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-Capitulo 5-

DongHae saltó de emoción sobre el asiento del Cadillac cuando vio un enorme letrero en particular: "Zoológico". ¡Tenía tanto tiempo que no iba al zoológico de Seúl! Él tenía que ir en las mañanas a la escuela y en la tarde con su tío a trabajar; su tío se la pasaba trabajando todo el día y SiWon también, cuando llegaba el fin de semana sólo querían quedarse a descansar en su casa. Hae comenzaba a pensar lo monótona y aburrida que era su vida. Él quería hacer cosas nuevas, vivir muchas aventuras; descubrir, observar, crear y realizar muchísimas cosas nuevas ¿qué importaba si rompía algunas reglas? Si su ángel estaba con él, sabía que todo estaba bien. Todo humano debería de divertirse de vez en cuando, ¿cierto? Ahora que se había saltado un día completo de clases, se sentía como si fuera un reo y se hubiera escapado de la cárcel. ¡Se sentía genial! El niño era todo un rebelde.

-¿Emocionado, cariño? -cuestionó HyukJae observando de reojo al azabache. Sonrió al ver los ojitos brillantes del niño que abrazaba con fuerza su mochila y se mordía los labios.
-¡Sí! ¡Muy, muy emocionado! -dijo Hae volviendo a dar saltitos sobre el asiento de copiloto.

DongHae no dejaba de ser un crío frente a sus ojos. Le sorprendía demasiado que a su edad se comportara de esa manera; la mayoría de los jóvenes de quince años actuales eran rebeldes, con la mente demasiado abierta, sobre todo en temas como sexo, drogas, fiestas y alcohol. ¡Su niño ni siquiera sabía lo que era una erección! Estaba seguro que no lo hubiera sabido si no se lo hubiera mostrado el día anterior. Sin embargo, el demonio tampoco se quejaba de la inocencia de DongHae, más bien, estaba fascinado por ella.

HyukJae estacionó su auto, salió e inmediatamente dio la vuelta para abrirle la puerta al menor. El humano dejó su mochila en el asiento y salió, regalándole una hermosa sonrisa al mundo. Tomando la mano de Hae, el rubio caminó hacia el parque zoológico. Un travieso rubor se formó en las mejillas de DongHae al sentir el calor en la mano que estrechaba con su ángel, alzó su rostro y casi se derrite al ver esa profunda y oscura mirada escanearlo de arriba abajo sin vergüenza alguna. El niño desvió rápidamente su mirada a algún punto en el suelo y se mordió con nerviosismo el labio inferior.

-¿Po... por qué me ves así, Hyukie?- cuestionó Hae entre tartamudeos.
-¿Ya te había dicho lo hermoso que te ves con tu uniforme escolar?

Hae miró con confusión su uniforme. ¿Qué tenía de lindo? Sólo eran unos tontos pantalones de cuadros como los que todos sus compañeros usaban en su escuela, obviamente, su camisa blanca, su par de tenis, su suéter tejido y su gorro. Incluso, se podría decir que ese gorro le hacía ver infantil, pero, ¿y qué? ¡Había frio! Discretamente observó de reojo a su ángel, esos vaqueros ceñidos a sus esbeltas piernas, la camisa lisa gris de cuello corto en "v" y la chaqueta de mezclilla le hacían lucir tan sexy... ¿Por qué siempre se veía tan bien?

-No es cierto... -respondió aun sin desviar su mirada del suelo.
-Claro que sí lo es, Hae.
-Que no...

HyukJae se limitó a sonreír y estrechar entre sus brazos al pequeño humano. Conforme más se acercaban a su destino, las ansias en DongHae aumentaban con cada paso. Cuando finalmente entraron, Hae se sintió como pez en el agua.

"¡Hyukie, mira esa fuente!... ¡Hyukie, vamos ahiii!... ¡Hyukie, quiero un heladito...!... ¡Hyukie, quiero un algodón de azúcar, ¿me lo compras, siiii?... ¡Hyukie, vamos al trenecito!... ¡Hyukie, vayamos a ver a los animalitos!... ¡Hyukie, trepemos por aquí, por ahí están las aves!.... ¡Hyukie, bajemos por aquí, por ahí están los monitos!... ¡Hyukie, subamos por acá, ahí están las jirafas!... ¡Hyukie, tengo sed! ¿Me compras una bebida?... Hyukie, tengo hambre, ¡comamos pizza!... ¡Hyukie, vayamos al parque un ratito!"... . Para HyukJae, fue como tener a un cachorrito saliendo por primera vez de su madriguera. La mayoría de las personas podría encontrar irritante el comportamiento de DongHae. Para HyukJae era demasiado divertido ver al cachorro brincar y gritar de un lado a otro, subiendo y bajando, corriendo y caminando, estaba completamente satisfecho con haber llevado a su niño al zoológico.

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