2~ Nuestra Salada Existencia.

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 —¿Entonces?, preguntando de forma impaciente — Espera, aún pienso ¿Dónde podemos ir a comer? —He... ¿Vamos al restaurante de la esquina? He escuchado que sirven buena comida — ¿Has escuchado? Si me intoxico tú tendrás la culpa — Tampoco seas tan dramático Ricardo, no te morirás y si pasa, armaré una fiesta en tu honor, recordaremos la vez que solo te tomaste una cerveza y estabas borracho — Legard, ¿Tú no buscas la muerte natural cierto? — Olvidarlo, mejor hay que llamar un uber o un taxi que ya se hace tarde — Ya viene en camino el uber.

—Rápido Ricardo, súbete — Oye, ¿si andas tu billetera? —Legard, usa tu maldita lógica ¿Quien pidió el uber? —Jódete Ricardo, ahora como carajos vamos a pagar, diciendo de forma que no escuchará el conductor. — A ver... dile a tu banco que te envíe dinero, así lo pagamos digitalmente. — Eso hago genio. Luego de un poco de miradas incómodas entre el conductor que era evidente que ya se había dado cuenta sobre la situación, y como un sonido de una bala sonó una notificación diciendo "Estimado usuario, su transacción por el monto de 150$ ha sido completada con éxito" — Justo a tiempo... con un tono de voz suave y aliviado —Ya hemos llegado, pueden depositar el dinero en la parte izquierda y en la derecha por si pagaran por teléfono. Ambos se quedaron mirando y solo puso el efectivo... y se marcharon.

—¿Tiene reserva? ¿caballero? Pregunta la dependiente de una forma poco amable. — Señorita... olvidé el número de asiento, ¿Será que no lo puede buscar? Diciendo Legard buscando entre todos sus bolsillos — Oye, Legard, no creas que buscando en tus bolsillos encontrarás el maldito número — ¿Quién dice que tengo número? Solo hay mirar la lista y ver rápidamente los nombres vacíos y listo, tenemos mesa —Caballero, debido a que mi compañera se le acabo el turno los atenderé yo. — Y ahí estaba él... por un momento quedé tal vez ¿paralizado? o... se puede traducir en ¿Amor a primera vista? — Legard... ¡Legard! ¡Reacciona!! — Ah, ah... ¿Qué pasó? — Él te está pidiendo el número de cuenta — Ah sí, el número, ¿Me puede mostrar la lista? — Por motivo de políticas no puedo hacerlo. Pero si le puedo buscar los días de las reservas.

—Si claro, eso, dijo Ricardo un poco emocionado a ver una luz al problema. Legard, dile la fecha en la que reservaste... ... ... ... ... ... ... ¿Legard...? — Hemm... ¿Era conmigo? — Si, dile la fecha en que hiciste la reservación Legard — Oh sí. la fecha... busque el nombre Ethan Morran entre el 11 de julio y 19 de agosto — Ya le avisó —¿Quién es ese Legard? — Es un chavo que conocí, me había comentado que vendría justo aquí pero luego no pudo porque la novia no lo dejo —Todo un mandilón al parecer, comentando tratando de contener la risa — Listo, efectivamente, puede pasar a la mesa número siete, esperó disfrute su estancia — ¡Ja! Que te dije Ricardo, soy todo un dios — como digas, vamos, muévete — Ash, lo queda mirando seriamente a los ojos — ¿Qué ordenarán? Se acerca el mesero para tomar la orden, cabe decir que era medianamente atractivo, nada del otro mundo, pero tenía ese algo que te hacia que lo quedarás mirando para descifrar tanto misterio.

— Dos cafés con leche descremada y dos rebanadas de torta de fresa, — ¡Ah!, mira, ya ordena por los dos, él niño Ricardo está creciendo — Compórtate por favor, y mira que lo digo yo —Oye Ricardo, mira atrás — ¿Por qué? — Solo mira atrás joder, él da la vuelta disimuladamente y se pudo ver cuello grueso y blanco por el ejercicio — Me giré para nada, solo es mi ex, ni que fuera gran cosa. Aún que miré para atrás, me recordó muchos momentos, no puedo decir con precisión las situaciones, pero solo recuerdo vagamente cuando una vez, cuando íbamos por la plaza central agarrados románticamente de las manos, esa vez creo que me invito un helado, fuimos al cine y poco más recuerdo. Lo único que recordè porque a pesar que han pasado los años, ese día tuvimos que soltarnos, ya que, a él le sudaban mucho, eso puede explicar porque en ocasiones ese recuerdo vive vagando, fueron los únicos momentos en donde sentí que por fin había encontrado a alguien. Pero no fue así, solo fui un juguete más, una historia para reírse entre amigos... pero nada quedó claro aún hay cabos sueltos por solucionar con él... —¿Ricardo?... ¿Ricardo?... ¿Pasa algo?... — ¡No!, sacándolo de su transe interno. Solo estaba recordando algo — Vaya, pero ese algo te dejo bien bobo, si hubieras visto la cara que tenías, de hecho, mira, le tome fotografía — Estas idiota Legard, no es divertido, elimínala, porque si no — Por qué si no ¿Qué? — Me las cobro después y lo lamentarás.

Letras Oscuras (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora