Capitulo 3

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-¡Déjenla tarados!- Reconocí la voz chillona de Caitlin acercarse a mí. Yo continuaba acurrucada mientras oía a todos burlándose de mí. Me ayudó a incorporarme y a salir del lugar.

-¡Ey! Estas acabando con la diversión.-escuché que alguien comentó, y mi amiga maldijo. Y eso era algo que jamás hacía.

-Tenemos que salir de aquí.-dijo y salimos a la calle por el portón trasero que siempre estaba abierto. Seguramente nos meteríamos en problemas pero cualquier cosa era mejor que soportar otra vez algo parecido a lo que acababa de suceder.

Corrimos un par de calles alejándonos lo suficiente de nuestro colegio y cuando llegamos a una parada para taxis no podía respirar, estaba temblando y lloraba sin control alguno. Caitlin me abrazaba y besaba mi cabeza pero no lograba calmarme. Luego de unos minutos un coche frenó frente a nosotros. El conductor nos miró raro.

-Le juro que le pagaré el doble pero sáquenos de aquí.-dijo muy segura y algo triste. Vi al hombre moreno y con un espeso bigote asentir sin decir una palabra.

Fuimos a su casa ya que allí podríamos estar solas. Mi segunda madre, así era como yo llamaba a la madre de Caitlin, no estaría en casa a causa de su trabajo y su papá, el único hombre que había figurado ser una especie de figura paterna en mi adolescencia, salía seguido del país por negocios.

-¿Sabes que esto nos traerá problemas no?- pregunté una vez que había dejado de llorar. Vi a Cait acercarse a mí con un vaso de agua en su mano.

-¿Crees que me interesa?-dijo y rascó su cabeza.

- No.-susurré mientras le daba un sorbo al agua.

-Así es…esos idiotas.-murmuró.

-Tengo que irme de esa escuela. Tengo que irme de aquí.-deposité el vaso en la mesa de noche.

-¡¿Qué dices?!-preguntó como si entendiera que se trataba de esas frases hechas en la cuales siempre pensaba pero jamás me atrevía a decir. Pensó que era una broma.

-Sí. Lo digo en serio. Tengo que alejarme de todo.-me levanté de su cama donde estaba sentada y caminé en círculos mientras ella me miraba.

-¿Vas a dejarme?-preguntó acongojada. Y yo suspiré.

-Eres lo único que me haría quedarme, pero tú viste lo que sucedió. Todo se vuelve peor cada día.-estaba pensando en cómo salirme de esto. Lo tenía decidido. ¿Pero donde? ¿Cómo?

-Todo es SU culpa.-supe a quien se refería.-Cada vez que el regresa todo se vuelve peor.-Tenía razón, en parte, pero Louis no tenía la culpa de que la gente fuera tan idiota y mala conmigo, está vez todo se había salido de control.

-¿Puedes dejar de culparlo por todo? Él ni siquiera sabe de mi existencia.-Esto era otra cosa estúpida. La única culpable era yo…como siempre.-Tengo que irme…no lo sé. Cambiarme de colegio, mudarme a la luna. No quiero estar más aquí…lo odio. Odio todo.

-¿Me odias? ¿Odias a tu familia?-parecía dolida y decepcionada.

-No, te amo Cait.-dije y me encorvé para darle un beso en la mejilla.-Pero en mi casa todo es un asco también.

-Siento decirte que debes seguir. Sino enfrentas las cosas todo se pondrá peor. Además no tienes a donde ir…

Y ella tenía razón. No tenía a nadie a quien recurrir. ¿O si? ¿Quién se haría cargo de mí? Y alguien vino a mi mente. Era loco si quiera sopesarlo pero no me quedaban más opciones, mi familia, más allá de él y mi madre no era grande. Mi padre…tal vez, sí, él era la respuesta a todo. Si me aceptaba en su vida todo mejoraría, me iría de mi casa y me cambiaría de escuela.

Obsesion (Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora