-¡Déjenla tarados!- Reconocí la voz chillona de Caitlin acercarse a mí. Yo continuaba acurrucada mientras oía a todos burlándose de mí. Me ayudó a incorporarme y a salir del lugar.
-¡Ey! Estas acabando con la diversión.-escuché que alguien comentó, y mi amiga maldijo. Y eso era algo que jamás hacía.
-Tenemos que salir de aquí.-dijo y salimos a la calle por el portón trasero que siempre estaba abierto. Seguramente nos meteríamos en problemas pero cualquier cosa era mejor que soportar otra vez algo parecido a lo que acababa de suceder.
Corrimos un par de calles alejándonos lo suficiente de nuestro colegio y cuando llegamos a una parada para taxis no podía respirar, estaba temblando y lloraba sin control alguno. Caitlin me abrazaba y besaba mi cabeza pero no lograba calmarme. Luego de unos minutos un coche frenó frente a nosotros. El conductor nos miró raro.
-Le juro que le pagaré el doble pero sáquenos de aquí.-dijo muy segura y algo triste. Vi al hombre moreno y con un espeso bigote asentir sin decir una palabra.
Fuimos a su casa ya que allí podríamos estar solas. Mi segunda madre, así era como yo llamaba a la madre de Caitlin, no estaría en casa a causa de su trabajo y su papá, el único hombre que había figurado ser una especie de figura paterna en mi adolescencia, salía seguido del país por negocios.
-¿Sabes que esto nos traerá problemas no?- pregunté una vez que había dejado de llorar. Vi a Cait acercarse a mí con un vaso de agua en su mano.
-¿Crees que me interesa?-dijo y rascó su cabeza.
- No.-susurré mientras le daba un sorbo al agua.
-Así es…esos idiotas.-murmuró.
-Tengo que irme de esa escuela. Tengo que irme de aquí.-deposité el vaso en la mesa de noche.
-¡¿Qué dices?!-preguntó como si entendiera que se trataba de esas frases hechas en la cuales siempre pensaba pero jamás me atrevía a decir. Pensó que era una broma.
-Sí. Lo digo en serio. Tengo que alejarme de todo.-me levanté de su cama donde estaba sentada y caminé en círculos mientras ella me miraba.
-¿Vas a dejarme?-preguntó acongojada. Y yo suspiré.
-Eres lo único que me haría quedarme, pero tú viste lo que sucedió. Todo se vuelve peor cada día.-estaba pensando en cómo salirme de esto. Lo tenía decidido. ¿Pero donde? ¿Cómo?
-Todo es SU culpa.-supe a quien se refería.-Cada vez que el regresa todo se vuelve peor.-Tenía razón, en parte, pero Louis no tenía la culpa de que la gente fuera tan idiota y mala conmigo, está vez todo se había salido de control.
-¿Puedes dejar de culparlo por todo? Él ni siquiera sabe de mi existencia.-Esto era otra cosa estúpida. La única culpable era yo…como siempre.-Tengo que irme…no lo sé. Cambiarme de colegio, mudarme a la luna. No quiero estar más aquí…lo odio. Odio todo.
-¿Me odias? ¿Odias a tu familia?-parecía dolida y decepcionada.
-No, te amo Cait.-dije y me encorvé para darle un beso en la mejilla.-Pero en mi casa todo es un asco también.
-Siento decirte que debes seguir. Sino enfrentas las cosas todo se pondrá peor. Además no tienes a donde ir…
Y ella tenía razón. No tenía a nadie a quien recurrir. ¿O si? ¿Quién se haría cargo de mí? Y alguien vino a mi mente. Era loco si quiera sopesarlo pero no me quedaban más opciones, mi familia, más allá de él y mi madre no era grande. Mi padre…tal vez, sí, él era la respuesta a todo. Si me aceptaba en su vida todo mejoraría, me iría de mi casa y me cambiaría de escuela.
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Obsesion (Louis Tomlinson)
Fiksi PenggemarSu imagen inundaba mi mente de una forma que no podía explicar. Era en lo único que pensaba, todo el tiempo...no podía dejar de fantasear con él. En cómo sería tocarlo, besarlo. En cómo sería sentir su aroma, sus brazos en mi cuerpo. Pero eso era im...