Cartas a un Homofóbico

Séptima Carta

«En la biblioteca»

Esto no me lo esperaba.

Es extraño ¿no lo crees?

En la biblioteca, nos volvimos a ver cara a cara, nunca pensé que volvería a ver tus hermosos ojos otra vez antes de morir.

Me sentí muy feliz y emocionado pero a la vez me sentí triste porque sabía que tú no querías volverme a ver.

¿La suerte? ¿El destino? ¿Dios? ¿O fue pura coincidencia? No lo sé, pero algo hizo que nuestros caminos se volvieran a encontrar.

Fue una situación inesperada, en un lugar inesperado.

Mis amigos y yo paseábamos por ahí cuando te vi, me sorprendió escuchar a Ryan gritar tu nombre animadamente.

Dijo que iba a presentarnos, traté de negarme —pues ya te conozco— pero cuando me di cuenta ya estaba parado frente a ti.

Ryan te saludó muy animado, cuando nuestras miradas se cruzaron pude ver en tus ojos la clara sorpresa y algo de fastidio.

Al escuchar tu voz por primera vez en mucho tiempo, al interrumpir la animada presentación de Ryan, y decir mi nombre, me estremecí.

Tu voz, ahora grave y varonil, caló mis tímpanos llegando a mi cerebro, enviando una corriente eléctrica por mi cuerpo.

Me volví a enamorar.

Y sin querer solté tu nombre como un suspiro.

Me sentí muy mal cuando tus amigos empezaron a insultarme, no mal por mí sino por mis amigos, no quería que ellos escucharan las terribles cosas que decían de mí.

Luego me sentí feliz cuando ellos me defendían, recuerdo que tú hacías lo mismo, me defendías de los bullys que me insultaban y golpeaban.

Y ahora tú defendías a alguien que no era yo, y eso me hirió.

Siento que cada vez que te veo mi corazón se desmorona, pero mis amigos y hermanas evitan que caiga completamente, y eso me hace muy feliz.

Ahora que nos hemos vuelto a ver, me pregunto ¿qué pasará? ¿Me hablarás? O ¿tendré que hablarte yo?

No lo sé.

Espera mi siguiente carta.

—Chris.