CAPÍTULO 1-
15 de octubre de 1998.
Un ángel blanco miraba desde el castillo construido en los cielos al mundo mortal. Los hombres iban y venían, ignorantes del ser alado que los miraba desde arriba; los hombres sólo ven al frente, jamás se toman el tiempo para mirar un segundo los cielos, tienen los ojos clavados en la tierra todo el tiempo.
El llanto de una criatura llena de la más brillante pureza llegó a los tímpanos del ángel. Abriendo sus alas largas con plumaje blanco y dorado, se aventó desde las nubes al mundo donde esa frágil alma clamaba por protección.
Mientras el viento despeinaba su plumaje, en su mente sólo recordaba las últimas palabras de su Padre.
"Protege al hijo de hombre de todo mal que habita en la Tierra. Guíalo por el camino del bien y evita que los descendientes de Lucifer ensucien el alma pura que le he otorgado. Porque él es mi hijo, y está destinado a hacer el bien en la humanidad. Esta será tu misión."
El señor del cielo le había otorgado una muy importante tarea. Una tarea tan importante como lo fue anunciar el nacimiento de Jesucristo a José y María, como lo fue la anunciación de Juan el Bautista, como lo fue explicarle al profeta Daniel el significado de sus visiones y el dictamen que dio del Corán a Mahoma.
"Guíalo, Gabriel." -le había dicho el Altísimo.
-Yo soy tu mensajero, señor mío. Tu fortaleza. -dijo Gabriel volando hacia Seúl, Corea del Sur.
21 de junio de 2014.
El clima invernal de Seúl parecía nunca acabar. El frio era tan fuerte e intenso, que las sábanas de la cama que cubrían a un joven de 15 años parecían ser lo más reconfortante en ese momento. Eran las siete de la mañana, y el cielo estaba completamente blanco al igual que la tierra, la nieve cubría cada espacio pintándolo con el color de la pureza.
Abriendo los ojos con mucha pereza, el adolescente se hincó sobre el colchón para mirar el hermoso paisaje que se encontraba del otro lado de la ventana que estaba junto a su cama.
La belleza de aquel cuadro hermoso no tenía comparación, el chico amaba la nieve. Prefería estar usando chamarras que pesaban más de dos kilos y le hacían subir de peso, que estar sudando como puerco en verano.
El niño suspiró al ver los copos de nieve cayendo desde lo más alto del cielo.
-¿Qué habrá allá? -se preguntó sin despegar su mirada de las blancas nubes flotantes.
Al niño siempre le había gustado mirar más allá de lo que la tierra tenía. Su espíritu soñador y fantasioso le hacía ver cosas en los cielos que ningún otro ser humano veía. "Ilusiones", siempre se había dicho a él mismo. Pero ilusiones muy hermosas de ángeles danzando entre las nubes y cantando para él.
La belleza de la nieve no se comparaba para nada con la que poseía ese ser humano. Su piel era tan blanca como el mismo algodón, igual de suave y frágil. Su cabello azabache, sólo tenía comparación con una brillante noche estrellada. Sus ojos canelas irradiaban una luz tan pura como los mismos copos de nieve que contemplaba con devoción. Sus labios rosados, suaves como pétalos. Delgado y de estatura promedio. El niño era dueño de una belleza tan pura y casta, tan angelical. Su carita infantil no tenía comparación alguna al igual que su alma. El joven siempre se había distinguido por ser muy devoto a la iglesia y cumplir con lo que las sagradas escrituras dictaban. Era amable, bondadoso, humilde y caritativo.
El sonido de la puerta lo sacó de concentración. Miró hacia atrás y vio al mismo hombre que había visto desde su nacimiento. Alto, con cuerpo de modelo, cabello rubio oscuro y piel blanca.
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Diabolica Tentación
FanfictionESTA HISTORIA NO ES MIA, LA SUBO AQUÍ PORQUE QUIERO QUE LA LEAN Y DISFRUTEN. 😊 La historia pertenece completamente a Addy Dzul Negron, ella me dio su permiso de publicarla por aquí. Si quieren adaptarla le pueden buscar en Facebook y pedirle permis...