CAPITULO 15: TENEMOS UN TRATO.

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CRONICAS DE LA ARENA LAZOS



CAPITULO 15: TENEMOS UN TRATO.



Los sirvientes dejaron lo ordenado en la mesa, para luego salir del lugar.

― Bien, ahora ya estamos solos, puedes hablar con confianza ―expresó Draco con una voz seria, al notar que su mayor poseía la misma actitud.

― No, aun no...

Anngelius se mordió ligeramente el pulgar para invocar a su fiel compañero, quien inundó el enorme salón, al notar que no debía reprimirse como lo hacía en la oficina de su ama.

― Oh, así que esta la forma original de Iderum-sama ―Draco se dejó llevar por su curiosidad joven al ver como el inmenso fénix los rodeaba como si estuviese anidando, luego de estirar sus alas―. Es la primera vez que nos vemos de frente... muchas gracias por cuidar de mi hermana...

― Solo cumplo el motivo de mi existencia, Draco-sama... ―respondió el ave dorada para luego dejar caer una lagrima de uno de sus ojos, lo cual formaría un escudo en aquel lugar, volviéndolo impenetrable e inaudible mientras él estuviese allí.

El pequeño monarca a pesar de sus palabras no pudo evitar ponerse de pie para poder apreciarlo mejor, posando su mano, que se veía diminuta al tocar la cabeza de aquel ser majestuoso, que para su pueblo era como la extensión y prueba irrefutable de la existencia de Ra, el dios que los había creado.

― Es cierto que es la primera vez que puedes verlo tan de cerca ―expresó Ann con ligera gracia―. Pero no tenemos tiempo para disfrutar de la vista ―resaltó―. He visto que no has tenido muchos avances en la búsqueda de nuestro objetivo...

― Si... me lamenta aceptarlo, pero es cierto ―su menor volvió a enfriar la mirada, al grado de que parecía que por ratos era una persona distinta―. Incluso con la ayuda de Malaqui y sus contactos extranjeros, no he estado ni cerca de dar con su paradero. Creí que si lograba des idiotizar al único esclavo de madre que sobrevivió tal vez podría hallar una pista, pero he comprobado que es inútil.

― Me lo imaginaba... Más me complace decir que yo tuve mejor suerte buscando... ―tomó la copa que se encontraba frente a ella, llena de aquel licor dorado que tanto adoraban tomar los Taiyō y tomó un sorbo, para luego mantener la copa en su mano.

― ¡¿En serio?! Imposible, siendo tan vigilada me cuesta creerlo.

― Mientras busques en el lugar correcto nada es imposible ―sentenció su mayor, mientras hacia una mueca de disgusto al sentir como el líquido que había vivido le recorría la garganta, haciéndola dejar la copa de nuevo en la mesa, para agarrar una manzana en su lugar y quitarse el mal sabor―. He incluso en esta aldea, hay un lugar donde puedes encontrar y comprar cosas prohibidas, mientras tengas el dinero y el respeto infundido por el miedo...

― ¿Me estás diciendo que Suna tiene un mercado negro ninja? Pero se supone que ese lugar dejó de existir en la época de Rasa-sama...

― Hum, no seas ingenuo, los mercados negros jamás dejan de existir en una aldea, y eso no es algo que un simple líder de turno como los kages puedan erradicar. El 3ro simplemente negó su existencia para calmar a la sociedad, pero ese mundo nunca dejó de existir, ni en nuestra aldea, ni en ningún otra...

― Ya veo... ―el rubio volvió a sentarse, con una molestia reprimida, posiblemente por hecho de que tal como decía su mayor, pecaba de ingenuo― entonces, dime hermana ¿Qué has logrado encontrar?

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