— Hannah, tú eres la única que puede ayudarme a descansar en paz —me miró el chico de ojos color miel y cabello castaño, acariciando mi mejilla.
— ¿Y qué se supone que debo hacer? No he tenido experiencias paranormales, no soy una profesional en el asunto, nada... sólo soy una chica que se acaba de mudar con su madre y su hermano a este pueblo —comencé a caminar desesperadamente de un lado a otro
— Oh Hannah, te necesito.... —al escuchar esas palabras me paré en seco, una sonrisa irónica se formó en mi rostro y me volví hacia el muchacho
— O sea, así de fácil, sólo "oh Hannah, te necesito", ya te dije que no sé nada sobre cómo hacerlo. Esto no es Riverdale, no soy Betty Cooper y mucho menos tengo a un Jughead Jones que me ayude a resolver el crimen, esto es la vida real, no es tan fácil como parece... —me arrodillé para leer el nombre escrito en la lápida, ¿cómo se supone que lo voy a ayudar si soy la persona más torpe que existe?
Desperté de golpe, mi respiración estaba agitada y mi rostro sudaba. Miré a mi alrededor en busca de alguna señal o algo que me hiciera que creer que en verdad había vivido ese momento... Pero estaba en mi habitación.
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HANNAH
Short StorySabía de personas que escribían cartas a los muertos y personas que pueden verlos, no estoy a favor ni mucho menos en contra de ellos. Nunca les tomé mucha importancia, pues siempre creído que todos los seres humanos buscan una manera de ser felices...