Previo a la fiesta

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Advertencia de escenas de sexo explícito más adelante en el capítulo.

Están advertidos, Dios los está mirando.

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–¿Tu novio es dueño de uno de los mejores antros de la ciudad y aun así no se te había ocurrido celebrar su cumpleaños ahí? –preguntó un estupefacto Raphael.

La situación era esta: el martes de esa semana Alec había estado de cumpleaños y, pese a que la celebración no había iniciado de la mejor forma, Magnus había logrado que su novio le perdonara el olvidar su cumpleaños. Sin embargo, nada podía simplemente acabar ahí.

No, no.

Alexander Lightwood era el dueño de Pandemónium, uno de los antros más importantes de la ciudad y su cumpleaños era un evento demasiado popular como para no incomodar a Magnus. La fiesta debía ser fenomenal y Magnus, no acostumbrado a este tipo de vida nocturna –al nivel de Alec, al menos–, no tenía ni idea de cómo actuar.

Ya era viernes, y Alec siempre celebraba su cumpleaños el sábado siguiente al 12 de septiembre.

–Es decir, sí pensé en celebrarlo en Pandemónium –intentó justificarse–. Pero como Alec ha tenido problemas para controlar cuánto alcohol consume... No lo sé, estaba pensando organizar una cena con sus amigos y familiares.

–¿Cena? ¿Puedo ir? –preguntó Simon entrando oportunamente, como siempre, a la oficina de sus dos amigos.

–No habrá cena –dijo Raphael–. Magnus, Alec consumirá el alcohol que se le dé la gana tanto en Pandemónium como en una cena. Además, ¿cómo crees que se sentirá si se entera de que no confías en él?

–Confío en él. En lo que no confío es en las personas que lo rodean y que, sobre todo en su cumpleaños, intentarán emborracharlo hasta que caiga inconsciente.

–No exageres.

–Exageraré tanto como quiera.

Simon miró preocupado lo serios que estaban sus dos mejores amigos, por lo que prefirió intervenir.

–Miren, Iron Man y Capitan America, esto no es Civil War. No hay sólo dos salidas a este problema, es más, ¡es muy sencillo!

–Ilumínanos –pidieron ambos, con sarcasmo.

–Magnus, tú dejarás que tu novio celebre su cumpleaños en Pandemónium como el novio genial que quieres que siga creyendo que eres; estarás con él toda la noche vigilando que no se pase de copas; Raphael, Catarina y yo estaremos cubriendo tus espaldas, y tu novio será feliz porque todo saldrá igual o mejor que todos los años. ¿No eres tú el que siempre quiere que Alec deje de pensar en todos los problemas que asechan su mente últimamente? ¡Deja que se divierta y sólo preocúpate de que no se pase!

Y en todos sus años de amistad (y siendo primos, en el caso de Raphael), JAMÁS había ocurrido que Simon fuera la voz de la razón, al menos no a este gran nivel.

–Simon... tiene razón –asintió Raphael, sintiendo que algo quemaba su garganta por dentro–. Me cuesta aceptarlo, pero es cierto lo que dice: no puedes permitir que Alec sienta que no confías en él, y sí, su ambiente no es el mejor para evitar el alcohol en exceso y quien sabe qué más, pero ahí estarás tú cuidándolo y nosotros estaremos también ahí para ti.

Magnus sonrió más tranquilo al fin, agradeciendo tener de amigos a ese par de hombres.

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En picada | malec auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora