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—Bueno... podría verse peor—suspiro mirándome al espejo.

Agarro mis cosas y me voy a la escuela, aun sigo pensando en lo de anoche. En como mi madre fue capas de dejarme sola en ese momento... en como lo prefirió a él antes que a mi, mi seguridad y la de ella.

Llegue a la escuela y recibía algunas miradas, todas por el golpe. Por fin llegue a mi casillero, lo abro y me encuentro con un pequeño oso de peluche y una rosa, eran lindos. Pero de seguro sólo era una broma, nadie me regala nada nunca y eso no tiene porque cambiar. Agarre los regalos y los tire al basurero, mire a todos lados y encontré a Jacob mirándome triste, ohhh... mierda.

Me siento mal, los saque y los guarde de nuevo. Agarre mi mochila y me fui a clases para despejarme de todo.

Pongo mis brazos en el escritorio y me recuesto en ellos comenzando a llorar silenciosamente. A veces quisiera no saber nada del mundo, perderme, ser feliz... pero vamos...

La mierda como yo, jamás será feliz.

—Oh...¿Porque lloras?—pregunta Jacob llegando a mi lado acariciando mi espalda que estaba cubierta por su suéter.

—Nada... no me hagas caso...—digo tratando de darle la espalda pero me lo impide.

—Creo que las chicas lindas no deberían llorar, aunque se vean mas lindas—ríe un poco y yo sollozo.

Solo trataba de hacerme sentir mejor, no es que yo fuera linda.

—Oye... ¿Que tienes en tu labio? Auch, debe doler y no está bien curado... vayamos a la enferme...

—¡No!—digo rápidamente, si la escuela sabía que tenían este golpe querrían meter a algún consejero escolar y así hasta alejarme de mamá.

—Bueno... mira faltan unos minutos, tengo tiempo—dice y va por un botiquín, regresa y comienza a sacar lo necesario.

—Por cierto... tu suéter—comienzo a quitármelo pero niega.

—No... anda quédatelo, creo que te gusto—ríe y yo solo lo miro asintiendo.

El chico es raro.

Agarro el alcohol y lo paso delicadamente por mi labio. Su mirada estaba fijamente en ellos, me ponía nerviosa. Después pasó a uno de los rasguños, su mirada cambió a mis ojos.

—Deja de mirarme así...—susurro y él me ignora. Estaba ido.

—Listo, no les pongas maquillaje porque no las dejas cerrar—me dice y yo asentí.

—Gracias...—le digo sincera, él sonríe y deja el botiquín en su lugar, regresa y de la nada me abraza.

—Siempre se necesita de un abrazo...

No dije nada y lo acepté, no tenia a nadie para reconfortarme, tendría que aceptar el abrazo de Jacob para sentir un poco... de amor.

.

.

—Anda, te invito un helado después de clases—sonríe siguiéndome.

—Mis padres no me dejan.

—No les diremos, es más les pido permiso.

Si les importara.

—A todos nos hace feliz un helado, por favor...—me mira, sus ojos brillaban intensamente. Diablos, no podía decirle que no.

Además no quería estar en casa.

—Bien, solo me queda una clase. Nos vemos en la puerta principal—trato de darle una sonrisa pero salió como si estuviera estreñida. Suspiro y me voy a mi ultima clase sin esperar respuesta.

Esta pasó algo lenta, en realidad estaba algo ansiosa por saber que pasaría, ansiosa por olvidar un momento todo lo que me hace sentir mal.

Cuando por fin termino salí de ahí con mis libros en mano, tal vez era algo temprano. Me senté en las escaleras esperándolo, era raro que no llegara.

Se le veía emocionado como para dejarme aquí... supongo que puedo esperar unos minutos.

MINUTOS QUE SE HICIERON DOS HORAS.

Limpie unas gotas de sudor que bajaban por mi frente, me puse de pie caminando a casa resignada. Me dejo plantada.

Llegue a casa y al entrar estaba mamá dormida en el sofá, suspiro y me acerco a ella besando su frente. ¿Como no perdonarla?

Es mi mamá después de todo, se que lo escogió a él porque necesita ayuda... pero si no, me hubiera escogido a mi.

O eso quisiera creer.

Porque nadie quiere a esta mierda.

Voy a la cocina y veo dinero en la mesada, ahora tendré que ir a hacer las compras. Estaba algo triste, aunque bueno siempre lo estoy.

In my blood. /J.S/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora