~Capitulo 7

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Fuera, en el jardín, Dorothy

golpeaba el suelo con la punta de

su zapatilla, haciendo que el

columpio se retorciera con

desgana de un lado a otro.

- Aún no puedo creerlo - Dijo

Dorothy, en una voz suave, llena

de una mezcla de desesperación y

nerviosismo - ¡Mamá era nieta de

una duquesa! ¿Eso en qué nos

convierte? ¿En nobles? ¿Tenemos

títulos?-

Anna le dedicó una mirada irónica

- Sí, nosotras somos los parientes

pobres.-

Era la verdad, pues, aunque

Patrick Seaton era querido y

valorado por la agradecida gente

de campo cuyas enfermedades

había curado durante muchos

años, sus pacientes rara vez

podían pagarle con dinero y él

nunca les había presionado para

que lo hicieran. En cambio, le

pagaban con aquellos bienes y

servicios que le pudieran

proporcionar; con animales,

pescado y volatería para su mesa,

con reparaciones de su carruaje y

de su casa, con una hogaza de

pan recién hecho y cestas de

jugosas bayas silvestres. Como

resultado, a la familia Seaton

nunca le había faltado comida,

pero siempre andaban escasos de

dinero, como evidenciaban los

vestidos remendados y teñidos a

mano que tanto Dorothy como

Anna llevaban. Incluso la casa en

la que vivían se la habían

proporcionado los aldeanos, igual

que le habían proporcionado una

al reverendo Milby, el pastor.

Prestaban las casas a sus

ocupantes a cambio de sus

servicios médicos y pastorales.

Prestaban las casas a sus

ocupantes a cambio de sus

servicios médicos y pastorales.

Dorothy hizo caso omiso del

prudente resumen de su estatus y

continuó con su ensoñación:

- ¡Nuestro primo es un duque y

nuestra abuela una duquesa! Aún

no puedo creerlo ¿Y tú?-

- Yo siempre pensé que mamá

tenía algo de misterio - Respondió

Atrapada en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora