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-Capítulo 10-


"Me siento en mi hogar.
A salvo entre tus brazos que, cuando me envuelven, parece como si quisieran fundirme en tu cuerpo.
Ebrio de felicidad cuando tus besos mojan mi piel, cuando tus labios acarician mi excitación.
Ardiendo en deseo cuando tus manos tocan mi desnudez, cuando tu cuerpo desnudo me acorrala sobre la cama.
Aquí, amor mío, es dónde quiero estar."

Un ligero soplido del aire revolvió los cabellos azabaches de DongHae. Ahora estaba en una balsa junto con HyukJae atravesando las negras aguas del inframundo, ansioso por llegar a su nuevo hogar.

Si de lejos el castillo de Drácula, apodo que le había puesto DongHae al hogar de su amante por el parecido, se veía grande, estando a unos metros de él parecía gigantesco. El niño tuvo que echar su cabeza hacia atrás para contemplar la bella estructura en todo su esplendor.

-¡No pensé que fuera tan grande!
-Lo es, amor. Por dentro es aun más grande. Soy fanático de la antigua cultura medieval, de los pasadizos secretos y el estilo gótico, espero te guste.
-¡Oh, entonces viviré como un verdadero príncipe!
-¡Ven aquí!

HyukJae jaló a DongHae hacia su cuerpo para sentarlo sobre su regazo. ¡Oh, lo amaba tanto! El azabache enredó sus brazos alrededor del cuello de su amante y lo miró. Lo miró en silencio, perdiéndose en los negros orbes de HyukJae, en su diabólica mirada que brillaba con deseo y lujuria. Amaba esa mirada. Quería tanto verla por muchos años.

-Me gusta cuando me miras así... -susurró DongHae.
-A mí también me gusta cuando me miras así.
DongHae frunció el ceño. -¿"Así"? ¿Cómo "así"?
HyukJae sonrió de lado, un colmillo mostrándose bajo su labio.- Tus ojos son como el océano pacífico, transparentes como sus aguas y cálidas. Muy cálidos. Cuando me miras, siento tu calor envolver mi cuerpo, siento tus caricias, tus besos... te siento, cariño.

El niño sonrió enormemente. Se tiró a los brazos de HyukJae, acurrucándose en su pecho.

-¿Siempre está oscuro?
-Sí. Tendrás que acostumbrarte a eso, cariño. Aquí no hay ni una estrella cerca como el sol en la Tierra. Aquí no hay amaneceres.
-¿Es porque está arriba?
-¿El qué?
-El sol, ¿está arriba?

HyukJae frunció el ceño, confundido al principio hasta que logró entender a su niño. ¡Por todos los Dioses! Ese chiquillo...

-Jajaja, oh, amor. ¿No estarás pensando que en Inframundo está "abajo" de la tierra y el paraíso "arriba" sobre las nubes?
El niño parpadeó un par de veces.- pues... sí... -¡Oh, cielo! Es físicamente imposible eso, ¿no crees? -DongHae se lo pensó claramente.
-Pero, en los libros dice que...
-No, amor. Existe un Paraíso y un Infierno, sí, pero no dentro de la Tierra. Digamos que son mundos separados.
-Oh... eso explica muchas cosas... ya estaba empezando a dudar que hubiera un océano dentro de la Tierra, ¡tendría que ser el centro de la Tierra como en el libro de Julio Verne!
-Jajajajajajaja, ese es el mundo de los Fae, amor, y no está en el "centro de la Tierra". Más bien es una serie de cuevas profundas.
-¿¡De verdad existe!?
-Te sorprendería saber todo lo que hay en la Tierra, no por nada Él la hizo con mucha meticulosidad. Pero, definitivamente, el mundo de Faerûn es el más hermoso, te contaré una hermosa historia, pero otro día.
-¡Siiiiii! -Hae amaba las historias románticas.

DongHae dejó volar su imaginación. ¿Un mundo Fae? ¿De verdad existen los elfos? ¡Oh, cielos!

Antes de que pudiera seguir pensando en otras cosas, DongHae se sintió cargado por los brazos de su amante. Apretó más su agarre en el cuello de HyukJae y pataleó juguetonamente.

-¡Haaaa! ¡Me secuestran! Jajajajajajaja -bromeó el azabache.
-¿Qué dices, amor?
-¡Están secuestrándome!
-Que niño tan escandaloso, necesitas un par de buenas nalgadas.
-Jajajajaja ¡Nooo!
-¿No?
-¡No todavía!

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