FOUR

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Para ser infiel solo se necesita bastante deseo y poco autocontrol.

Llegaba tarde. 15 minutos tarde. Lo que para una mujer es como una hora.

El rey se dirigía a la habitación donde su novia y amante descansaban y soñaban con unicornios y arcoíris (o a lo mejor, en el caso de ellas, con ogros y duendes teniendo en cuenta de donde vienen).

En su camino a los dormitorios de las chicas, pensaba en que excusa darle a Mal. La razón del porque llegaba tarde.
¿Una junta con el consejo real? Había usado ese pretexto millones de veces.
¿Demasiado papeleo por ordenar? Para eso estaba Evie.
¿Problemas con la decoración del baile de fin de año? Audrey y el comité siempre se encargarían de eso.

Su tiempo se acabó, y él, ya se hallaba frente a la puerta de la habitación de su novia. Sin siquiera pensarlo, y de eso se arrepintió, tocó tres veces la gran madera.

No lo arruines Benjamín. Pensó.

Unos segundos pasaron, y la pelimorada abrió la puerta. Una sonrisa se formó en el rostro del joven gobernante. Pero inmediatamente la borró al ver la expresión seria, muy seria, de su dama de la corte. Tragó duro.

Hola, Mal. Saludó intentando ocultar su nerviosismo.

Llegas tarde. Respondió está cruzándose de brazos. Llevaba puesto un hermoso vestido morado, con destellos negros y verdes, diseñado por su mejor amiga. Y por encima del vestido, una chaqueta de cuero negra, con unas cuantas cadenas doradas.

Lo se. Y lo lamento. Ben se acercó a ella y tomó sus manos. El hada Madrina me entretuvo con algunos problemas y quejas que tienen los enanos. Y se me pasó el tiempo.

Mal lo miró un tanto desconfiada, pues sentía como las manos de su novia temblaba la mientras tomaba las suyas. Pero quizá decía la verdad, ella entendía lo complicado que podría llegar a ser la vida de un rey.

Le regaló una sonrisa.

Esta bien. No importa. Ben sonrió al darse cuenta de que su excusa funcionó. ¿Nos vamos?

El hijo de Bella y Bestia le ofreció el brazo a su novia, y ésta entrelazó su brazo con el de él. Salieron de la habitación y la descendiente de Maléfica cerró la puerta detrás de si.

[...]

Mal conducía su motocicleta morada a una gran velocidad. Ben se encontraba detrás de ella sujetándola de la cintura con fuerza. Su cabeza estaba recostada en el hombro de su chica, y observaba con una sonrisa el Bosque Encantado.

Y sintió un deja vú.

Todo le recordó a cuando tuvo su primera cita con Mal. Cuando él aún estaba bajo su hechizo de amor. Solo que en esta ocasión, Mal conducía.

Ese había sido uno de los momentos más especiales para él, y sabía que para la pelimorada también. A pesar de que todo había sido un truco de la descendiente de la emperatriz del mal para obtener la varita, podía jurar que la sonrisa que estuvo en el rostro de ella ese día era real, al igual que lo que había sentido por Mal cuando el hechizo desapareció.

Pero ese sentimiento había quedado en el pasado.

Ben sabía que Mal no se merecía el ser engañada. Ella había cambiado por él. Él era la razón por la cual decidió quedarse en Auradon. La razón por la cual eligió el bien y enfrentó a su madre, convirtiéndola en una lagartija del tamaño del amor en su corazón.
El joven gobernante estaba consiente de que Evie y él eran las dos personas más importantes para la descendiente de Maléfica, y de que la estaban traicionando de una manera horrible. Y sabía que cuando la pelimorada se enterara, la noticia sería una patada directo en el corazón.

Y quien sabe de que otra forma reaccionaria. Tal vez le daría la razón a su madre, de que el amor era debilidad. De que no existen los hombres perfectos. De que un villano no consigue un final feliz. Y de que al ser su hija, no debía de haber lugar para el amor en su vida. Su corazón debía ser oscuro. Y si las cosas se ponen aún más feas, seguro Mal se convertiría en un enorme dragón y destruiría Auradon enseguida.

Pero es que no podía evitarlo. Él ya había caído a los pies de aquella princesa de cabello azul. Ella ya había entrado en su corazón. Y Ben sabía que nunca saldría de ahí.

𝗟𝗢𝗩𝗘𝗥𝗦 ━━ bevie ❪descendants❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora