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LeeTeuk observaba detenidamente el rostro durmiente de DongHae como si fuera lo más hermoso del mundo y como si no hubiera otra cosa más importante que hacer. En realidad, el pequeño humano era la joya más preciosa y valiosa para el rubio, no había nada más por qué vivir que su lindo sobrino. Teuk podría dar la vida por ese pequeño quinceañero que se deslizaba de la nube más alta dentro de sus sueños.

Se sentó en el borde de la cama, al lado del azabache, y acarició los lacios cabellos de su sobrino mientras dormía. Sonrió al recordar al niño cuando tenía cinco añitos y le había apodado como "Teukie" o "Teuk", ¿la razón? ¡Ni siquiera él la sabía! Pero tampoco le importo mucho, amaba ese sonidito infantil de la voz de Hae cuando le hablaba con ese gracioso apodo. Más tarde SiWon le había agregado el "Lee", tampoco sabía el por qué aunque tampoco le importaba. Su nombre real era Park JungSoo, aunque tampoco le importaba mucho. En realidad no había nada que le importara más que DongHae, y era por esa razón por la que estaba preocupado por el chico.

No había podido olvidar esa negatividad que había sentido en el bosque y la mentira del niño. Hae jamás le había mentido e insistía en que quería conocer el por qué ahora lo estaba haciendo. Más que el "por qué", quería saber quién. Y ese "quién" sabía que era ese tal EunHyuk. No había casas cerca, así que no podía ser alguien de la cuidad o del pueblo más cercano. Y esas huellas... algo estaba mal. JungSoo sabía que algo andaba mal. Lo sentía en su corazón.

Dando un profundo suspiro, el rubio se agacho para besar la frente del durmiente DongHae, quien se quejó entre sueños de una manera demasiado infantil y hermosa, haciendo sonreír a su tío.

-Pequeño y hermoso DongHae... no quiero que el mal toque tu alma. -hiso con su dedo la señal de la cruz en la frente de Hae y volvió a depositar un dulce beso sobre la suavecita piel del humano.- sigue soñando, mi niño.

JungSoo dio una última mirada al azabache antes de cerrar la puerta de su habitación.

-Dime que te preocupa. -escucho la voz de SiWon a sus espaldas. -no puedes ocultarlo, Teuk. Tampoco puedes ocultar que eso que te preocupa es por DongHae. Dime qué pasa.
JungSoo volvió a soltar un suspiro y se dio la vuelta para mirar a su amigo. -Insisto en qué había alguien más ahí en el bosque, SiWon.
-Hae dijo que era su amigo. Ese tal EunHyuk, ¿no?
-No, no, no. Había algo más. Pude sentirlo. Esa negatividad... esa maldad y esa... lujuria... -dijo Teuk algo desconcertado.
-Tranquilo, Teuk. Hae no nos ocultaría las cosas.
-¿Y si no lo he criado bien? -cuestionó con tristeza.
-No digas tonterías, Teuk. Has criado muy bien al cachorro, no se ha desviado del camino en estos quince años y no lo hará ahora. Tú y yo lo protegemos de todo mal, no te preocupes.
-Es que... -las lágrimas no tardaron en bañar el rostro preocupado de JungSoo. Quería demasiado a ese niño. -Lo quiero tanto, SiWon. Todos estos años ha sido mi niño. Todos estos años me he acostumbrado tanto a ver su mirada de cachorro, su tierna sonrisa y su alma tan pura. ¡No sabría qué hacer si algo malo le pasara!
El pelinegro inmediatamente se acercó a su amigo y lo abrazó con fuerza, brindándole su apoyo a través de ese cariñoso acto.- Lo sé, Teuk. Lo sé. No llores, Hae está bien. Nada malo va a pasarle. Yo también daría mi vida para protegerlo, lo sabes.
-Sí... sí, lo sé.- con mucho trabajo, JungSoo logró tranquilizar su sollozo. Se despegó de SiWon y limpió sus lágrimas.- Creo que debo de dormir. Necesito estar más tranquilo.
-Velaré el sueño de Hae para que estés más tranquilo, ya sabes que no duermo tanto. -dijo SiWon en tono suave.
-Yo tampoco, pero ahora sí necesito dormir. Te agradecería mucho que te quedaras con Hae mientras duerme, estaré más tranquilo.
-Así será. -el pelinegro asintió con la cabeza y le regaló una tierna sonrisa a su compañero.

JungSoo se metió a su habitación para dormir unas cuantas horas. Muchas en realidad.
SiWon entró en la habitación de Hae. Se acercó a la cama para observarlo dormir. Tan lindo, tan puro y tan frágil se veía el cachorro con su pijama de pececitos, su cabello revuelto y sus ojos cerrados.

Diabolica Tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora