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Decidida, la rubia apretó sus dos manos, dejándose así de pudores e inhibiciones, y se acercó a su rostro para ver con mayor atención su mirada y apreciar que su nariz hacía raros movimientos, como producto de la sorpresa de esa noche. Tuvo entonces una necesidad que nunca en su vida experimentó, o al menos no de una manera tan tórrida. Los labios rosados de Seohyun la llamaron cual material hipnótico o de poderes mágicos.

Se quedó un rato mirándola desde esa posición. El tiempo se había puesto en pausa. Su corazón parecía haberse ralentizado conforme observaba más cada expresión de parte de Seohyun. ¿De verdad estaban en una fiesta? Para ella era una mentira si alguien lo afirmaba. No existió ninguna otra persona en ese lugar, sólo ellas dos, bailando lentamente mientras sus ojos traslucían sentimientos escondidos.

No obstante, aquella chica no dio ningún aspaviento a sus palabras y eso asustó un poco a Hyoyeon, así que, tragando saliva por ser sentirse de pronto tan torpe, la llamó en un susurro e interrumpió toda ensoñación creada por el momento.

Seohyun, tratando de asimilar la situación, luego de un segundo reaccionó a su llamado.

—Perdona, ¿qué decías? —preguntó.

—Seohyun, te he dicho que me gustas... —dijo Hyoyeon, obviando la situación y poniéndose mucho más nerviosa—. ¿No tienes nada que decir?

Justo en ese instante, el rostro contrariado de la chica cambió. Fue como si su respuesta al estímulo que Hyoyeon le dio hubiese demorado en llegar. Al fin, comprendió la seriedad de lo sucedido apenas unos segundos atrás. ¿Había escuchado bien las palabras de Hyoyeon?, pensó. Vio los ojos de ella y notó que tenían una luz singular. Sin embargo, había una sombra de decepción en sus labios. Era pues cierto, no significaba un sueño lo que recordaba. Hyoyeon se le había declarado. Era la primera vez que algo así ocurría en su vida. Seohyun jamás había recibido una declaración de amor.

No pudo evitar que con una risa histérica surcara su rostro, impresionando a la otra.

—Seohyun, ¿te sientes bien? —Hyo transformó su expresión de decepción a una de completo desconcierto. No entendía qué pasaba ahora. ¿Se estaría burlando de ella?

Pasado un momento, la de finos e inocentes rasgos sintió cómo su cuerpo entero se desintegraba —de manera imaginativa— sobre la pista de baile. Sus piernas temblaron, haciendo de toda su figura una corriente ininterrumpida de escalofríos. Y su corazón, ese que creía que viviría siempre guardado con llave, palpitó a veloz modo.

—No sólo me gustas, Hyoyeon... —declaró finalmente Seohyun en una voz lo suficiente clara para que su compañera entendiera—, yo incluso puedo sentir que te quiero desde hace mucho tiempo.

Un impacto en el corazón fue nada comparado con lo acontecido en el pecho de Hyoyeon. No nada más estaba enamorada, sino que su amor era correspondido. ¿Existiría algo mejor que eso? Seohyun había dicho que sí. No la había rechazado. Lo que estaba pasando sólo sucedía en las películas o en los cuentos de finales felices. Pero se trataba de una realidad. Hyoyeon deseó brincar de felicidad y contarles después a todos los que conocía que, como muy pocas veces, podría decir que nada le faltaba para ser feliz.

No escatimó en demostraciones de afecto. La rubia atrajo a su menudo pecho al cuerpo precavido de la castaña y la abrazó con todas sus fuerzas sin necesidad de decir mucho. 

En tu compañía, por AnnaKat |Mini fic|Where stories live. Discover now