012

237 41 7
                                    

¿Alguna vez se han sentido el bicho raro?

¿Han sentido que no encajan en un lugar?

Ver a todas con lindos cuerpos, lindo cabello, lindo rostro me hacía querer matarme.

La clase de gimnasia había comenzado, estaban jugando volleyball y todas aprovechaban para sacar su trasero o lo que creían tener. Por otro lado yo solo las observaba sentada mientras de vez en cuando veía mis piernas, pequeñas, parecían de una niña de 7 años...

Suspiro triste y elevo mi mirada, desde lo de la cafetería no había visto a Jacob y de cierto modo no quería.

A como estaban las cosas entre nosotros no creía que el se disculpara.

— Isabella, a jugar— dice el profesor y todas las miradas van hacia a mi, asentí y me levante yendo a la cancha.

La verdad solo veía las pelotas pasar, ni si quiera tenía fuerza para pegarle a una. Solo estaba de relleno.

Estaba estorbando.

Como siempre hago.

— ¡Maldito costal de huesos, muévete!— grita Millie al ver que pude haber salvado la pelota y no que el otro equipo ganara un punto.

— Lo lamentó...— ¿Que carajo? — ¿Como me llamaste?

— Costal de huesos.

Pinche pendeja, ahora si me saldrá lo mexicana.

— Pues adivina... este costal de huesos...— me acerco — ¡Te va a partir la madre pendeja!

Saque fuerzas de algún lugar muy dentro de mi y mi puño impacta en su cara haciéndola caer.

— ¡Ortega!— grita el profesor yendo a mi lado.  (N/a: no recuerdo que apellido le había puesto a Isabella, así que será Ortega xd)

— Ay maldita, haré que mis padres te denuncien.

— Ve a la dirección por favor... — dice el entrenador, ruedo los ojos y salgo de ahí.

Comencé a caminar lentamente mientras miraba mi mano, mis nudillos comenzaban a arder debido a que la adrenalina salía de mi cuerpo. Pero eso no fue todo, comenzaba a marearme, de seguro usé las fuerzas que me quedaban golpeando a Millie.

Eso y contando que no desayune, no comí nada en receso y si mal no recuerdo no cene nada la noche anterior.

Todo daba vueltas, me detuve tratando de calmarme pero era tarde, me había desmayado.

.

.

Abro mis ojos al oler algo demasiado fuerte, al hacerlo me encuentro con Jacob pasando un algodón con alcohol por mi nariz.

— Vete de aquí.

— Shh, te estoy ayudando — dice el.

— Es tarde para eso, déjame aquí — le arrebato el algodón y lo huelo yo sola.

— Isabella, estás mal, déjame ayudarte... pagarte un doctor, nutriólogo, comida... — suspira.

Lo miro incrédula, ¿Enserio me estaba diciendo esto?

— No necesito nada de ti, nada... ni por lastima.

— No es lastima, dios... Isabella me gustas, me gustas demasiado y me gustas desde que te vi por primera vez ... no necesite pasar tiempo contigo porque con solo mirarte... me enamore de ti perdidamente.

Me quede seria ante sus palabras, estaba por creerle pero vamos...

Lo dice Jacob, alguien que hace unos momentos me ofendió.

— Eso no parecía hace unos momentos.

— Solo lo hago para llamar tu atención, habías estado ignorándome... y si deje de insistir un poco fue porque no quería cansarte, no quería que me alejaras mas... — murmura y solloza, lo que me hace mirarle.

Agarro su mano y la pongo en el hielo en mi cabeza, solté su mano dejándola ahí.

— Gracias...— le digo y el asiente.

— Incluso desmayada te veías hermosa...— dice después de un rato y yo niego.

— ¿Yo? ¿Hermosa?... no me hagas reír... soy un costal de huesos como Millie dijo... y ahora que recuerdo tengo que ir a la dirección.

— No, tranquila... mi padre aporta dinero a esta escuela así que me hicieron un pequeño favor.

— Espero no te metas en problemas por eso... pero créeme el simple hecho de hablarme te mete en uno.

— No es que seas hija de un mafioso...— lo miro y elevo una ceja — Oh mi dios, ¿lo eres?...

— No tarado, si lo fuera no tuviera esta vida...— murmuro y rio desganada.

— Déjame ayudarte...— murmura y con su otra mano acaricia mi mejilla — Eres la niña más hermosa que conozco, no pareciera que dentro de ti hay tanta tristeza... quisiera poder cambiar todo eso, solo déjame ayudarte...

— Jacob... ¿Estas llorando otra vez?— lo miro y el limpia su lagrima asintiendo.

— Jamás había sentido esto por alguien...— dice mirándome a los ojos colocándome nerviosa, muerdo mi labio levemente y el al darse cuenta de eso su mirada baja a mis labios.

Segundos después comenzó a acercarse, ¿Enserio me besara?

Estaba como a un centímetro de mis labios.

— Jacob... yo doy asco...

— ¿Alguna vez te haz preguntado que es lo que pienso de ti?... pues es todo lo contrario a lo que tú... piensas.— dice y sus labios se juntan con los míos.

Mi primer beso.

Y en una enfermería.

Sus labios se movían al compás de los míos, era tan lindo dejando de fuera el lugar y las circunstancias.

Creo que si, podía darme una oportunidad de ser feliz o tratar.

In my blood. /J.S/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora