Mr Arrogante (YoonMin)

Capítulo 1

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— ¡JIMIN! —. Se escucha el grito en aquella habitación, el chico de cabello platinado simplemente levanta su rostro viendo con molestia a su madre.

— Si estamos en la misma habitación, ¿por qué debes gritar? —. Pregunta con fastidio el chico.

— Porque nunca escuchas, niño —. Le dice la joven y atractiva mujer. Su madre los había tenido a una edad muy prematura; hijos de un viejo con dinero, el cual falleció dejándolos con miles de deudas y el castillo de ilusiones que tenían destruido. Sus hermanas tan sólo eran uno y dos años mayor que él, aun así, estaban igual de podridas por dentro como el pequeño omega.

— Escucho ahora ¿Qué es lo que quieres? —. Dice con el ceño fruncido a la espera de una respuesta.

— Escuche que el heredero de los Min por fin tomara el poder familiar—. Jimin levanta el entrecejo esperando por la continuación de la mujer.

— Niño, tu falta de inteligencia ha sido bien compensada con tu bello rostro—. El chico quiere quejarse por lo primero, pero a quien engaña, el ser llamado bello ha opacado a las demás palabras.

— Es un alfa soltero, no sólo eso, es el alfa. Si alguno de ustedes consiguiera casarse con él, toda nuestra vida sería mejorada, si tan siquiera pudiese alguno tomar a un Min podríamos salir de esta terrible bancarrota—.

— ¿Crees que Jimin conquistará a Min Yoongi? — . Jimin rodó los ojos al oír aquella voz.

— ¡Oh Hyuna, querida! —. Dice fingiendo complacencia en su voz. — No soy tú, pequeña, a mí no se me escaparía el chico que quiero. Por cierto, Bam Bam va de maravilla con Yugyeom—. La rubia gruñe molesta, le enoja que le recuerde como su chico fue arrebatado por aquel molesto omega.

— Mis ojos ahora están puestos en un hombre con más dinero, tu amigo no me quito nada especial—.

— No empiecen niños—. Dice la madre de estos. — Recuerden que los Min son 4, bueno 3, así que lo he pensado, si queremos seguir con nuestra vida, consigan un buen pretendiente—.

Jimin se levanta cansado de tanta palabrería, observa su reloj, es temprano, pero esta tan asfixiado en aquella casa, esta tan harto del traje oscuro y fingir que no guarda alguna tristeza por el fallecimiento de su padre que decide irse.

— Saldré—. Informa, quitando la corbata y lanzándola al suelo, mientras una de las tantas empleadas de la enorme casa se acerca a recogerla.

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Jimin observaba por la ventanilla de su auto mientras tomaba un delicioso batido, estaba cansado y el chófer parecía andar tan lento, o simplemente, ¿todo le resultaba de esa manera ahora?

— ¿Demorará toda la vida en llegar al centro comercial o qué? —. Dice golpeando con su mano el asiento del conductor.

— No joven, lamento eso, el tráfico esta terrible—.

— No me interesa, sólo apúrate—. Jimin acomodó su cabello volviendo a hundirse en su asiento esperando con impaciencia. Cuando por fin puede bajar de aquel carro se siente feliz y con delicadeza sale de este, comenzando a caminar con la elegancia que le caracteriza.

— ¡Jimin oppa!—. El platinado oye aquella voz, respira hondo antes de girarse y poner su mejor sonrisa.

— ¡HANI! —. Chilla con fingida emoción. — ¡Oh my god! —. Dice con mala pronunciación mientras le da una ligera vuelta a la chica, analizándola por completo.

— Tu falda es un amor—. Le comenta con una falsa sonrisa creyendo todo lo contrario. — Te ves radiante... casi en los huesos—. Susurra esto último, la chica simplemente sonríe algo molesta, pues ha notado su comentario.