Al cabo de dos horas, el carruaje
de Harry se detenía bruscamente
ante la residencia londinense del
duque de Atherton. Un mozo de
cuadra corrió hacia él y Harry le
arrojó las riendas, salió del
carruaje y subió decididamente la
escalera principal de la casa.
- Buenos días, milord - Entonó
Dobson mientras abría la puerta
principal y se hacía a un lado - Su
excelencia le está esperando.-
- ¡Apuesto a que sí, diantres! - Le
espetó Harry en tono mordaz -
¿Dónde está?-
- En el salón, milord.-
Harry pasó ante él y atravesó el
pasillo, sus grandes zancadas
acompasaban su turbulenta ira
mientras abría la puerta del salón
y avanzaba directamente hacia el
hombre digno y de cabellos grises
que se sentaba ante la chimenea.
Sin más preámbulo, soltó: -
¿Supongo que tú eres el
responsable de ese infame
anuncio del Times?-
Charles le devolvió una mirada
arrogante - Sí, lo soy.-
- Entonces tendrás que enviar
otro para desmentirlo.-
- No - Afirmó Charles
implacablemente - La joven
vendrá a Inglaterra y tú vas a
casarte con ella. Entre otras cosas,
quiero un nieto tuyo y quiero
tenerlo en mis brazos antes de
dejar este mundo.-
- Si quieres un nieto - Soltó Harry -
Todo lo que tienes que hacer es
localizar a algún otro de tus
bastardos. Estoy seguro de que
descubrirás que ya te han dado
docenas de nietos.-
Charles hizo una mueca de
desagrado, pero su voz se volvió
más grave y amenazante.
- Quiero un nieto legítimo para
presentarlo al mundo como mi
heredero.-
- Un nieto legítimo - Repitió Harry
con gélido sarcasmo - Quieres
que yo, tu hijo ilegítimo, te dé un
nieto legítimo. Dime algo: si todo
el mundo cree que soy tu sobrino
¿Cómo pretendes reivindicar a mi
hijo como nieto tuyo?-