Capítulo 14. Una boda que Continúa, Gemma y un Mareo Sospechoso

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♡♡ Alice en Multimedia♡♡

** Capítulo narrado por Alice**

¡Qué bella estaba Grazia! No podía evitarlo. Tenía que llorar. Las bodas eran tan bonitas. Había tantas emociones latentes en ellas. La alegría de los novios y de sus padres y amigos, los nervios porque todo fuera perfecto, las ganas de fiesta de los invitados...suspiré. Leonardo me miraba divertido. Le dí un codazo. ¡Mira qué reírse de las emociones ajenas!. Hubiera jurado que, de no haber estado en plena ceremonia, él hubiera llorado de risa.

-¡Oh vamos, Felice!- le miré indignada-¿Acaso no te han enseñado modales?.

-No me estoy riendo de tí si es lo que temes-me tendió su pañuelo-. Anda. Límpiate las lágrimas sino quieres que "ojos de Panda"haga su aparición estelar.

Con lo bien que se estaba portando...Felice, sigues siendo idiota.

La ceremonia terminó y comenzó el convite. ¡Era magnífico! Las grandes mesas estaban repletas de platos toscanos y de maraviloso vino Sangiovese. Lo iba a pasar divinamente. Iba de la mano de mi noviecito y todo el mundo nos miraba con curiosidad. Era una boda llana y sencilla, sin estirados ni magnates y "El efecto Felice"era inmediato. Por lo que se ve, últimamente, salíamos mucho en las revistas. Lo sabía por mi mejor amiga que era asidua a ellas. A mí me daba igual. En ciertos asuntos nada había mejor que la ignorancia para ser felices. Un ejemplo era la mamá de Leonardo. Me quería herir y yo la ignoraba. Todos contentos.

Comí y bebí tanto que sentí que iba a explotar. No era nada habitual en mí. Normalmente, era como un pozo sin fondo o eso me decía mi querido novio. Debía ir al baño sí o sí porque no me encontraba nada bien. Bueno ¿Qué puedo decir? Vomité hasta el alma. Debería moderarme en la próxima boda sino quería acabar a la muerte. Me arreglé, me lavé los dientes y fuí en busca de mi Leo para reclamar el baile que me debía. No estaba. ¿Había desaparecido? Fuí a buscarlo porque no tenía nada que hacer. La opción vino y comida estaban descartadas. En un rincón del viñedo, no muy alejado, vi a Leonardo hablando con una mujer muy bella y atractiva de más o menos su edad. No se porque lo hice pero decidí hacer caso a mi intuición y ejercer de detective/espía. Era penoso. Lo sé. Pero yo siempre hacía caso a mi corazón y siempre me iba bien.

No me gustó lo que ví y menos lo que oí.

-Leonardo-le decía sugerentemente-No sabes cuanto me alegro de volver a verte.

-Gemma, me has dicho que tenías algo que decirme. Que te quede claro que de otro modo, jamás te hubiera seguido hasta aquí-Leonardo hablaba gesticulando con las manos como cada vez que se enfadaba-.

-Está bien-comentó la tal Gemma-. Mis empresas están quebrándose y no se como sacarlas a flote. Vengo a pedirte ayuda.

-¿Puede saberse por qué narices iba a ayudarte?. Tú me las robaste a traición. Si ahora te va mal, no es mi culpa.

Leonardo estaba enfadado, cabreado. ¿Quién era aquella mujer qué había sacado de nuevo la versión más odiosa de mi Leo?. Vi como él se giraba para irse, pero ella lo tomó de la mano.

-Leonardo, por los viejos tiempos-se ofreció aquella mujer intentando besarlo-.

Mi Leo se zafó y con ira en los ojos le comentó:

-Los viejos tiempos son sólo eso, viejos. Por tu culpa apareció mi peor cara y no voy a permitir que vuelva a hacerlo. Ciao, Gemma. Te deseo toda la felicidad del mundo pero no me importaría no volver a saber de tí nunca.

-Son las empresas de tu padre-respondió ella-.

-Te equivocas, ahora son tuyas.

Mi novio se alejó caminando de la escena y allí, escondida entre los viñedos pude escuchar a aquella mujer maldiciendo entre dientes.

-Volverás a mí, Leonardo. Quieras o no lo harás.

Su tono de voz me aterró. Estaba totalmente demente pero aún así ella no se saldría con la suya. No sabía quien narices era pero jamás permitiría que volviese a hacerle daño a mi Leo. Bastante trabajo le había costado a él volver a recobrar su felicidad y su alegría.

Me salí de los viñedos. ¡Cuánto calor hacía! Me temblaban las piernas. A duras penas conseguí llegar hasta la fiesta y fue allí donde la vista se me llenó de puntitos de colores que pronto se difuminaron dando paso a la oscuridad. No se cuanto tiempo pasó hasta que por fin logré abrir los ojos y pude recobrar la consciencia. Leonardo y Grazia estaban a mi lado gritando mi nombre.

-Lamento haber dado el espectáculo en tu boda, Grazia-me disculpé a duras penas-. Soy un desastre.

-No tienes por nada que disculparte,  Alice-apretaba mi mano mientras hablaba-. ¿Te encuentras mejor?.

-Sí aunque te mentiría si te dijera que puedo mantenerme en pie.

-No hay problema por eso-comentó Leonardo-. Para eso tienes a un novio fuerte capaz de llevarte en brazos.

-¿Es o no es egocéntrico, Grazia?.

Ella me sonrió.

-Hemos llamado a un médico-me dijo-. Te examinará. Debes estar bien para comer la tarta.

Tarta. De sólo pensar en comida me daban arcadas pero tan poco quise quitarle la ilusión a mi amiga. Ella sabía que los dulces eran mi perdición y en este momento era más cierto que nunca. El médico vino al poco rato y me examinó. Me preguntó un montón de cosas pero una en concreto me dejó un poco impactada.

-¿Está usted embarazada?.

-Creo que no pero tampoco he tenido ninguna clase de síntoma.

-¿Vomitar y marearse no es un síntoma?-me preguntó con la ceja alzada-.

¡Qué aire de suficiencia! Ahora sé porque nunca iba al médico.

-Hasta donde sé, señor, también puede ser una gastroenteritis. Trabajo en una escuela y suelo coger varios virus.

-Cómo sea, señorita, debería hacerse una revisión en los próximos días.

-Estoy bien-dije poniendo los ojos en blanco-.

-No se preocupe, doctor. Yo mismo la llevaré a consulta el lunes por la mañana-le comentó Leonardo-.

-Está bien entonces. Veo que usted es más sensato que su mujer. Cuide que haga dieta y beba mucho líquido.

-Así será.

El hombre de despidió de nosotros y salió de la habitación del viñedo que nos había servido de consulta improvisada.

-¿Cuánto hace que no tienes la regla, Alice?-me preguntó serio-.

-No se-me encogí de hombros- Quizás un par de meses. Es algo normal en mí. ¿Tú también crees que estoy embarazada?.

-Esta misma noche haremos un test y hasta entonces, te mantendré alejada del vino.¿Queda claro?.

-No seas tan mandón, Felice. No tengo ganas de ingerir nada así que despreocupate del vino.

-Alice-sujetó mi cara con sus manos-. Me has dado un susto enorme. Cuando te ví tirada allí en el suelo sin consciencia creí morir. Por favor, prométeme que me dejarás cuidarte.

-Eres demasiado lindo para no prometértelo, Leo.

Le besé en la punta de la nariz.

-¿Y si estoy embarazada?-le pregunté un pelín preocupada por su respuesta-.

-Me harías el hombre más feliz del mundo, Alice. Te amo, preciosa y la perspectiva de tener un bebé juntos, me llena de orgullo. Sentiría mi vida completa.

-Su abuela paterna no cabrá de gozo con tan esperanzadora noticia.

-Y su abuela materna lo pondrá a fregar cacharros y cultivar la huerta tan pronto sea capaz de caminar. ¿No es maravilloso?.

Me reí ante tal perspectiva. ¡Qué cosa de locos! Leo y yo padres de una criaturita. Me agradaba la idea y aunque eso significase muchos sacrificios(como no beber vino en mucho tiempo), estaba segura de que juntos, seríamos unos grandes padres.

Tu Sarai Sempre la Mia Vita(COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora