CAPITULO 1: EL KAZEKAGE... RECUERDA.

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CAPITULO 1: EL KAZEKAGE... RECUERDA.

Las olas se acercaban apacibles a la playa desértica.

Un hermoso fondo, mescla de rojo y dorado, adornaban el cielo.

El océano copiaba su color, haciendo imposible saber, dónde, este se unía con el firmamento.

Ahí se encontraba él.

Sentado de forma solitaria, en uno de los pequeños peñascos que se habían formado de manera natural a varios metros de la playa.

En su maduro rostro, se dibuja una serena expresión. Su cabello rojo, que antes parecía una flama salvaje, ahora se encontraba estrictamente peinado, y aun no conocía el pavor de las canas.

― Sabia que estaría aquí, padre.

La voz de Shinki irrumpió en su atmosfera tranquila, mientras se materializaba, luego de haber llegado en una especie de remolino, oscuro por el metal.

Gaara lo observó de lado, manteniéndose sentado.

Su mirada estaba llena de orgullo, el orgullo inconfundible que reflejaba un padre por su hijo.

Descruzó sus manos, para luego usar una de ellas, y palpar el suelo a su lado, a modo de invitación, para que lo acompañase en lo que sea que estuviese haciendo.

El muchacho, que ya había superado su veintena de edad no hace mucho, obedeció en silencio.

Al igual que su padre, no era alguien de muchas palabras.

Pasaron varios minutos, hasta que uno de ellos se animó a romper el silencio.

― El ocaso puede llegar a ser hipnotizante ―emitió Shinki, con cierta perplejidad, mientras sus ojos se inundaban con el paisaje.

― Yo lo definiría como "tranquilizante", pero supongo que tu definición también es acertada ―agregó el pelirrojo, mientras volvía a fijar su mirada en él, notando que parecía un tanto inquieto―. ¿Nervioso por mañana? ―terminó diciendo.

El castaño de ojos verdes, soltó un suspiro, al notar que su padre había notado el motivo de su acercamiento.

Gaara al ver que no respondía, confirmó su sospecha.

― Yo también estaba nervioso el día en que fui nombrado Kazekage ―prosiguió hablando, descruzando y volviendo a cruzar sus piernas, para evitar el adormecimiento―. Ahora que lo pienso, es como si hubiese sido ayer...

Una expresión de nostalgia invadió su rostro al decir eso último.

― Ah, lo sé, pero... siento que aún no es tiempo ―soltó Shinki con notoria preocupación.

― ¿A qué te refieres con que "aún no es tiempo"? ―el pelirrojo arqueó su frente, ante la idea.

El usuario del elemento magnético se encorvó con cierta timidez, mientras su rostro reflejaba una mescla de tristeza y desorientación, algo que era raro en él, ya que siempre mostraba una actitud seria y serena.

― Yo... he empezado a sentir, que no seré capaz de llenar el puesto que dejas ―dijo de golpe y con total honestidad, su hijo.

― Nadie es capaz de llenar la huella que otros dejan. No tienes porque "llenarlas", sino asegurarte de dejar tu "propia" huella ―le respondió su padre, quien parecía estar listo para hablar de ello.

Shinki volvió a quedar en silencio, normalmente lo hacía cuando no tenía con que defender sus ideas, pero también callaba al no estar de acuerdo con algo, siempre y cuando fuese su padre quien lo decía.

CRÓNICAS DE LA ARENA : LAZOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora