Capítulo 10. Amore

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**Capítulo Narrado por Leonardo**

Desde aquella fiesta todo había sido perfecto. Dejé a un lado todos mis prejuicios por Alice y no me arrepentía. El fin de semana en su casa fue de lo más entretenido y agradable. Ella era tan dulce y a la vez tan pasional, tan efusiva e impetuosa y recordaba cuando había sido la última vez que me había reído tanto. Todo gracias a ella.

El domingo habíamos viajado a las Cinque Terre. Ella observaba todo con tal curiosidad e ilusión que me sorprendió saber que ya había visitado el lugar varias veces.

"Me gustan las cosas bonitas" me dijo encogiéndose de hombros con su natural inocencia. A mí también me gustaban las cosas bellas y ella era lo más precioso que había visto.

Ahora era lunes de nuevo y me encontraba en mi oficina intentando asimilar las reuniones y menesteres del día. Por primera vez en muchos años, no me apetecía trabajar. ¿Qué provocaba esa mujer dentro de mí? ¿Me estaría haciendo una nueva persona?.

-¿Señor?-Grazia de nuevo bajándome a la Tierra-.

-Dígame, Grazia-contesté de mala gana-.

-¿Quiere que le traiga su café?.

-No, Grazia. Tráeme todos los documentos a firmar y acelera en la medida de lo posible todas las reuniones. Quiero estar fuera de la empresa antes de las dos.Me tomaré la tarde libre.

-¿Está seguro?- pobre Grazia tantos años de costumbres que ahora me mira como si estuviera loco-.

-Sí, lo estoy-le contesté-.

-Está bien, señor. Me voy entonces.

-Espere. Necesito que me haga un favor.

-¿Otra fiesta?.

Me reí. Pobrecita. Alice la había dejado ko en la última celebración. Y a mí de paso.

-No, no más fiestas por el momento-la tranquilicé y ella suspiró de alivio-. Necesito que compre un ramo de flores blancas. El más bonito de toda Florencia. No importa el precio y acuda a esta dirección a buscar un paquete a mi nombre. Ya sabe todo antes de las dos. Siento hacerla trabajar a contrarreloj pero podrá tomarse la tarde libre al igual que yo.

-Está bien, señor Felice-asintió-. Se que parezco una entrometida pero he llegado a cogerle cierto cariño- dijo dejándome un pelín aturdido-. Siempre supe que era un buen hombre y me alegra saber que la señorita Alice le esté haciendo sacar a ese hombre.

Se fue. Era verdad. Ella me estaba cambiando y yo sonreía porque ella me hacía sentir como el ser más dichoso. La mañana fue un coñazo. Estaba ansioso por salir de trabajar y gracias a la eficiencia de Grazia pude salir airado de más de una situación en la que me quedé en la innopia. Menos mal que la tenía a ella.La última reunión con unos proveedores de algodón portugueses fue insoportable . No sé si eran mis ganas de salir o qué pero nunca había estado tan aburrido en toda mi vida.

-Leonardo- me saludó mi hermano al término de la reunión-. ¿Qué te pasa? Nunca te había visto tan disperso.

-No lo sé, Ricardo. Ojalá pudiera decírtelo pero sólo sé que tengo unas ganas enormes de irme de este edificio.

-Ya entiendo. Alice, la domadora de fieras y un fin de semana movidito ¿no?. No apareciste en dos días por la casa. Nuestros padres no dejaron de preguntarme por tí cuando vinieron el domingo a comer.

Ricardo y yo vivíamos juntos como buenos hermanos aunque la casa era tan grande que podíamos mantener nuestra independencia lo cual agradecía. Cada domingo nuestros padres venían desde Siena, donde se habían retirado para comer con nosotros pero no sé porque este fin de semana se me fue de la cabeza. Tenía cara de idiota y mi hermano se estaba riendo de mí como de costumbre pero esta vez no le reprendí. No quería discutir con nadie ni que ninguna sombra empañara mi felicidad.

Tu Sarai Sempre la Mia Vita(COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora