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Jacob

No puedo darme por vencido, trataré de hablar con ella.

Agh, no entiendo como me llego a gustar tanto en tampoco tiempo. Sin hacer nada, con solo mirarme supe que era la chica correcta para mi.

Me instale en mi cabaña junto con mis compañeros y salí nervioso en busca de Isabella, sabía que sería rechazado pero si la quiero, tengo que luchar por ella.

Respiro profundamente y exhalo tranquilizándome, espero no oler mal. Me huelo despistadamente y si, olía bien. Me acerco a ella.

—Hola...—susurro y ella me mira para después negar, aquí vamos...

—Guarda silencio, están diciendo algo importante—me dice mirando a el frente y yo asentí, pero solo le puse atención a ella.

Es preciosa, como ninguna otra chica.

—Bueno, voy contigo—le digo y comienzo a seguirla, fuimos por nuestra comida del día y nos sentamos a comer. Si podría acostumbrarme, pero algunas actitudes de ella me inquietaban.

—¿Porque estas enojada?—le pregunto al notar que me ignora... más de lo normal.

—¿Como sabes que lo estoy?—me pregunta elevando sus cejas.

—Te observó, ahora mismo estás respirando demasiado fuerte... frunces el ceño viendo tu comida y... —le digo pero me interrumpe.

—Basta por favor... si estoy enojada y es por tu culpa.—frunzo el ceño.

Se levanta rápidamente y reacciono agarrando su brazo, ella se suelta bruscamente y todo fue en cámara lenta, le tiro la comida a un chico salpicando toda su ropa.

—Lo siento...—murmura, todos estaban en silencio esperando algo. Fue entonces cuando uno de los chicos más desagradables de la escuela comenzó a reírse de el chico, el cual le tiró con el espagueti sobrante.

Este fallo, dándole a otra persona que no tenía nada que ver. Y así comenzó una guerra de comida.

—Vámonos—le digo, al ver como ella intentaba que no le cayera comida en su cara o ropa. Me sorprendió al ver que accedió.

Comenzamos a caminar lo más rápido posible a la salida pero al abrir la puerta la directora ya nos estaba fulminando con la mirada.

—Algo me dice que ustedes son los responsables...

—Fue mi culpa... el no tiene nada que ver—dice ella rapidamente, awww intenta salvarme...

—No directora, fuimos los dos—digo para que ella no piense que soy un cobarde y vea que no me da miedo.

Ella nos mira a ambos y decidió creerme, así que agarro nuestras manos algo enojada y nos comenzó a llevar a un lado.

—Supongo señorita Collins que ya sabe lo que pasará. Así que hágame el favor de explicarle a su noviecito lo que sucede.

Piensa que somos novios, es obviamente porque hacemos una muy linda pareja. Es decir ella es preciosa hace linda pareja con todos más conmigo. Sonrió sonrojado por el simple pensamientos de ser algo más que amigos.

—¡No es mi novio!—grita pero aun así sigo sonriendo.

Al ver la cabaña supe que dormiríamos ahí, si. Pasaría más tiempo con ella, juntos, podría hacer que ella sienta algo por mi.

—¿Que sucedió?—pregunto una vez que estamos adentro.

—Estamos en castigo, no podremos hacer algunas de las actividades más divertidas.

—Por lo menos estaremos juntos...—le digo tiernamente, dios pasaría demasiado tiempo con ella. Un sueño hecho realidad.

—Habrán límites Sartorius, tú de tu lado...—diablos, ¡Me está tocando!, juro que podría morir en este momento de felicidad. Hasta podría orinarme. Okay eso no...

—Y yo en el mío...—dice finalmente, dejo de lado su suave tacto en mi pecho y la miro. Tengo que preguntarle.

—¿Porque eres tan mala conmigo?—me atrevo a preguntarle con un poco de nerviosismo.

—¿Y tú porque eres tan mentiroso conmigo?—pregunta, me quedo confundido hasta que creo saber de lo que habla.

—Bien... se de que hablas, no te dije nada por miedo a que te pusieras celosa, te enojaras conmigo y perder lo que ya tenía ganado contigo... —murmuro sincero, ella es como un lobo solitario. Yo era el único que le hablaba y ella a veces dejaba que me acercara un poco a ella, para mi era un logro que no quería perder.

—¡Ja!... ¿Yo? ¿Celosa por alguien como tú?—eleva una ceja divertida, sin darse cuenta que se ve malditamente perfecta.—Ni en tus sueños, nadie estaría así por alguien como tú.

La miro y mi labio comienza a temblar, desearía no haber escuchado eso. ¿Tan poco soy?, ¿No valgo nada?. Desearía haber dejado que ella sola fuera castigada, pero mis estupidos sentimientos lo impidieron.

—Tal vez no sea el más guapo... el más inteligente, ni mucho menos de tu agrado... pero no tienes que decírmelo de esa manera...—digo triste, se sintió como esa vez que caí de la bicicleta rompiendo mi brazo. Mamá estaba ahí, ella me tranquilizo... pero ahora no está.

Sollozo y mis ojos se llenan de lagrimas.

Unos chicos entraron y dejaron nuestro equipaje, yo solo limpié una lagrima traicionera y cuando se fueron los chicos deje que salieran.

—Jacob...—dijo ¿arrepentida?... la verdad no sabía, el único tono de voz que conozco de ella es enojada, triste o fría.

—No quiero hablar... por favor entiéndeme tu a mi—murmuro con el corazón un poco roto, en verdad me afectaban los comentarios que vinieran de parte de ella.

.
Era de noche y yo aún no hablaba con ella, no quería hacerlo. Aunque muy en el fondo rogaba porque me pidiera perdón. Solo perdía tiempo para conquistarla, pero enserio quería que ella se disculpara por lo que dijo aunque no fuera la gran cosa.

Dejo mis pensamientos cuando escucho unos pasos aproximándose, espero que no sea un fantasma.

—Jacob... ¿Puedo dormir contigo?—pregunta y me sorprendo, es decir... su tono de voz fue tan tierno e inocente.

Diablos, amo a esta mujer.

Adiós dignidad.

—Bien...—digo mordiendo mi labio.

—Gracias...—dice y se recuesta a mi lado.—, también... quería decir lo siento, de verdad lo siento... fui muy grosera.

Hola de nuevo, dignidad.

—Tranquila, soy muy sensible en realidad no fue la gran cosa—le digo con una risita, un trueno cayó haciendo que ella se estremezca—, ¿Te dan miedo, cierto?—asintió.

Me acerqué un poco más, haré lo que mi madre hacía cuando tenía una pesadilla. La abrazo fuertemente sintiendo un zoológico en mi interior, comencé a acariciar su cabello.

¡Huele a fresas!

In my blood. /J.S/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora