Escapando

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Una fotografía llegó a su celular y Alec tuvo ganas de llorar y llamar a la policía. En la fotografía se podía ver a él mismo, mirando distraído a su perro mientras este elegía el mejor árbol donde parar su pata. Y la foto estaba tomada de tan cerca.

El corazón de Alec comenzó a acelerarse y su respiración se volvió errática, al punto de ser casi imposible respirar; un calor lo envolvió, subiendo desde sus pies a su cabeza, mareándolo.

–Ya estoy en casa, ya estoy en casa –se dijo en busca de calma, caminando de un lado a otro por su apartamento, con Axl siguiéndolo inocentemente.

Para empeorarlo todo, el número que acababa de enviarle las fotos era el mismo que lo había llamado en su fiesta de cumpleaños y que, al día siguiente de esta, lo había mensajeado.

"...siempre termino volviendo a tu vida, ¿no? Siempre terminas cayendo ante mí una y otra vez... Porque soy la única persona que ha logrado aceptarte con todas tus mierdas. Soy el único que te conoce completamente"

"Volveré a la ciudad, ¿sabes?"

"¿Recuerdas cuando nos conocimos? Eras tan solo un adolescente problema"

"...en unos días llegaré a Nueva York y no creo que sea muy difícil encontrarnos"

Alec estaba descubriendo que a Derek le gustaba el drama más de lo recomendable.

–Magnus no puede saber esto, no puede saber que Derek ya me encontró –susurró mirando cómo Axl se rascaba las orejas contra la alfombra–. ¿De qué serviría, si escaparé hoy?

Con eso en mente, partió más tranquilo y animado a preparar sus bolsos y el de Axl.

Ropa, mucha, pero no al extremo, total podía lavarla en el departamento de Magnus. Sus cremas y lociones, porque no podía interrumpir sus rutinas de cuidado y belleza. Su cepillo de dientes, infaltable. Zapatillas, un par de zapatos y sus pantuflas de Pikachu.

En la maletita de Axl echó sus champús, su cepillo para el cabello, su chaquetita de cuero –para ir a juego con él, cuando corresponda–, y uno que otro traje, ya que a su hijo parecía no gustarle ir "desnudo" por la vida. La cama de Axl tendría que ir aparte, ya que era imposible meterla en algún bolso.

–Ahora es cuando me pregunto por qué te compré una cama tan grande, si a lo mucho mides veinte centímetros –suspiró Alec, viendo con diversión al pequeño animal.

Una vez el equipaje estuvo listo, Alec se preparó un ramen instantáneo y se instaló en el cuarto de estar a ver series. Ahora sólo quedaba esperar a que Magnus saliera del trabajo y fuera a buscarlo para irse a vivir a su departamento... por un tiempo.

Lo único que Alec rogó durante toda la tarde fue que no le llegase nada de Derek.

~

El día de Magnus fue una completa locura. Si bien estaba intentando enfocarse en su trabajo como normalmente hacía, constantemente algún pensamiento sobre Alec mudándose a su apartamento lo interrumpía de sus labores.

–Oh, le pediré a Catarina si puede ver que mi departamento no esté tan desastroso –dijo en voz alta, tomando su celular para mensajear a su amiga.

–No te veo enfocado hoy –se quejó Raphael, desde su escritorio–. ¿Ocurre algo?

Magnus miró a su amigo –y jefe– con una sonrisa culpable.

–Recuerdas que los últimos días he estado viviendo donde Alec, ¿cierto?

–Así es.

–Pues digamos que un posiblemente psicópata ex–novio de él puede estar de regreso en la ciudad y puede que Alec tenga miedo de que lo encuentre, así que decidimos "mudarnos" a mi apartamento por un tiempo y... bueno, eso me tiene un poco en las nubes. Surgió de la nada y, si te soy sincero, me preocupa que Alec extrañe sus comodidades una vez que viva como un clase media, como yo.

En picada | malec auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora