«Aquel día»
Fue en el verano de primer grado, cuando ambos tenían seis años, en un amplio parque con árboles y juegos para niños, ahí, en ése momento, se conocieron.
Ahí, en ése amplio parque, a la tierna edad de seis años, hizo su primera promesa: "—Prometo protegerte", muy decidido, dispuesto a cumplirla.
Eso hizo durante cuatro años, defendiéndolo de los otros niños que se burlaban de él por su extraña enfermedad, su debilidad física, falta de resistencia y sobre todo por su aspecto delicado y tamaño pequeño, casi afeminado.
Fue en ése mismo parque, en el otoño de quinto grado, donde hizo su segunda promesa: " —Prometo que seremos amigos por siempre", seguro de sí mismo, esas palabras salieron sin titubear.
Pero todo se vino abajo en el invierno de sexto grado, una semana antes del fin de curso, cuando Christopher confesó sus sentimientos a su mejor y único amigo, Mackensi.
Después de seis años conviviendo juntos, risas, juegos, secretos, conociéndose mutuamente; el joven Christopher quedó cautivado con la personalidad introvertida que mostraba a los demás, porque con él era alguien muy diferente, mostraba una personalidad más cálida y divertida que solo se la mostraba a él, haciéndolo sentir...especial...
Maldito el día en que decidieron transferir a su madre a un hospital de otra ciudad —ella era doctora—. Se irían después de la ceremonia de graduación, al día siguiente, para ser más precisos.
Es por esto que decidió confesarse ya que el tiempo que iban a estar en esa otra ciudad era indefinido. Al pensar que no lo volvería a ver y con una pizca de esperanza de ser correspondido, dijo, muy seguro de sí mismo: —Me gustas, Mack.
—¿Qué?— fue lo único que pudo salir de su boca segundos después de la inesperada confesión, aún tratando de procesar lo dicho por su amigo, agregó: —Estás bromeando, ¿verdad?
En aquellos momentos dos de sus compañeros de clases iban caminando hacia su dirección, logrando así, escuchar la tan inesperada confesión, que fue reafirmada con una increíble serenidad plasmada en su rostro.
—Hablo en serio, Mackensi, estoy enamorado de ti— con su mirada baja y un notable sonrojo—. Y...no importa que no me correspondas, yo solo quería decirte porque mi familia—
—¡Cállate!— fue interrumpido abruptamente por el repentino grito del ojiazul, quien ahora miraba al piso y tenía sus manos hechas puño— No... No es posible... Tú, yo, no... ¡Ambos somos chicos!— alzó su mirada, bastante alterado, su acción asustó al heterocormado.
—¿Eh? ¿A Christopher le gustan lo chicos?— habló uno de los niños que los espiaban.
—Y Mackensi es su amigo ¡qué asco!— habló el otro.
—Sí, qué asco. Además de raro, desviado— ambos niños empezaron a reír, burlándose, como siempre, del castaño.
—¡No! ¡Él no es mi amigo!— gritó aún más alterado el pelinegro, esto le dolió aún más que no ser correspondido, después de seis años de amistad, lo negaba.
Trató de acercarse pero de inmediato retrocedió, alejándose de su, ahora, ex mejor amigo. En su rostro se reflejaba el terror, la ira y la culpa, y en otro grito desesperado terminó de romper el corazón de la persona que más quería: —¡Aléjate! ¡Me das asco!
Dolor, decepción y tristeza; era lo que sentía y se veía en sus ojos, al notar esta expresión no pudo evitar sentirse peor, tampoco pudo evitar notar y recordar, que por más dolor que él sintiera, no derrama una sola lágrima.
Desde que lo conoció notó eso, por más burlas que recibiera, por más malos apodos que le pusieran, por mucho que lo insultaran; nunca, nunca, lo vio llorar.
Ni siquiera cuando lo golpeaban o se caía por accidente en algún que otro lugar o mientras jugaban, sin importar cuántas heridas tuviera ni cuán profunda halla sido, jamás vio una sola lágrima correr por esa nívea mejilla.
Talvés algún sollozo, pero nunca vio su rostro ser mojado por aquellas aguas saladas llamadas lágrimas.
Nunca supo porqué y nunca tuvo el valor de preguntarle, pensando que quizá le incomodaría o le traería algún mal recuerdo.
Y cual cobarde huye de su mayor miedo, deja a un a dolorido enamorado y dos payasos idiotas riendo, al salir corriendo de ahí en dirección contraria.
Fue en aquel parque, en el invierno de sexto grado, a sus doce años, donde aquellas promesas hechas hace años fueron destruidas con esta simple pero dolorosa frase: "—¡Él no es mi amigo!". Donde también conoció un dolor aún más grande que cualquiera que haya experimentado antes.
«Prometiste que seríamos amigos para siempre»
Con ése último pensamiento la semana final del curso llegó, los dos niños espía esparcieron rápidamente el rumor de que a Chris le gustan los chicos y que estaba enamorado de Mack.
Esa fue la peor semana que pudo haber vivido, las burlas y los golpes aumentaron considerablemente, ya nadie lo protegía, era en serio cuando dijo que no era su amigo.
Cuando los demás niños hablaban con Mack preguntaban sobre su relación con Chris, él seguía negando, alegando que lo odiaba por haberle mentido, diciendo que le daba asco el solo verlo.
Chris estaba tan dolido que hasta pensó en suicidarse, sin embargo, lo reconsideró ya que tenía dos hermanas pequeñas que cuidar.
Siempre pensaba: ¿Dónde quedaron esas risas compartidas? ¿Ése tiempo juntos? ¿Todos lo secretos guardados entre los dos? ¿Nada de eso importa? ¿O es que nunca le importó?
En esa semana no volvieron a dirigirse la palabra. El día de la graduación llegó, unos se recibieron con honores, otros no, otros regular; inmediatamente después Chris y su familia partió a su casa a su terminar de empacar y al día siguiente estaban camino a la otra ciudad.
Mack nunca supo que Chris se mudaría, se enteró hasta el año siguiente, vivió con la incertidumbre de no saber cuándo regresaría, todo por culpa de la repentina noticia y su exaltación perdió la amistad de aquel a quien más quería.
Aunque ya no estaba seguro si lo seguía queriendo, al descubrir sus gustos en verdad se sintió asqueado, pensó que no era normal y por eso decidió alejarse de él.
Esos seis años de amistad se fueron a la borda por su culpa, aunque no quería admitirlo. Lo apreciaba, sí, pero no podía evitar sentir asco y repulsión al saber que a su ex mejor amigo le gustasen los chicos siendo uno.
Esperó y esperó, y así pasaron cinco años, en los cuales su forma de ser cambió. De ser un chico introvertido y frío pasó a ser un chico más expresivo y dinámico.
Hasta que un día...
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Cartas a un Homofóbico
RandomChris es un chico gay que está enamorado de su mejor amigo, sin embargo, este es homofóbico y corta su amistad con Chris. Desde entonces Chris le empieza a mandar cartas expresando su sentir. _________________________________________________________...