, ningún ruido o movimiento, haciendo que el enojo del hombre creciera.

—¿Que hay del cura? —Cito— Padre, si nos ayuda a acabar con esto lo dejaremos irse.

Volte a ver al padre Gabriel, este miraba atentame la puerta, nege con la cabeza haciéndole saber que ni se le ocurriera responder la propuesta.

Nada de esto saldrá bien.

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Miraba fijamente los charcos de sangre en el suelo, mi respiración estaba ajitada, los recuerdo iban y venían tan rápidamente que me costaba asimilar lo que acaba de suceder hace unos minutos. Un suspiro salió de mis labios a la par que miraba atentamente el color escarlata que tenia el suelo en ese momento.

—Becca.

Una voz ligeramente gruesa me nombro, lentamente me fui volteando para encontrarme a Carl parado frente a mi, su rostro se notaba cansado y angustiado.

Le indique que se sentara junto a mi, a lo que el sin rechistar acato mi orden, coloque me cabeza en su hombro mientras miraba un punto entre la madera del suelo.

Estaba equivocada, nada es un bueno lugar.

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Editado : 6 de febrero, 2019.

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