Euforia

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Después de esa corta conversación volvimos a las mesas, el teniente aún no llegaba. Me senté en mi escritorio y Connor en el de Hank. Yo solamente trataba de retomar mi lectura, pero era incapaz sintiendo la mirada del robot.

—¿Pasa algo? —pregunté incómoda.

—No, Detective Thompson —dijo neutral—. Noto cierta molestia en su tono de voz, ¿estoy siendo un incordio para usted?

—No, no, para nada —suspiré. No quería que se sintiera mal o algo así, a pesar de que se consideraran máquinas programadas, seguía pensando que son seres vivos—. ¿Podrías llamarme solo por mi nombre.

—Si usted lo desea, no hay ningún problema, Lynn.

—Aparta tu culo de mi silla —dijo Hank con un tono indiferente. Connor se levantó y se disculpó.

—Hola Teniente Anderson, mi nombre es Lynn.

—Sí, sí, te conozco, pequeñaja. Greg te traía aquí siempre, eras una niña muy pesada, ¿lo sabías? —Me quedé callada al no saber cómo tomarme eso—. Bienvenida a la comisaría de Detroit, donde todos aquí son unos hijos de puta... Sobre todo ese gilipollas de Gavin, solo se salva Miller. Espero que disfrutes tu estancia aquí.

—Gracias, creo.

Él prosiguió con su trabajo y yo sin saber que hacer, me quedé mirando al suelo.

Connor intentó entablar una conversación con él. Era increíble, al parecer con solo un análisis sabía bastante de él. Tenía un San Bernardo llamado Sumo, no le agradaba la idea de estar con androides, escuchaba Knights of the Black Death y conocía al Señor Fowler de hace mucho.

—Si tiene archivos sobre divergentes, quisiera echarles un vistazo.

—Te diría que los buscaras en el terminal vacío que tengo enfrente, pero debido a la inesperada llegada de la Señorita Lynn, tendrás que buscar en otra área de trabajo.

Subí la vista y miré a Hank quien me miraba de mala gana, sí que era un grano en el culo. Connor buscaba otro terminal libre pero no lograba encontrar ninguno.

—¡Eh, Connor! Puedes trabajar conmigo —me levanté y tomé una silla que había en el extremo de las mesas. La puse al lado de la mía y me hice al lado donde no estaba el terminal.

—Gracias de nuevo, Lynn.

Le sonreí, el se sentó a mi lado y usó el terminal para ver los diferentes archivos. Me levanté y fui hacia el despacho de Fowler.

—Con permiso —entré al despacho—. Aún no me han asignado ningún caso, soy la nueva detective, la hija de Gregory —intenté explicarme.

—Ah, no sabía que llegaría justo hoy, Thompson —me miró de reojo—. La verdad es que hay bastantes casos abiertos, ¿le interesaría asistir a las investigaciones de los divergentes?

—¿Divergentes? —¿No era aquello un grupo de personas que había en una saga literaria de hace muchos años?

—Verás, ocurre cuando los androides presentan un error o virus y dicen poder sentir como humanos. Pueden resultar un peligro para nosotros.

—Me llama la atención, por lo que sí, lo quiero.

—Genial, hable con el Teniente Anderson y dígale que le ayudará. Pero tendrás que trabajar con la máquina que envió CyberLife.

Asentí, salí de ahí y volví con mis compañeros, los cuales parecía que estaban peleando.

—Señor Hank, Fowler me ha dicho que le ayudaré respecto a la investigación acerca de los divergentes —decidí interrumpirles para que nadie saliera herido.

—Genial, trabajaré con una niña y un trozo de plástico parlante.

—Soy un androide.

—Ya tengo 21 años...

Connor y yo nos quejamos a la vez de los sobrenombres que nos puso.

—Eh... Disculpe la interrupción. Tengo información acerca del AX400 que mató al tío de anoche... Se le ha visto en el distrito de Ravendale.

—Estoy en ello.

Hank se alejó de nosotros y Connor se arregló el uniforme.

No pude evitar sonreír, ¿estaba a punto de empezar una misión?

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Corregido (11/07/22).

I'm Not A Deviant | Detroit Become HumanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora