II

572 73 2
                                    

Abrió los ojos parpadeando para poder enfocar su vista.

¿Eh?

Desde cuando el techo color crema pasó a blanco.

Siente cansancio, voltea el rostro y muchas imágenes pasan por su mente, hasta al final.

Sus ojos se abren de la impresión.

¡¿Funcionó?!

—…funcionó…—susurra con la fragata seca.

La puerta fue abierta por lo que crees que es una enfermera, bueno su ropa lo indica.

—Buen día Señora Sawada, en unos momentos le traen a su hijo, fue un parto complicado.

Nana abrió sus ojos sorprendida, y una tierna sonrisa se posó en sus labios a la vez que le pasaban a un pequeño de cabellos castaños.

Volvió a llorar pero ahora era de felicidad, tenía a su pequeño en sus brazos tan frágil y tierno.

—Tsu-kun, Mamma está feliz de volver a verte, Okā-san se asegurará de protegerte—susurra dando un beso en su frente.

El bebé se acercó más a Nana entendiendo sus palabras, en brazos de mamá la seguridad es primordial.

Nana se tranquilizó de inmediato, solo faltaba preocuparse por las cosas a futuro, su inútil marido no asistió a su parto, pero por lejos dió un nombre maravilloso a su hijo.

Sawada Tsunayoshi.

Al día siguiente la dieron de alta, Nana pronto se encontraba en casa, con un Tsuna feliz de estar en brazos de su mamá.

Nana se puso a pensar, Iemitsu llegaría dentro de una semana. ¿Qué haría?.

La última vez que lo vio fue cuando concebió a su pequeño.

Primero iría al registro para que su hijo sea registrado.

¡Oh!

El timbre fue tocado, con sumo cuidado deposita a su hijo en su cunero dándole un último vistazo atiende a su visita inesperada.

—Konichiwa de nuevo Nana-san~

Kawahira entra sin ser invitado a pasar, convoca un té y se sienta en el sillón.

—CheckerFace—dice a modo de saludo—¿Qué se le ofrece?

—Nada, Querida, solo he venido a ver cómo van las cosas, para asegurarme de eso vendré cada Miércoles de cada semana de ahora en adelante—ella asiente entendido—¡Oh!—exclama—se me olvidaba—le coloca un collar sobre su suéter de lana blanco—Las llamas Nova habían dejado de existir cuando el último Zegel murió, pero tú las despertaste cuando tomaste esa decisión.

Nana admiró el hermoso collar, las llamas blancas con destellos plateados formando una hermosa luna brillante.

—Es hora de irme Nana-san, la veo la próxima semana~

Al momento de cerrar la puerta Tsunayoshi empezó a llorar.

El Lunes de ese mes, Iemitsu llegó con una sonrisa y un enorme León de peluche que duras penas podía cargar.

Nana lo saludó cariñosamente, apresar de ello que hizo aún lo ama pero hay cosas que uno debe sacrificar por el bien de su hijo.

Mi Tsu-kunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora